Casas en árboles para niños grandes
Cuando era pequeño mi sueño era tener una casa en un árbol. Claro que mi habilidad manual y la disponibilidad de materiales era, por decirlo suavemente, simple. Vamos, que lo máximo que conseguimos realizar mis amigos y yo fue una microscópica plataforma de precaria factura, cubierta con una moqueta mohosa, que duró aproximadamente una semana. […]
Cuando era pequeño mi sueño era tener una casa en un árbol. Claro que mi habilidad manual y la disponibilidad de materiales era, por decirlo suavemente, simple. Vamos, que lo máximo que conseguimos realizar mis amigos y yo fue una microscópica plataforma de precaria factura, cubierta con una moqueta mohosa, que duró aproximadamente una semana.
Este estereotipo tan americano, del que por h o por b hemos mamado todos desde que hay tele en nuestros hogares, ha sido un obscuro objeto de deseo infantil. Un lugar al que huir pero no demasiado lejos, para poder volver a casa cuando se nos pasaba la rabieta. Ahora que ya somos talluditos, ¿cómo hacerlo para nuestros hijos?
Para justificar mi capricho, nada como contar con un aliado. En este caso, además de mis hijos, contaba con un programa de televisión dedicado a las tree houses. Nada como verlo en familia y el deseo estaba ya aprobado por la alta intendencia.
Claro que me dijeron “chapuzas en casa, no”. Por suerte ya existen profesionales que se encargan de todo: Fun houses, por ejemplo, construye casas de madera en los árboles que además de estéticas resultan sólidas y seguras. Ya han sido testadas por las últimas ciclogénesis explosivas y ahí siguen como el primer día.
Sin duda el mayor reto es construir la casita sin dañar al árbol, tanto en su crecimiento como en su movimiento con el viento. Se utilizan una serie de anclajes muy testados en Estados Unidos, donde llevan años haciendo este tipo de casitas. Cada árbol tendrá su casita, todas diferentes y personalizadas. Desde el boceto hasta la ejecución se trata de un proceso artesanal, íntegramente en madera. Todo biodegradable y sostenible.
¿Qué no tienes árbol? No pasa nada. Se planta uno y se construye una especie de palafito alrededor del tronco. Sólo hay que esperar a que crezca, pero nosotros ya tendremos la casita lista desde el primer momento.
Los precios pueden oscilar entre los 2.000 euros de una pequeñita de unos tres metros cuadrados hasta los 5 dígitos si nuestro capricho incluye puentes desde otras plataformas, puertas, muros de escalada o tirolinas. Vamos, igual que en una vivienda. Atención a los padres: una tree house es un juguete. No tienen agua, luz ni ningún tipo de servicios y es desmontable, así que no es necesario pedir permisos especiales para su construcción.