Blancpain y Lamborghini fusionan tecnología y arte relojero

Blancpain y Lamborghini fusionan tecnología y arte relojero

En el universo relojero, la asociación con el mundo del automóvil es un gesto habitual en el que han incidido varias marcas a lo largo de la historia, y más concretamente en los últimos años. Pero tiene sus matices, pues no todas ellas han optado por seguir por caminos convencionales. Por lo menos no lo […]

En el universo relojero, la asociación con el mundo del automóvil es un gesto habitual en el que han incidido varias marcas a lo largo de la historia, y más concretamente en los últimos años. Pero tiene sus matices, pues no todas ellas han optado por seguir por caminos convencionales. Por lo menos no lo ha hecho Blancpain, cuya asociación con la firma Lamborghini y en concreto con el Lamborghini Super Trofeo se remonta al año 2009 como patrocinador principal de la competición, pero también se transmite en una de sus colecciones, L-evolution, convertida en su colección más ‘tecnológica’ y provocadora. Una colección que explica estos fuertes lazos entre Blancpain y el deporte automovilístico, porque no hay que olvidar que desde que la firma relojera se asoció con Lamborghini se ha convertido en la referencia relojera en las carreras de GT y ha estado presente en los campeonatos de más renombre. Cronometrador oficial del campeonato, una de sus paradas más importantes es este fin de semana en el Circuito Ricardo Tormo de Valencia, donde se pone punto final a la temporada. Pero volviendo a la colección, L-evolution refleja las facetas más vanguardistas de Blancpain. Con unos calibres innovadores en los que tecnología y arte relojero son una misma cosa, sobresale por sus planteamientos mecánicos con movimientos singulares, como el dotado de tres barriletes montados en serie. Otro de los detalles de L-evolution está en la construcción modular de su caja de 43,5 mm y en el empleo de materiales de nuevo cuño que hacen todavía más espectacular cada nueva pieza. Una de ellas es el Cronógrafo flyback ratrapante con gran fechador y caja de titanio satinado a la que se le añade un bisel y una esfera de fibra de carbono; un verdadero ‘GT’ relojero que muestra su gran valor en el interior, con su calibre 69F9 de 409 componentes para dar vida a un cronógrafo de rueda de pilares y gran centana para la fecha. Limitada su producción a 600 unidades, el remate final de su deportividad y prestaciones automovilísticas está en la elección de la piel Alcantará para fabricar la correa. Ricardo Balbontín
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