‘Yo también leía SuperPop’, un homenaje a los jóvenes que fuimos
Con este sentimiento en mente, que une a varias generaciones de españoles (desde 1977 hasta 2011, cuando se pasó al digital), madres que la compraban y que después lo hicieron para sus hijas, Libros Cúpula ha publicado Yo también Leía Superpop, un homenaje a la revista preferida de tu juventud. Ya puedes ir a por […]
Con este sentimiento en mente, que une a varias generaciones de españoles (desde 1977 hasta 2011, cuando se pasó al digital), madres que la compraban y que después lo hicieron para sus hijas, Libros Cúpula ha publicado Yo también Leía Superpop, un homenaje a la revista preferida de tu juventud. Ya puedes ir a por él a las librerías como autorregalo o pensar en él para cualquier detalle navideño o de cumpleaños, para esa amiga con la que compartías durante el recreo los cotilleos de los famosos, las obsesiones musicales y los primeros amores.
Pero no se han conformado con el libro porque le acompaña un doble CD con 40 canciones que arrasaron cuando esta revista era la lectura de cabecera de los ochenta. Sony Music pone la banda sonora a la divertida lectura del libro con Yo también bailaba con Super Pop en el que se incluyen temas de Madonna, Michael Jackson, Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Tequila, Pecos… La música era el pilar fundamental en el que se sustentaba esta revista que durante más de tres décadas en evolucionó con los gustos musicales de sus lectores fomentando ese fenómeno fan que sigue con nuevos artistas (algunos de los de entonces también lo mantiene) y que promueven otras publicaciones en papel y digitales.
La revista de la Transición
Con la estética Súper Pop, el libro repasa los grandes momentos, la historia y los personajes indispensables de la cultura pop que ayudó a difundir por todo el país durante sus años de vida en papel. Este fanzine, que llegó con la democracia y creció con la Transición y la movida madrileña, dominaba ese aire frívolo a todo color que tan necesario era para la España que comenzaba a salir de la oscuridad. El escritor Jordi Serra i Fabra y el editor Mariano Nadal fueron sus creadores, pero siempre han dejado en manos femeninas la direcciones de Súper Pop y una de ellas, Ana Rius, es ahora una de las autoras de este libro-homenaje.
El mérito de Súper Pop fue aparecer en el momento oportuno en España que vivía el apogeo de la Transición.
“El mérito de Súper Pop fue aparecer en el momento oportuno en España que vivía el apogeo de la Transición. Se hizo una revista asequible para un público que no tenía nada igual. Frente a fans peludos, rockeros, ávidos de rock duro y del underground de comienzos de los setenta, las quinceañeras de fines de la década eran vírgenes a la espera de su bautismo de fuego musical”, explica Serra i Fabra. La primera portada de la revista, que entonces costaba 50 pesetas y se vendía junto a Pronto, estaba protagonizada por Camilo Sesto. Y en sus páginas interiores ya aparecían secciones que se mantendrían durante muchos años: 50 preguntas a, El álbum de fotos de…, Me gusta/No me gusta, etc. Pablo Abraira, Miguel Bosé, Ángel Nieto, Paul McCartney y Bruce Lee fueron algunos de los personajes que poblaron ese primer número para el recuerdo y que continuaron durante años siendo protagonistas de las letras de la revista. Artistas y personajes del panorama nacional y del internacional que con el paso de los años iría creciendo por sus conciertos en nuestro país, los nuevos programas de televisión y la apertura musical de esas generaciones.
Junto a Ana Rius escribe Javier Adrados (escritor y parte del mundo de las discográficas), que opina que la transición política no habría sido igual sin la cultura que la acompañó. “Y esta última no se hubiera descrito igual sin Súper Pop”.
La revista de las confesiones amorosas
Y en esa descripción de la realidad de la cultura pop juvenil entraban, además de la música, la televisión –dedican en el libro un capítulo completo a la serie americana Sensación de vivir, que se convirtió en un atractivo programa desde 1990 a 2000–, y a las experiencias adolescentes en su exitosa sección de las cartas. Llegaban a la redacción en sacas de correos en las que los sentimientos y las dudas de las jóvenes se relataban para encontrar respuesta en la revista que sí hablaba su idioma y en la que confiaban sus mayores secretos e intimidades, lo que no eran capaces de hacer en su entorno familiar.
Hechos reales anónimos que Súper Pop publicaba para que las lectoras conocieran y aprendieran de esas dudas y preguntas relacionadas con el primer amor, el primer beso, el primer encuentro sexual… Explica Ana Rius que la mayoría de las que escribían eran chicas, pero que cuando algún chico se animaba a hacerlo la publicaban por el simple hecho de que se hubiera atrevido. Una Escorpio de 15 años está locamente enamorada de un Libra de 16. ¡Qué recuerdos!
La revista que creaba ídolos
Otro de los ganchos evidentes de Súper Pop eran las promociones, los regalos que casi siempre salían de la imaginación de Mariano Nadal. Chapas, casetes con dos canciones, pegatinas, carpetas y pósteres, las divertidas tarjetas para ligar (al poner el dedo sobre un círculo de cristal líquido sabías si lo que sentías por la otra persona era simpatía, amistad o atracción). Miente el que diga que no ha caído en la compra gracias al obsequio, así funcionan hoy en día muchas de las revistas femeninas, los diarios, etc.
La revista tenía mucho poder para desarrollar ídolos musicales.
Iremos pasando las páginas de este libro para recordar los grandes objetivos de los fans lectoras de Súper Pop: Pecos, Tequila, Leif Garret, Miguel Bosé, Iván y Pedro Marín, Mecano, Hombres G, Michael Jackson, Madonna, Marta Sánchez, Sabrina, Spandau Ballet, Duran Duran, Eros Ramazzotti y Alejandro Sanz, al que describen como el cantante masculino más importante que ha dado España en los últimos 25 años y al que siempre, siempre, apoyó Súper Pop desde sus comienzos. “Estaba claro que la revista tenía mucho poder para desarrollar ídolos a la altura de lo que las jovencitas españolas querían en cada momento”, relatan. Aparecer en Súper Pop, aseguran, era a veces más importante que actuar en prime time en televisión o un disco rojo en cualquiera de las emisoras FM de referencia.