El amor verdadero depende del sujetador
Parece un arma de doble filo y un divertimento un tanto machista. ¿Cómo funciona el ingenio? El sujetador está conectado por bluetooth al móvil de la portadora y envía una serie de datos que el dispositivo analiza. Hay un sensor colocado en las copas que detecta el ritmo cardiaco y las cantidades de catecolamina (un […]
Parece un arma de doble filo y un divertimento un tanto machista. ¿Cómo funciona el ingenio? El sujetador está conectado por bluetooth al móvil de la portadora y envía una serie de datos que el dispositivo analiza. Hay un sensor colocado en las copas que detecta el ritmo cardiaco y las cantidades de catecolamina (un grupo de sustancias como adrenalina, noradrenalina y dopamina) que genera la chica. Si están por encima de la media, ¡hop! Se abre como las cuevas de Ali Babá sin palabra mágica alguna ¡Ay! ¿Dónde quedan esos momentos tensos en los que el chico no se apañaba para desabrocharlo y nosotras podíamos, en esos instantes eternos, calibrar la pericia del futuro amante?
Ropa interior con chip
Pues los japoneses lo han eliminado con un simple chip. Ahora pueden saber si la relación es completamente sincera y ellas pondrán sus cartas boca arriba a la mínima que sientan una atracción fatal hacia él. No quiero imaginarme a las miles de fans de Adam Levin, por ejemplo, en un concierto haciendo saltar por los aires sujetadores: copa va, copa viene… en fin, como lo que vivimos en la movida con Tequila, solo que aquellos sujetadores los arrojaban ellas por propia voluntad al escenario.
Vaya, que Ravijour (que es la marca que lo ha inventado y que todavía busca parejas para probarlo porque no está a la venta) nos lo quiere vender como una ayuda para saber si realmente estamos enamoradas. Como si fuéramos un poco lerdas y necesitáramos que nuestro sujetador de confianza nos diera el sí antes de atacar a nuestra presa. Es más, que si la presa nos gusta, pero no estamos enamoradas, nos quedaremos con las ganas de probarla para siempre porque no se desabrochará… Y que si estamos enamoradas, pero queremos guardarnos ese “as” en la manga… no podremos porque el sujetador saltará por los aires. ¡Menudo invento! Cuando el demonio no sabe qué hacer…