Diego Gronda, el arquitecto del diseño emocional

Diego Gronda, el arquitecto del diseño emocional

Cuando llegó a españa en 2005, Diego Gronda lo hacía con un amplio bagaje –más de cien proyectos– en el diseño de espacios de restauración en el mundo, con especial incidencia en Asia. “Mi oficina estaba en Nueva York, pero yo trabajaba en Asia, así que junto a mi mujer –que es madrileña– decidimos cambiar […]

Cuando llegó a españa en 2005, Diego Gronda lo hacía con un amplio bagaje –más de cien proyectos– en el diseño de espacios de restauración en el mundo, con especial incidencia en Asia. “Mi oficina estaba en Nueva York, pero yo trabajaba en Asia, así que junto a mi mujer –que es madrileña– decidimos cambiar de escenario vital… y elegimos Madrid, aunque para un argentino como yo, mi primera opción siempre hubiera sido Barcelona. Con la perspectiva que da el tiempo, acertamos viniendo a Madrid”. Nacido en Buenos Aires, este ciudadano del mundo transmite tranquilidad y pausa en su discurso, pero una intensidad fuera de lo común cuando habla de sus trabajos, y en especial de la forma que los acomete, con “el teatro como inspiración de muchas de las cosas que hago, tiene que haber algo de espectáculo”. Uno de sus últimos proyectos hecho realidad es el Hotel Ikos Andalusia, donde se planteó un reto especial: “Construir un hotel de 420 habitaciones y varios espacios de restauración en solo 24 meses, y si no hubiera sido por el Covid… He tenido muchos clientes exigentes, pero éste quizás ha sido el que más”.

[caption id='attachment_8790' align='alignnone' width='1024']Hotel Ikos Andalusia, ubicado a orillas del Mediterráneo, entre las localidades de Marbella y Estepona (Málaga). Hotel Ikos Andalusia, ubicado a orillas del Mediterráneo, entre las localidades de Marbella y Estepona (Málaga).[/caption]

Algo que no le molesta; al contrario, una de las cosas que distinguen a Diego Gronda y al estudio que lleva su nombre –creado hace cinco años–, es la exigencia. Cada proyecto requiere su tiempo y también su escenificación, porque su éxito no es crear algo bonito: “En nuestros proyectos hay una apuesta por el lujo invisible; no se puede ver y ha de ser silencioso”. Por eso también es importante encontrar la complicidad de quien te contrata. “Hay que crear una experiencia, y es vital compartir el mismo sentido sobre cómo llevarla a cabo”. Y habla de uno de los trabajos más aclamados, el restaurante Saddle de Madrid, donde se produjo esa simbiosis deseada: “La pareja que comenzó este proyecto tenía los mismos planteamientos… menos en el nombre”.

[caption id='attachment_8791' align='alignnone' width='1024']El restaurante Saddle, en Madrid, que cuenta con 1.600 metros cuadrados en total divididos en dos plantas. El restaurante Saddle, en Madrid, que cuenta con 1.600 metros cuadrados en total divididos en dos plantas.[/caption]

Gronda es un espíritu inquieto y ávido de conocimiento –“me inspiro de información no interpretada”– que reconoce haber encontrado en España elementos “como la presentación de la comida que ‘vendo’ e incorporo en mercados como el hindú. Es fácil vender lo español, debemos aprender de los italianos”. Gronda ha descubierto que desde España puede seguir cumpliendo con sus múltiples compromisos internacionales. En el fondo, en su trabajo lo que hay por encima de todo es una transmisión de experiencias: “Yo lo único que hago es acondicionarla. Si no hay conexión emocional no se produce el éxito”.

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