Louis Vuitton ensalza su espíritu viajero en su nueva y espectacular pieza de artesanía
Louis Vuitton revisa su pasado en el universo del viaje para crear esta pieza excepcional en la que se dan la mano los oficios artesanales y la joyería.
El espíritu de Louis Vuitton se hace más realidad que nunca a través de una pieza de extraordinario diseño, donde se fusiona alta joyería y todo el conocimiento de la firma en la creación de baúles. El resultado es el Montgolfière Aéro y se traduce en dos piezas con forma de globo y dos acabados –uno en vidrio rojo y transparente y otro en madera– que incorporan un reloj firmado por L’Épee, el histórico relojero. La cesta del globo tiene el diseño de un baúl en miniatura –el más pequeño creado por la marca– con el inconfundible estilo y códigos de la maison. Por supuesto, esta pieza ha sido creada a mano y alberga parte del movimiento mecánico.
Esta excepcional creación adopta múltiples códigos de la marca. Empezando por la Flor Monogram de Louis Vuitton, que en este caso sirve para la indicación de las horas y los minutos –en forma de disco–, que se sitúan en paralelo circundando la parte baja del globo. En el centro del globo, que se muestra calado, la protagonista es otra Flor Monogram. Este motivo aparece por último en el baúl, en la palanca que sirve para dar cuerda al reloj.
El Montgolfière Aéro creado por Louis Vuitton puede presentarse bien como reloj de mesa o estantería, o colgado del techo. Con un motivo transparente y blanco, cada una de las alas de cristal que componen esta creación ha sido completamente elaborada o mano, meticulosa y exactamente desarrollada para encajar en la estructura del globo. Como reloj o como pieza de joyería, la estructura reúne diferentes acabados, lo que se traduce en un llamativo juego de luces y reflejos. Todo es armónico en esta creación, y como ejemplo de ello el movimiento de esa Flor Monogram Louis Vuitton se desplaza sobre su eje con un suave empujón.
Limitado a ocho piezas, el Montgolfière Aéro es un tributo al espíritu viajero de Louis Vuitton –de hecho, en 1906, la firma creo el Aéro Trunk, una pieza que se sujetaba a la cesta de un globo aerostático–, pero también a la belleza… y es donde entra la alta joyería de Louis Vuitton. El resultado son dos exquisitas piedras preciosas. Por un lado, un citrino briolette de 9,06 quilates y 80 facetas talladas a mano, que adorna la Flor Monogram Louis Vuitton. Con un tono naranja y marrón intenso, recuerda la ardiente llama de un globo. A juego, otro citrino de talla cuadrada; engastado también con la flor de la maison, marca la hora. Pero no acaba aquí el espectáculo, pues 1.200 diamantes tallados embellecen la estructura del globo; además, el baúl está tachonado de piedras preciosas.