Drouant, la historia del legendario restaurante que acoge los premios Goncourt
Existen establecimientos que, además de por sus propuestas gastronómicas, que deleitan sibaritas paladares, son conocidos por acontecimientos de gran relevancia. El caso que hoy traemos a estas páginas es un claro ejemplo de ello, y más que por un hecho del pasado, lo es por uno que se repite anualmente: un día del mes de […]
Existen establecimientos que, además de por sus propuestas gastronómicas, que deleitan sibaritas paladares, son conocidos por acontecimientos de gran relevancia. El caso que hoy traemos a estas páginas es un claro ejemplo de ello, y más que por un hecho del pasado, lo es por uno que se repite anualmente: un día del mes de noviembre, y cual ritual desde 1914, desde lo alto de la imponente escalera central del restaurante Drouant de París, se da a conocer el ganador de los premios de novela Goncourt. Se trata del galardón literario que, aparte de llevar el apellido de una ilustre pluma del siglo XIX, proyecta desde 1903 sumo eco y a la vez reconocimiento a su autor y obra en el país vecino. Además, y sin hacerle sombra, pero acompañándolo desde 1926, se entrega igualmente otro premio, el Renaudot, creado por críticos y periodistas mientras esperaban el fallo del Goncourt.
“Siguiendo un protocolo, los nombres de los ganadores se dan a conocer a las 12:45 horas, de entre los finalistas, que se desvelan una semana antes. Todos los medios aguardan la llegada de los premiados, quienes tras almorzar con los miembros del jurado, dan una rueda de prensa”, explica James Ney, director general de Drouant, a GENTLEMAN pocas semanas antes del evento de este año, previsto para el 3 de noviembre.
De modesto bar, que a la vez fue también estanco, en 1880, a un establecimiento gastronómico que es el centro de atención del mundo literario francés –y por ende internacional– en cada deliberación. A diferencia del Premio Planeta, el galardonado con el Goncourt no recibe un cheque de un millón de euros: será gracias a las ventas de su novela por la que le llegará una generosa cantidad. Por ejemplo, L’Anomalie, de Hervé Le Tellier, premio 2020, ha vendido ya más de 1.300.000 ejemplares, superando a El amante, de Marguerite Duras, premio en 1984, y hasta ese momento a la cabeza de ventas en la historia de estos galardones.
Drouant se ubica en el distrito 2 de París, en la plaza Gaillon, de forma trapezoidal, y que destaca por una fuente adosada a una de las fachadas. Como sede de la academia Goncourt, el primer martes de cada mes y a lo largo del año, los diez miembros del jurado se reúnen en torno a la ovalada mesa del salón que lleva el nombre del premio para conversar sobre las novelas publicadas el año en curso y candidatas al premio. Luego, continúan en torno a un suculento almuerzo.
Desde hace poco más de dos años, el Drouant pertenece a los hermanos Gardinier –poseedores de otros establecimientos emblemáticos, como Le Taillevent, también en París, y Les Crayères, en Reims–, que encargaron su renovación a Fabrizio Casiraghi y Franck Durand. Estos actualizarían la decoración, poniendo de relieve su estilo art déco y el trabajo de su gran exponente, Jacques-Émile Ruhlmann (1879-1933), el padre de la famosa e imponente escalera desde la que se anuncian los premios, así como del diseño del mobiliario.
La decoración aporta calidez, gracias a maderas con reminiscencias de otros tiempos, paredes lacadas y ricos tejidos, el techo que adoraba el poeta Jean Cocteau, porque decía que era “el cielo del mar”, y una gigantesca lámpara que aporta majestuosidad. Las mesas aguardan un festín de platos, con útiles de la mayor calidad y prestigio, como los cubiertos de Christofle y las vajillas de Bernardaud, sobre las que se posarán las delicias del joven chef Thibault Nizard (28 años), quien revisita grandes clásicos de la maison, como el paté en croûte, el Saint-Pierre o los vols au vent, así como sugiere sus propias creaciones.
Quienes deseen degustar el menú del día de los galardones tendrán hasta el mes de diciembre para hacerlo. O la experiencia Goncourt: “Se trata de un almuerzo en el salón que lleva el nombre de los premios; un menú que se sirve en la vajilla creada exclusivamente para ese lugar. Y al finalizar, a los comensales se les entrega un ejemplar del ganador del Goncourt del año”, señala Ney. Además, cuentan con otros salones: el Proust, en recuerdo a quien lograra el premio en 1919, por A la sombra de las muchachas en flor; el Renaudot y el intimista Colette, guiño a la autora que formara parte del jurado entre los años 1945 y 1954.
El escritor Pierre Assouline, uno de los actuales miembros, escribió hace una década el libro Du côté de chez Drouant, la obra más completa sobre los ganadores del Goncourt, y en el que desvelaría que, con sus elecciones, se “refleja sobre todo gustos, juicios y estados de ánimo”. El de este año será el 118 premiado. Un autor solo puede recibir una vez en su vida el Goncourt, aunque el escritor Romain Gary (1914-1980) lo obtuvo doblemente: en 1956, por una novela firmada con su nombre, y en 1975, con el seudónimo de Émile Ajar. El martiniqués René Maran fue, justo ahora cien años, el primer ganador de raza negra. Un escándalo entonces.