¿Son los containers la solución a la carestía de la vivienda?

¿Son los containers la solución a la carestía de la vivienda?

La idea de convertir contenedores en hogares llega de China, cuyas megalópolis industriales atraen anualmente a millones de trabajadores dispuestos a vivir en cualquier sitio y de cualquier forma. En la última década del siglo pasado comenzó a popularizarse allí el convertir en casas baratas los cubículos en desuso procedentes del inmenso tráfico comercial que […]

La idea de convertir contenedores en hogares llega de China, cuyas megalópolis industriales atraen anualmente a millones de trabajadores dispuestos a vivir en cualquier sitio y de cualquier forma. En la última década del siglo pasado comenzó a popularizarse allí el convertir en casas baratas los cubículos en desuso procedentes del inmenso tráfico comercial que mueve el gigante asiático. Con el tiempo, y por razones también relacionadas con la carestía de la vida y la falta de espacio, la construcción de edificios habitables con contenedores también ha pasado a aplicarse en ciudades arquitectónicamente punteras.

La BBC retransmitió parte de los Juegos Olímpicos de 2012 desde un edificio de cuatro plantas hecho con contenedores.

Así, en Londres llevan casi tres lustros aportando soluciones a base de contenedores frente a la falta de espacio habitable a un precio razonable. Hay hasta tradición en la materia, y Urban Space Management, que dirige el arquitecto Eric Reynolds -uno de los pioneros en Europa- ofrece levantar escuelas, oficinas, salas deportivas, enfermerías, estudios para artistas plásticos o músicos. Lo hace a través de Container City, nombre del sistema de edificación aparecido en 2001 y con el que se identifican a día de hoy un total de 65 proyectos en el Reino Unido. La BBC, por ejemplo, estuvo retransmitiendo durante los Juegos Olímpicos de 2012 desde un edificio de cuatro plantas en el Parque Olímpico de Stratford hecho con contenedores y diseñado por la firma Allies & Morrison.

Otro proyecto -ésta vez habitable- de la compañía de Reynolds es un edificio situado en el este de la capital británica, cerca del O2 Arena, donde los hay que viven en un apartamento de 40 metros cuadrados valorado en un precio que no supera las 50.000 libras (59.000 euros). Se trata de una ganga, habida cuenta del elevado precio del suelo en Londres. Reynolds ha defendido su propuesta como “un modo ideal de luchar contra la carestía de viviendas” porque, después de todo, “lo que no faltan son contenedores”.

Viviendas temporales para estudiantes en Amsterdam

Desde que Container City viera la luz en 2001, ciudades de todo el mundo están dándole la razón a este arquitecto británico. Los contenedores resultan un material de construcción barato – la unidad cuesta entre 1.000 y 2.000 euros –, resistente, fácil de conseguir y de trabajar. De ahí que permitieran la rápida construcción de Keetwonen, un complejo residencial de estudiantes en Ámsterdam levantado en 2005 siguiendo la concepción de los arquitectos de Tempohousing. Está compuesto por un millar de contenedores acondicionados para que jóvenes universitarios tengan donde alojarse con no poco confort. Por unos 25 metros cuadrados en Keetwonen, incluyendo cuarto de baño, cocina y balcón, se pagan entre 250 y 350 euros al mes.

Al norte de Amsterdam, en el antiguo astillero NDSM, se levanta un complejo de viviendas para artistas en coloridos containers.

Las construcciones con containers han proliferado desde entonces en Amsterdam: al oeste de la ciudad se levanta desde hace algunos años el complejo Gevleweg/Stavangerweg, en el área de Houthaven, que antiguamente ocupaba el puerto maderero de la ciudad. En esta zona también se levantaron residencias temporales para estudiantes hechas con containers, algunas en forma de estudios y otras como viviendas compartidas, aunque de aquí a dos años se retirarán todos para levantar un nuevo barrio en la zona, ya con viviendas ‘tradicionales’. Al norte de la bahía, en la zona del antiguo astillero NDSM, otro complejo de viviendas en coloridos containers sirve como hogar a decenas de artistas.

De la ciudad residencial de estudiantes holandesa se ha inspirado el promotor alemán Jörg Duske, que está construyendo Eba51, una urbe para universitarios con 410 contenedores dispuestos en 11 kilómetros cuadrados del Spreepark, un parque de atracciones que lleva más de una década abandonado en Plänterwald, al este de Berlín. Los apartamentos de Duske, diseñados por la firma suiza Holzer Kobler Architecture, también disponen de una veintena de metros cuadrados alquilables por no más de 250 euros mensuales.

De Dinamarca a Seattle

En Berlín, donde los termómetros superan con dificultades los cero grados centígrados en los días más fríos del invierno, construir apartamentos con contenedores metálicos puede parecer una mala idea. El acero del que están hechos los cubículos es mal aislante y la humedad del interior de un contenedor habitado puede generar óxido. Estos inconvenientes, sin embargo, se plantean en menor medida cuando se trata de utilizar los contenedores como esqueleto de un edificio. Esto es lo que ha hecho, por ejemplo, la firma danesa de arquitectos Arcgency en uno de sus proyectos de casa prefabricada, donde tres cubículos están dispuestos de manera que forman la estructura del hogar en cuestión.

A esta forma de concebir las obras de una casa es lo que los arquitectos estadounidenses afincados en Seattle Joel Egan y Robert Humble, no llaman arquitectura, sino cargotectura. El término viene de cargo, que en inglés se puede traducir por carga. Egan y Humble llevan las riendas de HyBrid Archictecture, empresa especializada en el diseño de hogares eficientes y respetuosos con el medio ambiente. En sus trabajos, y en los de otros tantos arquitectos recicladores de contenedores, los cubículos llegan a su último destino, habilitando espacio a quienes los pusieron durante años en movimiento: los hombres.

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