El curioso éxito de Birkenstock
Las chanclas de Birkenstock son un éxito internacional. Al año, se venden millones por todo el mundo. Lo curioso del éxito de esta marca teutona es que su producto se vende, y mucho, pese a que a primera vista puede gustar poco o nada. Sobre todo, porque según manda la tradición, algunos modelos de sus […]
Las chanclas de Birkenstock son un éxito internacional. Al año, se venden millones por todo el mundo. Lo curioso del éxito de esta marca teutona es que su producto se vende, y mucho, pese a que a primera vista puede gustar poco o nada. Sobre todo, porque según manda la tradición, algunos modelos de sus chanclas incluso conviene llevarlos con calcetines.
La capacidad de asumir la estética de unos calcetines con chanclas tal vez constituya una de las grandes diferencias existentes a la hora de calzarse entre Centroeuropa y las latitudes más meridionales del Viejo Continente. Aun así, hay expertos que avalan y llegan a recomendar el servirse de las chanclas con los pies cubiertos. Lo ha explicado, por ejemplo, Katherine Ormerod, editora de la versión inglesa de la revista especializada en moda Grazia. Para ella, chanclas y calcetines son algo que “puede funcionar para hombres y mujeres como parte de una imagen de leñador urbano”.
Las celebrities no pueden resistirse a Birkenstock
Ahora bien, no sólo “leñadores urbanos” han contribuido a popularizar las Birkenstock. Abundan las personalidades de impacto global que han sido fotografiadas llevando chanclas de esta marca germana. Haciendo honor a la masculinidad que derrochan muchos de sus modelos, al que fuera mítico entrenador de Los Chicago Bulls y de Los Angeles Lakers, el estadounidense Phil Jackson, se le ha visto gritar desde el banquillo a sus jugadores calzando unas Birkenstock – con calcetines incluidos.
No obstante, también hay figuras más delicadas en esto de marcar tendencias que han llevado Birkenstock dando cuenta de que esta marca aspira a conquistar más territorios que las calles que pisan los leñadores de ciudad. En este grupo se encuentra la actriz estadounidense Julianne Moore o su compatriota y diseñadora Mary Kate Olsen – una de las célebres gemelas Olsen. Precursora, la modelo británica Kate Moss también posó a principios de los años noventa con unas Birkenstock en las página de la extinta The Face, una publicación de música, cultura y moda del Reino Unido.
Por su parte, el italiano Giambattista Valli, diseñador afincado en Roma que ha vestido a gente como Penélope Cruz, Victoria Beckham o Natalie Portman, se inventó una réplica metálica de las Birkenstock en 2012. El precio, casi unos 800 euros, supera con creces los algo más de cincuenta euros que puede costar un modelo básico de las chanclas hechas en Alemania. Gestos artísticos como el de Valli, o que la marca gala Céline también haya sacado modelos similares a las chanclas de Birkenstock, contribuye a que la firma teutona gane en popularidad, pese a que sus chanclas tienen fama de levantar suspicacias estéticas.
Raíces en el siglo XVIII
Si esto sigue siendo así, probablemente se deba a la historia de la compañía, que no siempre ha buscado vender un producto que marque tendencias. Birkenstock tiene sus raíces en el siglo XVIII. Datan de 1774 las referencias a la existencia de una familia de zapateros que, a finales del siglo XIX, abrió en Fráncfort de la mano de Konrad Birkenstock un par de tiendas para calzado en las que también se hacían plantillas, o Fußbetten. Éstas resultan cruciales para entender por qué son especiales las Birkenstock. Y es que, en principio, la marca se podía reivindicar más como una empresa productora de complementes ortopédicos que como una compañía con pretensiones en el mundo de la moda. Desde el siglo XIX, de hecho, las plantillas de las Birkenstock llevan un diseño que permite al pie estar ligeramente envuelto. De esta innovación viene la fama de estas chanclas de ser un calzado sano.
Porque de un tiempo a esta parte, y especialmente en el público femenino, se está valorando más el confort en el calzado que los criterios puramente estéticos – llevar tacones nunca fue muy cómodo –, chanclas como las de Birkenstock están ganando atractivo. El año pasado, esta marca alemana con sede en Neustadt (oeste germano), vendió veinte millones de pares en todo el mundo. Este éxito parte de un calzado sencillo, pero ahora en Birkenstock también planean hacer su propia línea de botas y, cómo no, de calcetines.