Lennon y McCartney, los hermanos Kennedy… Parejas legendarias del siglo XX
Tómese la raza humana y divídase por sexos. Escójase a continuación el género masculino y distribúyanse sus componentes tomándose de dos en dos. De entre las parejas resultantes, un elevado porcentaje acabará por golpearse con saña goyesca en propia y ajena cabeza. Un porcentaje sensiblemente menor de entre ellos establecerá una competencia feroz por ser […]
Tómese la raza humana y divídase por sexos. Escójase a continuación el género masculino y distribúyanse sus componentes tomándose de dos en dos. De entre las parejas resultantes, un elevado porcentaje acabará por golpearse con saña goyesca en propia y ajena cabeza. Un porcentaje sensiblemente menor de entre ellos establecerá una competencia feroz por ser el primero en cada ocurrencia, empeño o aventura. Del exiguo porcentaje restante, surgirán los buenos, grandes amigos que se acompañan más allá de sus propias vidas disgregadoras.Pero hay, en fin, y por fortuna, parejas de amigos que recorren la vida juntos y que, además, hacen de su actividad profesional un ejercicio en paralelo, un proceso de creación conjunta que, partiendo de la afinidad personal, multiplica sus potencias y les permite alcanzar logros mayores, de los que nosotros somos los primeros en disfrutar.
John Lennon y Paul McCartney
Paul (1942) y John (1940-1980) se conocieron en su Liverpool natal, de chicos. Debido a un temprano arreglo entre ellos, todas las canciones de los Beatles llevan ambas firmas; pero lo cierto es que habitualmente uno de los dos escribía la mayor parte y el otro la terminaba. Su relación fue más una competición que una colaboración. La pareja ya se había separado cuando Lennon fue asesinado en Nueva York. Tenía cuarenta años. McCartney, en cambio, sigue entre nosotros. Vive hace décadas en la estratosfera divina que envuelve la tierra, más joven, más libre y más mito que nunca.
Laurel y Hardy
Arthur Stanley Jefferson, en arte Stan Laurel, y para el mundo, El Flaco, era inglés (Ulverston, 1890-1965) y de familia de actores. Nació actor, a los veinte sustituyó a un desconocido Charles Chaplin en la compañía de Fred Karno, con la que llegó a Estados Unidos. Oliver Norvell Hardy, El Gordo (1892-1957), vino al mundo en una acomodada familia de Harlem, Georgia, de la que huyó a los 19 von una compañía de teatro de paso por la ciudad sureña. Laurel y Hardy se conocieron en los años 20 en la productores del célebre Hal Roach, que de hecho fue el inventor de la pareja, una de las más entrañables de la historia del cine, una pareja, en fin, tan desastrosa (así en la vida como en el cine), que con ella los nietos de los nietos seguirán –amén, ojalá- riéndose por siempre jamás.
Newman y Redford
Paul Leonard Newman (Ohio, 1925) hizo la carrera sabiendo que nunca iba a ser economista, como su padre, y quiso intensamente ser actor. En cambio, Charles Robert Redford Jr, hijo de lechero católico de origen irlandés, nació (1936) y creció en el barrio hispano de Santa Monica, California, y si se ha convertido en una estrella del cine ha sido, por así decir, porque no ha conseguido evitarlo. Sin embargo, y pese a las magníficas carreras de ambos por separado, si hoy las estrellas Newman y Redford siguen tan brillantes se debe también, con toda seguridad, a sus dos memorables encuentros en la gran pantalla, ambos propiciados y dirigidos por George Roy Hill; el primero en ‘Dos hombres y un destino’ (1969) y, cuatro años después, en ‘El Golpe’. Esta inseparable pareja de pícaros, rebeldes pero no violentos, listos pero simpáticos, amigos fiables y cómplices hasta el final, ha calado tan hondo que, desde entonces, cada vez que vemos a uno de ellos… buscamos al otro.
Los hermanos Castiglioni
Todo empezó en Milán, en 1944, cuando Achille Castiglioni (1918-2002), recién licenciado, entró a trabajar en el estudio de diseño industrial que sus hermanos mayores, Livio (1911-1979) y Pier Giacomo (1913-1968), regentaban juntos ya desde 1930, en la Piazza Castello de Milán. Eran ellos, entonces, la pareja. La llegada de Achille –con sus proyectos de urbanismo, arquitectura, exposiciones y diseño industrial- fue determinante, sobre todo a partir de 1952, cuando Livio decidió abandonar el estudio. Desde entonces, la nueva pareja, Achille y Pier Giacomo, empezó a imaginar, diseñar y realizar febrilmente docenas de obejtos ya míticos: sillas como las Medrazzo o la butaca Sanluca, lámparas como las Tubino, Luminator, Arco, Taccia, Toio… Pier Giacomo murió en 1968; Achille en 2002. Fundadores del diseño en su país, con sus obras el MOMA realizó, en 1997, la mayor exposición jamás dedicada a un diseñador italiano.
