Nuevas tendencias y protagonistas de la arquitectura contemporánea
Ofrecemos una breve pero potente lista de arquitectos que están moldeando las nuevas tendencias de esta disciplina, que vive en 2022 un momento de adaptación a las nuevas demandas del mercado, como la preocupación por la sostenibilidad o la introducción en la era del metaverso. Héctor Ruiz-Velázquez La arquitectura es algo más que el armazón […]
Ofrecemos una breve pero potente lista de arquitectos que están moldeando las nuevas tendencias de esta disciplina, que vive en 2022 un momento de adaptación a las nuevas demandas del mercado, como la preocupación por la sostenibilidad o la introducción en la era del metaverso.
Héctor Ruiz-Velázquez
La arquitectura es algo más que el armazón exterior de un edificio o la relación de sus partes; más, incluso, que el complejo vínculo que se establece entre el individuo y el espacio que le rodea. Es la disciplina que, debido a la responsabilidad que le imprime su vocación de función, exige una técnica más precisa; también un milimétrico ajuste al tiempo que expresa. El presente es un continuo de imágenes dislocadas y tecnologías líquidas. Estamos en varios sitios a la vez, disfrutando del don de la ubicuidad. Y la idea de arquitectura interior toma importancia desde su esencia paradójica.
“Como arquitecto –explica Héctor Ruiz-Velázquez, proyectista puertorriqueño afincado en Madrid desde principios de los 90– es habitual considerar el contenido y el continente de forma conjunta, pero considerarlo no significa implícitamente coordinarlo. Ambos planos tienen el mismo lenguaje visual y a veces incluso juego con los opuestos, cada caso es único y necesita determinarse antes de la obra”, explica el arquitecto. Una previsión que, sin embargo, escucha la forma en que se relacionan las partes. “No planifico un modo rígido de solucionar ese diálogo, sino que intento crear desde lo imprevisto, desde aquel punto en el cual el espectador no ha pensado antes, y en el que yo no dejo nunca de pensar”.
Listar aquí todas las obras e intervenciones que ha realizado Ruiz-Velázquez alrededor del mundo, hasta compaginar oficina en Madrid y Dubái, ocuparía el resto del texto que sigue. Digamos, simplemente, que lo ha hecho casi todo. Oficinas, viviendas, villas, arquitectura efímera, interiorismo, diseño. Siempre con un rigor, que no rigidez, extasiado por las formas icónicas que van más allá de las tendencias: “Busco en realidad ser yo mismo, es normal intentar ver alrededor de uno lo que hacen los demás y entender lo que ocurre –explica–. La diferenciación, la autenticidad y la creatividad son etiquetas que me definen mucho más, ya que en realidad la temporalidad y la modernidad la define el tiempo que está por venir”.
Sus obras tienen un carácter casi sintético. Similar a la capacidad de definir la idea de perfección digital. Volúmenes que no tienen dueño, aunque le influye “la arquitectura posmoderna, tendencia que se inicia en los años 1950, y comienza a ser un movimiento a partir de los años 1970, continuando su influencia hasta nuestros días”; ni tampoco tienen tiempo: “Creo que en realidad el mío es un estilo muy del presente, aunque nuestro presente ya es más inmediato que nunca –dice Ruiz-Velázquez–. Jamás en la historia de la arquitectura habíamos vivido este tipo de inmediatez, pero yo me atrevo a ir un paso más allá. Ello no me coloca ni a mí ni a la obra en el futuro, sino en el presente posible, un tiempo más accesible, creíble y muy enriquecedor en esta sociedad a veces inminente”.
Raúl Hinarejos (Ubiko)
Ya no se puede hablar del término arquitectura sostenible como diferenciador, porque todo el sector en la práctica arquitectónica se ha volcado en este concepto. Conseguir reducir las emisiones, los deshechos, los tiempos de construcción no son únicamente necesidades económicas, sino también morales. La tecnología permite conseguir estos avances y el desarrollo de materiales estratégicos nos acerca a modos nuevos de albergar los nuevos tiempos.
La arquitectura prefabricada se postula para alcanzar estos objetivos, pero está siendo ampliada por la construcción modular. Son estrategias similares, aunque hay elementos que las diferencian. “Las casas modulares están diseñadas a medida en módulos relativamente estandarizados; se llama prefabricado 3D porque se fabrican con estándares de altura y longitud para trasladar un volumen determinado en un camión: un salón, un baño, etc.”. Raúl Hinarejos, CEO del estudio valenciano Ubiko, continúa la explicación: “Nosotros hacemos prefabricado de dos dimensiones, porque lo que fabricamos son muros. Todos nuestros muros son a medida, no hacemos modelos de casas. Lo que tenemos es industrializado el sistema para que la casa sea cada vez exclusiva”.
