Frank Gehry, el genio de la arquitectura, prepara la construcción del Guggenheim Abu Dhabi
En 2014, en una rueda de prensa previa a la recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Frank Gehry le dedicó una peineta al periodista que le preguntó por la consideración de sus obras como poco más que “arquitectura espectáculo”. Es lo que tiene ser el arquitecto vivo más influyente y conocido: todos […]
En 2014, en una rueda de prensa previa a la recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Frank Gehry le dedicó una peineta al periodista que le preguntó por la consideración de sus obras como poco más que “arquitectura espectáculo”. Es lo que tiene ser el arquitecto vivo más influyente y conocido: todos opinan, todos elogian, todos critican. Y mientras más crece la popularidad, más críticos emergen: que si se parodia a sí mismo, que si prima la estética sobre la sustancia, que quizás sus obras no resistan el paso del tiempo… A sus 92 años (Toronto, Canadá, 1992), a Gehry le cansa tener que defenderse, pero lo ha hecho en más de una ocasión: que miren esos críticos cuánta arquitectura horrenda hay a nuestro alrededor; que sus edificios no son extravagantes, sino expresivos; y que les respalda una concienzuda investigación sobre materiales y formas. O, simplemente: que a quien no le guste lo que hace, que no le contrate.
En Bilbao, ya no hay debate al respecto. Lo hubo en su momento, cuando, entre 1993 y 1997, Gehry se atrevió a construir en una ría sucia y abandonada de una ciudad sin alma un museo de figuras imposibles forrado de titanio. Ahora, cuando el Guggenheim camina hacia el cuarto de siglo de vida, nadie en la ciudad, en el País Vasco, en España o en el mundo pone en duda la trascendencia de aquella osadía: el Bilbao actual, moderno y vanguardista, dinámico, de marcada personalidad cultural y social, no hubiera sido posible sin el Guggenheim, junto a una clarividente visión de las autoridades implicadas que acompañaron su construcción de un integral y ambicioso plan urbanístico. Incluso la concepción actual de los museos, convertidos en muchos casos en obras de arte en sí mismos, más allá de las obras que albergan, tiene mucho que ver con ese audaz proyecto al que el nombre del arquitecto quedó unido para siempre.
Adelantándose al futuro
Su último gran proyecto es la construcción del museo Guggenheim Abu Dhabi, en la Isla Saadiyat en el Golfo Pérsico, con fecha de inauguración prevista para 2026. Fue anunciado por primera vez en 2007, pero su puesta en marcha se ha retrasado en varias ocasiones. Estará ubicado junto al Louvre Abu Dhabi y servirá como dique artificial construido para proteger la zona de playa del norte de la isla. La estructura del museo, de estética futurista, estará formada por bloques de yeso y conos translúcidos y su interior recogerá una colección de arte con obras procedentes de distintos puntos del mundo, desde la década de los 60 hasta nuestros tiempos. También ofrecerá exposiciones con obras pertenecientes a la colección de la Solomon R. Guggenheim Foundation. El edificio acogerá un teatro con capacidad para más de 300 personas, un centro de educación infantil y de investigación, una biblioteca y un laboratorio de conservación de vanguardia.
El arquitecto canadiense añade a su portfolio este 2021 la creación de los nuevos frascos de la colección de perfumes Les Extraits, de Louis Vuitton. El genio de la arquitectura se une así a un experto del mundo del perfume, Jacques Cavallier-Belletrud, para dar vida a una colaboración que verá la luz el próximo octubre. La botella está inspirada en el diseño que el arquitecto utilizó para construir el edificio de la Fundación Louis Vuitton, a las afueras de París, formado por 3.600 paneles de vidrio curvado que crean la impresión de 12 velas chocando contra el viento. La nueva botella, también de inspiración náutica, se concibe como la vela número 13 y está elaborada en vidrio con un tapón de aluminio arrugado. La colección se presenta en un exclusivo estuche de piel con detalles en dorado.