Luke Edward Hall, la última promesa del diseño británico

Luke Edward Hall, la última promesa del diseño británico

Es uno de los interioristas británicos del momento, “un niño prodigio”, como le llegó a calificar una publicación. Sin duda, Luke Edward Hall es, con 33 años, un diseñador de los que no se estilan. En un contexto en el que predominan las ‘líneas rectas’, los ‘espacios diáfanos’ o el ‘enfoque minimalista’, el trabajo de […]

Es uno de los interioristas británicos del momento, “un niño prodigio”, como le llegó a calificar una publicación. Sin duda, Luke Edward Hall es, con 33 años, un diseñador de los que no se estilan. En un contexto en el que predominan las ‘líneas rectas’, los ‘espacios diáfanos’ o el ‘enfoque minimalista’, el trabajo de Hall, inspirado en la antigua Roma, en la Grecia clásica, en la Venecia romántica, le ha convertido en un esteta audaz y sofisticado al que, según sus propias palabras, le gusta “experimentar, mezclar moda, diseño y arte, pasado y presente; con creatividad –añade– las fronteras pueden ser superadas, borradas, reinterpretadas”.

Hall estudió diseño de moda en Saint Martin, en Londres, y trabajó luego en un estudio de diseño de interiores hasta que decidió, en 2015, abrir el suyo propio, desde el que ha lanzado la marca de prendas de punto Chateau Orlando y firmado diversos proyectos para restaurantes y residencias. Su estética culta y disruptiva ha conquistado a firmas del lujo, como Richard Ginori, Burberry, Diptyque y, recientemente, la empresa textil veneciana Rubelli, para la que ha creado la colección de telas Return to Arcadia.

[caption id='attachment_6778' align='alignnone' width='1024']Silla tapizada con la tela de algodón estampada Quatrefoli, diseñada por Hall para la compañía italiana Rubelli. Silla tapizada con la tela de algodón estampada Quatrefoli, diseñada por Hall para la compañía italiana Rubelli. [/caption]

Reconoce que hay en su inspiración cierta nostalgia por la antigüedad, pero, sobre todo, “un deseo de conocer e interiorizar” que le lleva a recopilar de todo, desde porcelana china, hasta retratos del siglo XVII o baratijas fascinantes. Retado a aventurar una definición de belleza, afirma “es algo muy personal; es lo que logra emocionar”. ¿Y la elegancia? “Sentirse cómodo, tener el coraje de ser tú mismo”.

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