La rosa de Lancôme: la belleza como reclamo de la felicidad
En la cosmética francesa, lo artesanal adquiere un perfil de exclusividad. La historia de la Maison se remonta a 1935, cuando su creador Armand Petitjean quiso echarle un pulso al mundo de la cosmética norteamericana. Creía firmemente en que el potencial francés era quien debía dominar el mercado para imponer un look chic, un savoir faire, un […]
En la cosmética francesa, lo artesanal adquiere un perfil de exclusividad. La historia de la Maison se remonta a 1935, cuando su creador Armand Petitjean quiso echarle un pulso al mundo de la cosmética norteamericana. Creía firmemente en que el potencial francés era quien debía dominar el mercado para imponer un look chic, un savoir faire, un estilo de disfrute de la vida con elegancia -como sólo las francesas saben hacer-. Y se inspiró en un castillo, el de Lancosme, en la cuenca del Indre, en el corazón de Francia. Al nombre le quitó una ‘s’ y añadió un acento circunflejo ‘^’ para darle ese toque -del que tan orgullosos se sienten-. Un nombre sonoro y cargado de referencias.
Aquellos primeros productos, como el Nutrix, se convirtieron en una referencia para las mujeres de la época. El número 29 de la Faubourg Saint Honoré de París se convirtió en un referente para las mujeres ‘inteligentes y con estilo’.
No eran tiempos fáciles, pero a Armand no le frenó ni siquiera la II Guerra Mundial en su afán expansivo. Creó una escuela de estética y nuevos productos para la casa. Así, hasta que en 1974 aterrizó la rosa como emblema y se quedó para siempre. Sus tres líneas están claras: maquillaje, perfumería y tratamiento de la piel. Para lanzarlos al mundo siempre ha contado con bellezones, de los que detrás de cada nombre hay un estilo: Isabella Rossellini, Inés Sastre, Kate Winslet, Juliette Binoche, Anne Hathaway y la bellísima Julia Roberts. Sus nombres son una manera de entender la vida.
Lancôme es sinónimo de estilo
Youcef Nabi, presidente mundial de Lancôme dice que “el futuro de la humanidad radica en ‘lo femenino’ en la medida en que es inclusivo y no promueve una oposición de sexos. Ahora más que nunca la femineidad definida por Lancôme es segura, tangible, responsable y firmemente anclada en su tiempo”.
Desde luego que sus rosas son rentables: cada segundo que pasa se compran unos 3,5 millones de productos Lancôme en el mundo. Ah...este look chic parisien que todas ansiamos en algún momento de nuestra vida...qué buenos momentos le dan a Maison. Estáis a tiempo, corred, corred a visitar este montaje y empapaos de glamour.
Ese vínculo de la belleza y el arte también tiene un reflejo en la fotografía. La rosa se reinterpreta de muchas maneras, consagrando el año pasado 20 rosas, que se ‘transformaron’ en las creaciones de 20 de los mejores fotógrafos del mundo (Peter Lindberg, Patrick Demarchelier, Sølve Sundsbø, Nick Knight...) ¿Y ahora que cumple 40 y traspasa esa barrera maravillosa que nos vuelve más sabias, más guapas, más sublimes? Para los 40 un lema: La belleza radica en la felicidad. Eso se sabe, pero no siempre se nota. Patricio Walburg lo resumen en una frase: “para nosotros la belleza no es algo físico y superficial, es algo que sólo puede existir a través de la felicidad”.