Carles Megraner, la sonrisa de la memoria
Carles Magraner, violagambista y director del excelente grupo de música antigua Capella de Ministrers, despierta de inmediato admiración y un sentimiento de gratitud por su trabajo. Nacido en Almussafes (Valencia) en 1962, acumula entre sus méritos la creación en 1987 de su emblemático conjunto musical y, desde 2012, la dirección del Festival de música antigua […]
Carles Magraner, violagambista y director del excelente grupo de música antigua Capella de Ministrers, despierta de inmediato admiración y un sentimiento de gratitud por su trabajo. Nacido en Almussafes (Valencia) en 1962, acumula entre sus méritos la creación en 1987 de su emblemático conjunto musical y, desde 2012, la dirección del Festival de música antigua de Morella (Castellón), tan brillante en sus contenidos musicales como en su faceta educativa.
Últimamente, Magraner y su ensemble están pletóricos en su proyección internacional con conciertos recientes en Francia, Italia, México y Argelia. Pero, por encima de todo, lo más asombroso de su actividad es la edición de 68 grabaciones discográficas en las que se contempla, entre otras cosas, la flor y nata de la música española antigua, con un énfasis especial en los periodos medieval y renacentista. El propio Magraner lo anticipaba en una ponencia que desarrolló hace una década en una universidad de Lyon bajo el sugerente título La música española del Renacimiento o la genuina emoción de la sonrisa.
Hay alegría y vitalidad, hay responsabilidad cultural e histórica cuando se ha enfrentado al Llibre Vermell: al Misterio de Elche; al Cancionero de Palacio; a los claroscuros cervantinos; a las relaciones musicales con Nápoles; al Collar de la paloma de Ibn Hazm de hace mil años; a las 18 monarcas medievales de la Corona de Aragón del siglo XIII al XVl; al monasterio de Sijena en Huesca fundado en 1188; a la música insuperable de Tomás Luis de Victoria; a las lamentaciones de Cristóbal de Morales; a las cantigas de Santa María; a las ensaladas de Mateo Flecha; a los viajes de Tirant lo Blanch; al canto de la Sibila, y tantos otros temas. La memoria sonríe y hasta emociona. No es para menos. Es nuestra historia musical y está contada con pulcritud, rigor y pasión por un gentleman de postín.