Fred Perry, el rey de la tribu

Fred Perry, el rey de la tribu

Siempre se ha comparado la historia de René Lacoste con la de Fred Perry. Los dos fueron tenistas de élite en los años 30, los dos abandonaron el deporte y se dedicaron a la moda y los dos triunfaron. Pero si bien el origen fue similar, el camino a recorrer por las dos marcas de moda ha […]

Siempre se ha comparado la historia de René Lacoste con la de Fred Perry. Los dos fueron tenistas de élite en los años 30, los dos abandonaron el deporte y se dedicaron a la moda y los dos triunfaron. Pero si bien el origen fue similar, el camino a recorrer por las dos marcas de moda ha sido muy distinto. Mientras Lacoste optó por seguir una senda convencional, sin salirse de su estilo deportivo y de club, Fred Perry huyó de los convencionalismos de las upper class, no abandonó nunca su origen humilde e industrial y siempre se ligó a la clase trabajadora y a las tribus urbanas. Y ese fue su mayor éxito. Así como Lacoste parece que uniforma al que lo viste, Fred Perry lo distingue.

Por esta razón durante seis décadas las subculturas urbanas han adorado la corona de laurel (menos mal que triunfó este logo y no el cigarrillo que propuso Perry en un inicio). En los 60 fueron los chicos del nothern soul los que lucían las Harrington a todas horas;  en los 70, los punk: el día que se ponían de gala, se dejaban ver con algún Fred. A partir de los 80 los skinheads no se lo quitaban de encima y en los 90 las legiones de británicos que repudiaban el grunge americano eligieron el britpop y a Fred Perry como su símbolo de guerra. Llegó después la primera década del siglo XXI y Perry empezó a causar furor entre los osos que enfundaban sus cuerpos grandes y peludos en el suave y resistente algodón de la marca, y, ahora, en esta segunda década del siglo, es en los fondos de armario indies y hipsters donde se ha hecho imprescindible la firma.

Este otoño, la marca presentará su colaboración con Raf Simons, diseñador de Dior.

Toda esta historia y sucesión de tribus han ido dotando de una identidad legendaria a la marca. No hay víctima del casual friday que no sepa que con el look retromod  de Perry, lleno de flema inglesa, vaya a triunfar después de una semana encorsetada en trajes sastre y corbatas.

Este verano la firma nos ha dejado prendas míticas como la camiseta ciclista de la colección  diseñada por el ganador del Tour Bradley Wiggins, y los zapatos de ante bicolor, pero las propuestas para el otoño no se quedan atrás. Entre los must de Fred Perry para la temporada venidera están la colección cápsula Twisted Wheel Capsule y las 14 prendas diseñadas por el archicool diseñador de Dior, Raf Simons, para la línea Fred Perry Lauren Wreath.

La primera es un viaje nostálgico a los días de los primeros chicos que bailaban sin parar en el mítico club Twisted Wheel de Manchester, a ritmo del más oscuro soul americano. Vuelven las siluetas de los años 60, los polos transpirables a prueba de bomba para los reyes de la pista y el emblema del Twisted Wheel, la rosa tudor. La prenda imprescindible, la Harrington con forro estampado en rosa tudor.

La segunda es un toque de distinción para las ya comunes colaboraciones artísticas de la firma. Personajes como Amy Winehouse o Bradley Wiggins han formado parte de los Friends of Fred desde que a la marca se le ocurriera la feliz idea de las colecciones cápsula con firma para dinamizar sus colecciones y, de paso, estar en boca de periodistas. La malograda cantante fue además objeto, el año pasado, de una colección en su memoria. La última adquisición ha sido el diseñador belga Raf Simons, cabeza de Dior desde el batacazo sufrido por John Galliano. Un total de 14 piezas con un precio algo más caro que el acostumbrado. En la colección, polos, trencas y chaquetas de colores atrevidos como el azul Klein o el morado que combinan con líneas negras y un toque industrial que entusiasma tanto a Simons como a Perry.

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