De las casas clónicas, a menudo originales y divertidas, ingeniosas aunque idénticas entre sí, pasamos a las casas que extraen la misma eficiencia del proceso industrial que estas, pero totalmente personalizadas. Al menos, las que realizan en Ubiko, formado por un equipo joven de arquitectos e ingenieros que aportan valor añadido a un método que corre el riesgo de estandarizarse: “Muchas de las empresas que hacen prefabricado tienden a generar un parque de vivienda que es rápido pero similar a la vez, dejando a la arquitectura un poco de lado. Hay que prefabricar hacia una buena arquitectura. Una de las cosas que buscamos es que realmente con la industrialización podamos conseguir un producto artesano, valga la paradoja”.
Celosías hechas a medida para una vivienda rústica, forjados creados por herreros locales allí donde Ubiko construye o maderas igualmente provenientes de esas zonas y tratadas por artesanos. Cada proyecto es diferente. Las dimensiones –con espacios de hasta 250 m2 diáfanos con doble altura sin necesidad de pilares–, también. Incluso han conseguido crear muros curvos. “Buscamos una arquitectura distinta, que sea coherente con el lugar más que excesivamente representativa de nosotros mismos. Huimos de las tendencias. Nos gusta que nuestra arquitectura pueda ser reconocible, pero no queremos que se diga ‘mira otra casa igual de fulanito”, apunta Hinarejos, que se inspira en los clásicos de la arquitectura como Frank Lloyd Wright, pero también en valores locales como Carme Pinós.
Las posibilidades estéticas se amplían a medida que el estudio desarrolla su savoir faire tecnológico. Acaban de firmar para construir un edificio de seis plantas en altura y las cifras avalan su apuesta de futuro, que también es ética: “Hemos llegado a reducir en un 70% los residuos, además del CO2 que, al minimizar el transporte de mercancías, baja también considerablemente. El coste económico –añade–, depende de la zona. En Valencia puedes estar entre 1.500 o 1.700 euros el metro cuadrado”, explica el CEO de Ubiko respecto a la eficiencia de sus proyectos, que consiguen construir viviendas de 800 metros cuadrados en 10 u 11 meses.
Estudio Além
Estudio formado en 2019 por Paula Navarro y Filipe Faustino, se dio a conocer gracias a la pieza efímera Mirall (Espejo), que fue seleccionada para los premios FAD 2021. A medio camino entre una escultura y un prototipo arquitectónico conceptual, simulaba un biombo de cristal integrado en la naturaleza salvaje de la Garrocha, en Gerona, zona de origen geológico volcánico y flora exuberante. “Era un artefacto-paisaje, fragmentado y fragmentable, que creaba un diálogo con su entorno, lo capturaba y lo devolvía transformado al observador”, explican desde Estudio Além, en referencia a esta obra que además permitía al espectador “contemplarlo o sumergirse en él”. Y añaden: “Supuso una intervención en el paisaje que permitía enmarcar, captar y transformar su contexto (la naturaleza). De manera conceptual, sintetiza el modo como abordamos todos nuestros proyectos”.
La razón por la que GENTLEMAN invita al joven estudio a este reportaje es su sensibilidad hacia el paisaje, su audacia para interpretar los proyectos que construyen respecto al entorno en el que se sitúan. El ejemplo perfecto de esta voluntad la encontramos en una casa familiar que han levantado en Sangenjo, Pontevedra, cuyas aptitudes son las siguientes: “Las decisiones formales y materiales de la casa parten de alterar lo mínimo posible la topografía de la parcela e interpretar la tipología de edificaciones locales, utilizando técnicas constructivas contemporáneas”, describen. Situado en una inclinación del terreno, el salón principal acristalado se extiende elevado, como un hórreo, creando bajo este un espacio convivial “en el cual relacionarse con el paisaje cercano, cambiante a lo largo del año, de robles y helechos”, explica Estudio Além desde su sede en la ciudad de Olot (Gerona).
Tanto Navarro como Faustino, nacidos en 1987, conocían bien las exigencias que impone y sugiere el paisaje y la necesidad de que la arquitectura se integre no solamente en este, sino también en el contexto cultural del entorno. Ambos han pasado por RCR Arquitectes, el estudio de arquitectura español que recibió el prestigioso Premio Pritzker en 2017, Una firma en la que ya desarrollaron iniciativas de especial relación con el entorno.
