Maribel López Zambrano, el poder de una sonrisa

Maribel López Zambrano, el poder de una sonrisa

De entre todas las instituciones culturales españolas, ARCO tiene un alcance social y mediático inigualable. Cada año durante una semana la atención artística se concentra a su alrededor como un sistema planetario cuyo centro gravitatorio es Ifema. Y, más concretamente, la sonrisa de una mujer. Maribel López (Barcelona, 1973) no lo tenía fácil cuando llegó […]

De entre todas las instituciones culturales españolas, ARCO tiene un alcance social y mediático inigualable. Cada año durante una semana la atención artística se concentra a su alrededor como un sistema planetario cuyo centro gravitatorio es Ifema. Y, más concretamente, la sonrisa de una mujer. Maribel López (Barcelona, 1973) no lo tenía fácil cuando llegó al cargo de la feria hace cuatro años. Su antecesor, Carlos Urroz, había conseguido actualizar ARCO con gran carisma. Ella era la subdirectora y se había mantenido a la sombra: “Encajé pasar al primer plano con mucha naturalidad, que es como intento funcionar en la vida –explica afable, en su despacho de Ifema–. Es verdad que el ARCO que yo recogí estaba muy bien estructurado y tenía buena salud. Por eso yo estaba tranquila”.

Luego llegó la pandemia, las decisiones difíciles no exentas de riesgo por la necesidad de sostener un ecosistema, el del arte, que en nuestro país depende en gran medida de la feria. Fue una graduación con honores. “En ese momento tuve que improvisar porque había que resolver una situación, dar soluciones que han resultado ser algunos de mis éxitos”.

Lo que parecía una dirección de transición ha resultado ser una dirección renovadora y carismática que introduce en la feria cambios estructurales visibles e invisibles de calado. Y que pone de nuevo a ARCO a la vanguardia de las ferias de arte internacionales. Una gran victoria para alguien que no viene de la gestión económica o empresarial, sino del corazón más profundo del arte contemporáneo: el comisariado experimental, con un colectivo llamado Creatures, que formó en los 90 tras estudiar Historia del Arte. Después llegaría la profesionalización. “

Hace 20 años estaba en Barcelona, como subdirectora en la galería Estrany-de la Mota, hasta 2007, cuando me fui a Berlín. Había empezado con ellos en el 97”, recuerda López . En la mítica galería barcelonesa de Antoni Estrany y Ángeles de la Mota, fue testigo “de los riesgos que tomaban, la apertura de miras que tenían, las capas de trabajo que hacen los galeristas y de muchísima locura. Eso a mí me fascinó”.

Las innovaciones que Maribel ha incluido en la feria, y que aportan un gran valor cultural a un evento eminentemente comercial, demuestran que la visión creativa es motor de la innovación empresarial. Son novedades que pasan por lo arquitectónico, reinventar el tradicional catálogo o el interiorismo, “que tiene una convivencia lógica con el arte” . En ARCO, obligatoriamente, todo debe estar atravesado por la creatividad. Y ha de evolucionar, reinventarse sin descanso igual que el arte español. “En estos últimos años, resaltaría la profesionalización del sector como gran conquista”, asegura López. Aunque avisa de la pérdida de espontaneidad: “Esperemos que no se profesionalice demasiado”.

Si bien suya fue la decisión de terminar con la sección del país invitado, este espacio ha sido sustituido por exposiciones temáticas y geográficas que hacen de esta feria un ángulo incomparable de la creación contemporánea. La importancia de ARCO va más allá de lo meramente económico. Es un encuentro social y cultural que además plantea debates sobre el presente: “Como espacio comercial, no tengo que tener pudor en decir: ‘este es el tema del momento’. La persona que soy no piensa en esos términos, pero como entidad es correcto que una feria haga lo que el momento considera que es pertinente”.

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