Aaron Zapico, a ritmo de música barroca

Aaron Zapico, a ritmo de música barroca

Uno de los grandes eruditos en música antigua de nuestro país, Aaron Zapico entró en el universo musical por el afán de sus padres de que sus hijos tuvieran la mejor formación posible para salir una Asturias inmersa entonces en plena crisis de la minería. “Nos apuntaron en el conservatorio porque era lo que nos […]

Uno de los grandes eruditos en música antigua de nuestro país, Aaron Zapico entró en el universo musical por el afán de sus padres de que sus hijos tuvieran la mejor formación posible para salir una Asturias inmersa entonces en plena crisis de la minería. “Nos apuntaron en el conservatorio porque era lo que nos pillaba más a mano”, comenta. Aunque luego se dedicara en cuerpo y alma a la música, igual que la gran mayoría de los músicos, empezó obligado. “En mi caso fue en la selectividad, cuando ya tuve que elegir si seguir por ahí o irme de viaje sabático con mi novia que también estaba en la música. Y elegí seguir en este mundo y a la que hoy es mi mujer”.

Tan en vena tenía ya la música que, con tan solo 20 años, montó junto a sus hermanos el conjunto Forma Antiqva, considerado como uno de los más influyentes en música antigua. “Nació de forma natural, no teníamos nada planeado y nos centramos en el barroco porque para nosotros es como el rock, pero de hace 300 años: tiene un mensaje revolucionario, una carga social, nos permite ser modernos, pero en lugar de tocar a Led Zeppelin lo hacemos con Barbara Strozzi, ¡que mola mucho más!” Precisamente junto a Forma Antiqva, Zapico acaba de presentar la ópera barroca Los elementos, en la que se reivindica la figura de la mujer: “A diferencia de otras obras de esa época donde el protagonista siempre es el hombre, en esta los cuatro elementos son femeninos y luchan contra el Sol, que todo lo quema”.

Este trabajo también es un claro ejemplo de que Zapico se ha convertido es uno de los encargados de recuperar el patrimonio musical español: si con Los elementos reivindica la obra del español Antonio Literes (1673-1747), con su disco Sancta Ovetensis, publicado el año pasado, saca a la luz el tesoro musical de los archivos de la Catedral de Oviedo y presenta joyas desconocidas del siglo XVIII. “Tardé seis años en que me dieran los permisos para poder acceder a esos archivos. Comprendo que la iglesia sea muy celosa de sus cosas, pero en otros ámbitos culturales, como la pintura, ya se ha entendido que ese legado forma parte del patrimonio y sería ideal que esos archivos estuvieran más transitados y dar a conocer a los grandes artistas de esa época”.

“En cuestión de música, en España no nos hemos sacudido el complejo de ser españoles, siempre nos estamos comparando con el resto. Para nosotros es inconcebible ir a un concierto y que no toquen la 5ª Sinfonía de Beethoven; además es muy cómodo escuchar lo que ya te sabes. Pero ocurre porque no conocemos lo que tenemos y aquí hay mucho talento. Por eso, yo y otros muchos gerentes, directores de orquesta, etc. estamos apostando firmemente por defender lo nuestro”, comenta Aaron.

A pesar de ese esfuerzo, “de intentar darle el relumbrón a piezas desconocidas”, Zapico es consciente de que el público de música clásica está envejeciendo. “Cada ciudad, cada auditorio tiene su casuística, pero la realidad es que hace falta una renovación del público y eso hay que saber gestionarlo”, explica. Y añade: “Contamos con una gran ventaja y es que a la gente le encanta la música clásica, lo que pasa es que no lo sabe, piensa que es aburrida, pero cuando escuchan un aria en un talent show de la tele es difícil que no se emocionen”.

Al preguntarle por cuál es su meta, Aaron lo tiene claro: “Me gustaría que mi actividad tuviera cada vez más un impacto social, que mi trabajo se reflejara, por ejemplo, en descubrir el talento español, que hay mucho. No tiene sentido dar medallas póstumas o al final de la carrera”.

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