“El lugar –explican desde Estudio Além, mostrando su propia visión de este aspecto clave de la arquitectura– impone unas reglas fundamentales para nosotros, y el origen de cada uno de nuestros proyectos reside precisamente en leer, reconocer y respetar estas leyes. Sin imponernos a ellas”, explican, añadiendo que buscan una arquitectura que responda a las necesidades específicas del lugar en el que se inserta. “Trabajamos con y en el paisaje, sin que ello suponga renunciar a la condición de arquitectura”, apuntan.
Es indudable que más allá de que un edificio se camufle en mayor o menor medida en el entorno, o actúe como un estimulante del mismo reinventando lo que sucede a su alrededor, hay una clave arquitectónica que impone su ley: la historia, la personalidad local de la arquitectura, la construcción vernácula. A menudo, se suele obviar esta dimensión, para imponer el gusto del cliente por encima de los condicionantes culturales y ecológicos del entorno, obviando algo que para Estudio Além es fundamental: “La tradición recoge el conocimiento secular y lo evoluciona poco a poco, buscando la perfección en el lento y arduo proceso de la repetición. Parte de nuestra labor reside en interpretar toda esta información y hacerla contemporánea”.
Alba de la Fuente
El Metaverso se ha convertido en un objetivo utópico por el que apuestan las empresas tecnológicas desde el realismo más absoluto. Aún falta para que podamos desenvolvernos en el ámbito digital con una interactuación absoluta, más allá del acceso visual que permiten los rudimentarios visores de realidad virtual. Pero no hay conglomerado tecnológico que no esté invirtiendo sumas milmillonarias en el desarrollo de sus propias herramientas para lograrlo. La voluntad va por delante del posibilismo, hasta el momento, pero la inteligencia artificial acelerará todo el proceso. Y los universos imposibles que levantan arquitectas como Alba de la Fuente serán habitables de una forma que aún nos resulta difícil comprender. Hoy, despliegan estéticas que marcan tendencia en la arquitectura física.
Hasta que la confluencia de lo real y lo virtual sea un hecho, el trabajo de diseño que realiza De la Fuente se enmarca en una investigación reflexiva. Aunque las cosas van a cambiar, como ella misma explica. “A largo plazo creo que vamos a vivir un renacimiento creativo, en el que van a cuestionarse los límites impuestos en el mundo físico. El mundo de posibilidades que se abre al quitar estos límites es inmenso y las nuevas respuestas de la arquitectura a este contexto van a ser muy interesantes. Tanto el 3D como la realidad comparten objetivos y pueden aportar mucho el uno al otro”, y continúa: “Ya existe una nueva generación de arquitectos y diseñadores, de la que formo parte, cuyo trabajo existe mayoritariamente de forma digital. Y con esto se está creando una estética muy específica estrechamente relacionada con las posibilidades que ofrece el 3D”.
La textura digital cada vez es más creíble y realista. Nuestras pantallas reflejan las superficies de los materiales de una forma precisa y verosímil. Aunque probablemente esta palabra, verosímil, dejará de ser funcional. No habrá que comparar lo que sucede en uno y otro ámbito. “Tanto la arquitectura física como la digital comparten objetivos. Sin embargo, la arquitectura digital desdibuja los límites de la realidad y te permite experimentar y desarrollar conceptos en profundidad. El resultado son proyectos menos convencionales que se sienten reales, pero son intrigantes”, afirma De la Fuente, cuya disciplina se sitúa en la vanguardia de un movimiento que reinventa el mundo.
De 28 años, esta arquitecta formada en la Universidad de Alcalá de Henares en 2019 pasó brevemente por el estudio de Ricardo Bofill. Tras cursar un máster en 3D, se especializó en la creación digital tridimensional, que permite disfrutar de sus entornos en movimiento y visualizar los espacios que crea desde todos los ángulos posibles. Por el momento, su trabajo se enmarca en el ámbito de la experimentación, aunque se puede adquirir vía NFT y también tiene desarrollos prácticos.
Colabora con estudios de arquitectura internacionales y diseñadores –Tom Dixon, por ejemplo– influyendo en la arquitectura del presente, con una mirada que adivina el futuro. Y una “estética inspirada por la sencillez de la arquitectura modernista”, como ella misma explica, respecto a sus influencias. “También –continúa– artistas contemporáneos que trabajan con el espacio y la luz, como el danés Olafur Eliasson y los artistas de la luz estadounidenses Keith Sonnier y James Turrell, se encuentran entre mis fuentes de inspiración. O los entornos naturales, la exploración de la arquitectura centrándome en la forma de entender la luz y las formas”.