Bacardí hizo famosa a Cuba

Bacardí hizo famosa a Cuba

El elemento más singular en una botella de ron Bacardí es la peculiar efigie en la cúspide de la etiqueta: un agresivo murciélago negro rodeado por un círculo rojo. Una imagen radical para una marca popular que refleja los humildes orígenes cubanos de la compañía. Santiago de Cuba era una pequeña ciudad llena de vendedores, […]

El elemento más singular en una botella de ron Bacardí es la peculiar efigie en la cúspide de la etiqueta: un agresivo murciélago negro rodeado por un círculo rojo. Una imagen radical para una marca popular que refleja los humildes orígenes cubanos de la compañía. Santiago de Cuba era una pequeña ciudad llena de vendedores, esclavos y comerciantes, y el ron casero de Don Facundo se vendía en barriles reciclados de aceite de oliva que venían con la imagen de un murciélago en su sello de lacre. A medida que el ron Bacardí ganaba popularidad, algunos clientes se referían a él como “el ron del murciélago”. La asociación de imagen funcionó. Juan Parra

El ron de Don Facundo

Facundo Bacardí Massó (Sitges, Barcelona, 1814) emigró a Cuba a los 15 años siguiendo los pasos de sus hermanos. Tras obsesionarse con el proceso de destilación del ron, en 1852 comenzó a experimentar para obtener un licor más ligero y seco que sus contemporáneos y adquirió una antigua destilería en Santiago. El 4 de febrero de 1862 fundó la empresa Bacardí, pionera del ron cubano. Sus hijos se involucraron en el negocio familiar hasta hacer del ron Bacardí la bebida favorita de la isla a la vez que se implicaron activamente en el proceso revolucionario que terminó por convertir a Cuba en nación. Gentleman Emilio Bacardí, hijo de don Facundo, pasó gran parte de su vida conspirando contra la dominación española y terminó siendo el primer alcalde de Santiago de Cuba. Patriotas cubanos hasta la médula (su hijo Facundito Bacardí participó militarmente en la Guerra de Independencia de Cuba), las primeras generaciones de Bacardí consolidaron y expandieron la empresa en los años difíciles de la guerra y la ulterior dominación americana, hasta asociar su ron al popular dicho, que entonces derivaba de un cartel publicitario: “Ron Bacardí, el que a Cuba ha hecho famosa”. No en vano, los años de la prohibición en Estados Unidos fueron una de las oportunidades de oro para el ron cubano, con La Habana convertida en Las Vegas del Caribe, un paraíso de alcohol y desenfreno para los turistas americanos.

El exilio

En sus operaciones expansivas, los Bacardí terminaron por comprar destilerías fuera de Cuba y comenzaron a asentar parte del negocio en Puerto Rico. En la década de los ‘50, bajo la dictadura de Batista, los Bacardí simpatizaban con los esfuerzos por derrocar a su gobierno. Al triunfar la revolución castrista, Pepín Bosch, presidente de Bacardí, le dio a Fidel el beneficio de la duda. Pero Castro se proponía implementar cambios económicos y políticos radicales en la isla y en 1960 terminó por expropiar el negocio de ron de la familia y todas sus propiedades. Por muy patriotas que fuesen, los Bacardí eran capitalistas. Un duro golpe que supondría el abandono de Cuba de toda la familia y la reorganización del negocio a través de sus operaciones en Puerto Rico y México. En el exilio, los Bacardí asumieron un destacado liderazgo en la oposición anticastrista. Ya como ron “fabricado en Puerto Rico”, Bacardí ha continuado como saga familiar fuera de Cuba, expandiendo su negocio hacia nuevos productos, como Martini & Rossi, el vodka Grey Goose, el whisky Dewar’s o la ginebra Bombay Sapphire, permaneciendo como una empresa familiar que no olvida sus raíces cubanas y mira a La Habana con nostalgia y esperanza.
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