El color gris, protagonista del invierno
“El gris es por excelencia el color del otoño-invierno en la ciudad. Algo menos formal que el azul, tiene, sin embargo, sus ventajas”. El que habla es Andrea Badino, responsable de la producción a medida de Jack Emerson, la firma con sede en Turín que, desde sus comienzos, en 1956, se ha convertido en la […]
“El gris es por excelencia el color del otoño-invierno en la ciudad. Algo menos formal que el azul, tiene, sin embargo, sus ventajas”. El que habla es Andrea Badino, responsable de la producción a medida de Jack Emerson, la firma con sede en Turín que, desde sus comienzos, en 1956, se ha convertido en la referencia del estilo british. Además, con una oferta global, 360 grados: desde los tejidos hasta los zapatos, las corbatas y los kilts (la falta típica escocesa).
“Antes que nada, el gris es la perfecta mimesis cromática de las condiciones atmosféricas más frecuentes en esta estación –explica Badino–. En segundo lugar, lo clásico vuelve: en estos años ha habido una epidemia de azul con múltiples variaciones, así que es muy probable que pronto podamos asistir al gran retorno del gris”. Y, finalmente, por su esencia neutra, el gris es un color que ofrece la posibilidad de jugar con las combinaciones y los accesorios, dándole un toque diferente según la circunstancia. “Por no hablar, además, de la enorme gama de matices y de tejidos que se pueden proponer. Desde los tonos más claros, adaptados a las primeras horas del día, hasta los más oscuros, para después del atardecer”.
Cada matiz puede, por tanto, tener su lugar según el momento del día. Por la mañana, para acudir a la oficina o asistir a un desayuno de negocios o incluso un paseo por el centro, se puede elegir un gris muy claro, avivado, quizás, por alguna fantasía. “Por ejemplo –explica el directivo de Jack Emerson–, se puede optar por un traje de chaqueta cruzada en franela cardada de cuadros, con seis botones (como el de la ilustración en la esquina inferior de esta página), combinado con un zapato marrón oscuro de ante con hebilla”.
Por la tarde, los colores, los del día y también los de nuestro atuendo, oscurecen, y las fantasías, si las hay, se vuelven más refinadas. Para estas ocasiones, Andrea Badino nos propone “un ojo de perdiz, de nuevo en franela. A la vista, se trata de un traje sencillo, de chaqueta simple con tres botones y solapas de punta, pero que, sin embargo, es muy rico en detalles para quien sepa mirar”.
¿Para qué tipo de situaciones? “Ideal para un aperitivo after work, se combina muy bien con un zapato marrón de cordones y de cola de golondrina”. Llegamos a la noche, cuando cierta formalidad es a menudo necesaria, pero también podemos encontrar la respuesta adecuada en nuestro color, dada su versatilidad. “El transformismo del gris nos puede ayudar también en este caso”, confirma Andrea Badino, quien incluso asegura, para reafirmar la elegancia de este tono correctamente elegido, que “en invierno, hasta el novio puede ir de este color”.