John Fitzgerald y Robert Francis Kennedy
Por su riqueza, por su belleza, por sus amores, por sus desgracias y sus controversias, por su inmenso poder y por la notoriedad que llegó a detentar, la pareja formada por John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) y su hermano Robert Francis (1925-1968) ha sido, con toda seguridad, la más emblemática de la política del siglo XX. Segundo y séptimo de nueve hermanos, John y Bobby consiguieron hacer realidad el designio ancestral de su padre de conquistar la Casa Blanca a través del primogénito. Cuando en 1960, John fue elegido presidente, en realidad también lo fue su hermano, y hasta toda la saga familiar, pues Bobby ejerció de sombre consejera y protectora de John desde el primer instante hasta el trágico –y aún hoy misterioso- magnicidio en 1963. John murió con 46 años, y Robert –sombra sin cuerpo- un lustro después, con 43, en otro turbio asesinato que confirmó la leyenda negra de una familia que aún vería muchas más desgracias.
Reagan y Gorbachov
Ronald Reagan (1911-2004), cuadragésimo presidente de Estados Unidos, ha sido considerado como una figura fundamental en el colapso del comunismo soviético en 1991. De hecho, el de este ex actor de segunda fila es el rostro de la victoria del capitalismo sobre el comunismo, tras décadas de guerra fría. Su recuerdo va, por tanto, ligado al del supuesto “perdedor”, a la sazón Mijaíl Gorbachov (1931), el hombre cuya perestroika provocó la caída del Muro de Berlín, en 1989, y el desmembramiento de la antigua Unión Soviética, en 1991, por lo que recibió el Nobel de la Paz. Cada encuentro entre los dos líderes era, por así decir, una fiesta, y su imagen conjunta puede ser considerada como una metáfora contemporánea de la fe en una paz posible.
Domenico Dolce y Stefano Gabbana
El siciliano Domenico (1958) y el milanés Stefano (1962) se conocieron en un taller de diseño textil a finales de los 70. Domenico, hijo del dueño de una pequeña tienda de ropa, llevaba el contacto con ese mundo desde niño. Stefano, en cambio, había estudiado artes gráficas, pero definía su verdadera pasión por la moda. Descubierta su gran afinidad, a comienzos de los 80, fundaron su firma, con un éxito casi inmediato. Hoy, Dolce & Gabanna es una marca con una imagen sólida, implantación universal, y una vitalidad que le confiere la pareja más famosa del mundo de la moda. Ni siquiera su ruptura sentimental ha conseguido debilitar el torrente de creatividad versátil que la marca desborda cada temporada.
Albert Uderzo y René Goscinny
En 1949, René Goscinny (París, 1926-1977) entró en la agencia World Press, donde trabajaba Albert Uderzo. Tras su colaboración artística nacieron célebres personajes, pero el gran golpe llegó en 1959, cuando lanzaron Pilote, una revisto ara niños mayores, en cuyo primer número asomó Asterix, que de inmediato conquistó el ancho mundo más allá de las Galias. Desde entonces, han vendido más de 500 millones de libros en 30 idiomas. Muerto Goscinny en 1977, Uderzo publica un nuevo volumen de la serie cada cuatro años. La leyenda continúa.
Lemmom y Matthau
Walter John Matthau (1920-2000) y John Uhler Lemmom III (1925-2001), forman la pareja más dudosa, entrañable, canalla y, por supuesto “extraña”, del cine. Nacida en la mente genial de Billy Wilder, en 1966, con ‘En bandeja de plata’, tuvo su continuación con ‘La extraña pareja’, y en 1974, de nuevo con el genio austríaco, ‘Primera plana’ y ‘Aquí un amigo’ (1981), la última película de Wilder, cuyo ostracismo forzado por las productoras nos privó de la gloria de disfrutar de ‘Dos viejos gruñones’, que nos alegraron la vida durante más de treinta años de delirantes disputas, imposibles de fingir sin ser profundos, eternos amigos.
Gilbert y George
Gilbert Prousch (Bolzano, Italia, 1943) y George Passmore (Plymouth, Reino Unido, 1942) se conocieron en la Saint Martin School of Arts en Londres, en 1967. Al año siguiente, unidos en el enfrentamiento con el llamado ‘arte de élite’, Gilbert y George ya vivían juntos y organizaban ‘performances’ en su casa, llamada ‘Arte para todos’, en el suburbio londinense de Spitalfields. Contrarios a la idea de los roles –y, por tanto, del artista forzosamente único, desde entonces siempre han firmado sus obras conjuntamente. En 2016, la pareja artística cumplió 50 años de fructífera sociedad. Su carrera está jalonada por una larga lista de premios y un mapamundi sembrado de exposiciones.