Las Moradas de San Martín reivindica la garnacha tinta centenaria como emblema de la Sierra de Gredos
La bodega madrileña Las Moradas de San Martín apuesta por la viticultura ecológica y biodinámica para preservar un viñedo con siglos de historia. Sus vinos, elaborados con garnachas tintas centenarias, reflejan la identidad del terruño de la D.O. Vinos de Madrid.
Las Moradas de San Martín ha presentado su dossier 2025 bajo el lema Máximo respeto por nuestro viñedo, donde reivindica el valor patrimonial y enológico de la garnacha tinta centenaria cultivada en la vertiente madrileña de la Sierra de Gredos. La bodega, fundada en 1999, trabaja principalmente con viñedos del Pago de los Castillejos, un enclave documentado desde el siglo XIII y considerado de gran tradición vitivinícola.
Con una filosofía centrada en la sostenibilidad, la bodega desarrolla una viticultura respetuosa con el entorno, aplicando únicamente prácticas naturales, vendimia manual y procesos ecológicos. Desde 2017 cuenta con certificación ecológica (CAEM) y realiza además prácticas biodinámicas. Esta labor se lleva a cabo en un espacio de alto valor ambiental, ya que los viñedos se encuentran dentro de la ZEPA 56 (Zona de Especial Protección de Aves), lo que refuerza el compromiso de la bodega con la conservación del paisaje y la biodiversidad.

Las instalaciones, de carácter sencillo y funcional, están preparadas para elaborar hasta 80.000 botellas por añada, aunque la producción actual es más reducida. La vinificación se realiza en pequeños depósitos de acero inoxidable que permiten trabajar cada parcela por separado y preservar las levaduras propias de la uva, sin añadir aditivos. La crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés y húngaro de diferentes capacidades y en grandes foudres de 1.450 litros, renovándose un 20 % de la madera cada año.
Además de la garnacha tinta, Las Moradas de San Martín ha iniciado la recuperación del albillo real, una variedad blanca autóctona y casi desaparecida, que tradicionalmente se cultivaba en la zona.
El entorno de la Sierra de Gredos, con suelos graníticos pobres y clima mediterráneo continental, confiere a las garnachas de San Martín un carácter singular: racimos pequeños, de maduración lenta, que dan lugar a vinos de guarda de notable personalidad, con capacidad de evolución en botella. Esta identidad, unida al bajo rendimiento por hectárea, ofrece vinos estructurados, elegantes y longevos.

La bodega también destaca por su conexión con la cultura y la literatura. Su nombre, Las Moradas, alude a la obra homónima de Santa Teresa de Jesús, escrita en la zona. Sus etiquetas incluyen textos de escritores contemporáneos como Ángeles Caso, Lorenzo Silva o Espido Freire, subrayando así la unión entre vino, historia y literatura.
El equipo de Las Moradas se define como apasionado de la uva y del paisaje que la rodea. Su objetivo, señalan, es elaborar “vinos con alma”: creaciones artesanales y minimalistas que sitúan a la garnacha tinta en el centro de la experiencia sensorial, convirtiéndola en la seña de identidad de la bodega y en símbolo del llamado “nuevo Gredos”.