Vacheron Constantin explora la mitología del tiempo con su colección ‘Les Cabinotiers Le Temps Divin’
En una original propuesta, Vacheron Constantin ha querido remontarse a los orígenes mitológicos del tiempo, ahondando en su dimensión metafísica y trasladando todo esto a su nueva colección ‘Les Cabinotiers Le Temps Divin’.
Cultura asiáticas, divinidades y el complicado concepto del tiempo se unen en la nueva serie de Vacheron Constantin, que reúne una serie de relojes resultantes del interés de la marca por la dimensión metafísica del tiempo y su estudio a través de la cultura japonesa. De hecho, se han elegido tres figuras de los mitos japoneses para encarnar este tiempo metafísico: Izanagi, Amaterasu y Konohanasakuya-hime.
De igual forma, Les Cabinotiers Le Temps Divin (El tiempo divino), como se llama la colección, hace uso de cuatro animales sagrados de la tradición asiática para representar las estaciones: el Dragón Azul para la primavera; el Pájaro Bermellón para el verano; el Tigre Blanco para el otoño; y la Tortuga Negra para el invierno. Estas criaturas tomaron forma bajo la mano del artesano de la marquetería, inspirado por los murales en el túmulo funerario de Kitora en Japón, una tumba circular que data del siglo VII d. C. y que representa a estos animales míticos.
La serie Les Cabinotiers Le Temps Divin (El tiempo divino) explora la noción del tiempo en sus diversas percepciones culturales y conceptuales: física y lineal como una cronología; astronómica y cíclica como las estaciones; metafísica en la infinita extensión del momento presente. En cada modelo, Vacheron Constantin propone un viaje hacia horizontes culturales diferentes, una odisea relojera compasada por la mecánica del tiempo y ambientada con artes decorativas. Cada estación está simbolizada por un animal, grabado en las esferas mediante una sutil combinación de huecograbado intaglio, esmalte grisalla y esmalte en miniatura.
Una combinación de artes decorativas e ingeniería mecánica
El trabajo del artesano de la marquetería implica usar diferentes tipos de madera en una variedad de tonos que se cortan, organizan, ensamblan y aplican según el motivo a crear. El proceso utiliza 150 tipos de madera que abarcan unos 60 colores naturales, hojas de chapa conservadas a la temperatura y humedad adecuadas. Para estos relojes Les Cabinotiers, y dependiendo de la esfera, se seleccionaron de 10 a 12 tipos: sicómoro, padauk, carpe, tulipero, mirto azul, eucalipto, arce, raíz de madera, roble, nogal… algunos de los cuales fueron teñidos o incluso calentados para obtener el color adecuado.
El artesano comienza reproduciendo el motivo a una escala cuatro veces mayor al tamaño de la esfera. Las líneas deben ser limpias y precisas antes de que el diseño se reduzca a sus proporciones correctas y se imprima en tantas copias como sean necesarias para cortar. Esto se realiza en papel de calco para cada una de las piezas que componen la marquetería, dejando el perímetro despejado. La siguiente y más delicada etapa consiste en aplicar estos calcos a una pila de unas diez capas de chapa, cada una de 0,6 mm de grosor, cortadas en una sola pieza para facilitar el corte. La operación se realiza con una sierra de calar operada por pedal, con el objetivo de dividir en dos la línea del diseño de una décima de milímetro. Finalmente, los componentes, delicadamente lijados y a veces previamente calentados o teñidos, se ensamblan como un rompecabezas. En esta etapa, tienen un grosor de apenas 0,4 mm y, en algunos casos, no mucho más anchos. Luego se pegan al sustrato final antes de ser nivelados con lijado y barnizados.
Esta marquetería de madera, precisa hasta el milímetro, es aún más compleja ya que a menudo requiere un número muy grande de componentes, con un promedio de más de 200 pequeñas piezas de ocho a diez especies diferentes para cada esfera. Hacer un dragón, por ejemplo, requiere una pieza de madera para cada una de sus escamas. En total, se tarda mes y medio en hacer una sola esfera.
La caja delgada de los cuatro modelos es el resultado del calibre ultraplan 2160, que mide 5,65 mm de grosor. Operando a una frecuencia de 18.000 vibraciones por hora, ofrece una reserva de marcha de 80 horas mediante un mecanismo de cuerda acoplado a un rotor periférico. Esta arquitectura abierta del movimiento, compuesto por 188 componentes, revela el nivel de acabado aplicado a este mecanismo de Alta Relojería, con una platina granulada en el lado de la esfera y puentes biselados a mano adornados con Côtes de Genève en el reverso. Las ruedas del tren de engranajes tienen un acabado satinado circular, los tornillos están biselados y pulidos, mientras que la barra del tourbillon, con su jaula en forma de cruz de Malta que lleva los pequeños segundos indicados por un tornillo ennegrecido, está delicadamente redondeada a mano.
No es la primera vez que Vacheron Constantin se interesa por el ciclo de las estaciones en diferentes culturas, pues ya lo hizo en las series Métiers d'Art (El carro de Apolo, Las cuatro estaciones y La simbólica de las lacas). La Maison también ha examinado el ciclo del zodiaco chino que ha inspirado muchas de sus piezas, incluyendo un reloj Mercator con signos del zodiaco de los años 90 y un reloj de mesa Art Deco de 1927.