ARIYA, SUV eléctrico de Nissan en una ruta por Girona.

Una excursión por Girona al volante de ARIYA, el SUV eléctrico más puntero de Nissan

Recorremos el interior y la costa de Girona a bordo del ARIYA, el modelo eléctrico más evolucionado de la marca japonesa Nissan. 

La ruta comienza en el nuevo proyecto de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca, propietarios del Celler de Can Roca, varias veces considerado el mejor restaurante del mundo. El lugar lleva por nombre Esperit Roca y se encuentra ubicado en la cima de la montaña dels Sants Metges, a diez kilómetros del centro de Girona. El emplazamiento es una antigua fortaleza conocida como Castell de Sant Julià de Ramis, que llegó tarde a todas las guerras y quedó en el olvido hasta que el joyero Ramón López y Vergé la compró y decidió restaurarla. El Nissan ARIYA es el SUV más premium de la firma; 100% eléctrico, enérgico y versátil en carretera. Ni siquiera nota el ascenso. Le sobra potencia, pensamos al tiempo que bordeamos el antiguo foso del castillo, antes de atravesar el control de acceso al complejo.  

Todo es jardín y piedra aquí arriba. Un puente elevado nos conduce a la entrada del hotel, que cuenta con 15 habitaciones y transmite una tranquilizadora sensación telúrica a través de los colores y materiales de su interiorismo. El estudio de Andreu Carulla ha ayudado a los Roca a pensar los espacios: también el del restaurante, donde la carta ofrece, desde que inauguraron el pasado mes de mayo, una colección de grandes éxitos del Celler, o la bodega, horadada bajo una inmensa cúpula en la tierra viva y pensada para albergar más de 80.000 botellas.  

Tras la visita regresamos a nuestro ARIYA. El vehículo se encuentra totalmente conectado a través del sistema NissanConnected Services y resulta extremadamente cómodo por detalles como la facilidad con que se personaliza la posición del asiento o su retrovisor interior con cámara inteligente. Cuenta, además, con un techo panorámico que ahora, cuando las nubes que nos cercaban han dejado de amenazar, nos permite contemplar el cielo desde el habitáculo mientras iniciamos el viaje hacia la Garrotxa.  

ARIYA, SUV eléctrico de Nissan en una ruta por Girona.
Acceso principal a Esperit Roca, un nuevo espacio para el crecimiento conceptual y gastronómico de los hermanos Roca. 

Tierra de volcanes 

La Garrotxa, en el interior de la provincia de Girona, alberga el espectacular parque natural del mismo nombre y ofrece infinitas rutas serpenteantes entre las cumbres de sus numerosos volcanes apagados y los pueblos diseminados a su abrigo. Nosotros hemos quedado en el más bello y peculiar de todos esos pueblos: Santa Pau.
 
La localidad se encuentra ubicada entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres. Un estrecho pasaje llamado portal de Sant Antoni nos da acceso a la Plaza Mayor del pueblo, cuyo trazado caprichoso se dispone alrededor del castillo, un edificio robusto que se erige en el punto más alto del centro. Si no fuera por los coches y las terrazas, creeríamos haber regresado de algún modo a la Catalunya medieval.  

Uno de los establecimientos que protegen sus mesas bajo las arcadas de los soportales es Cal Sastre, un lugar icónico que nos ofrece un menú local en el que destacan las pequeñas judías blancas que toman el nombre del pueblo, Santa Pau, junto a otras estrellas de su cocina volcánica y de montaña como el canelón de butifarra. Las fotos en sus paredes muestran que no hay nadie relevante en la sociedad catalana de las últimas décadas que no haya gozado en algún momento de la hospitalidad rústica y sabrosa de Cal Sastre, ya sea en su restaurante o en las ocho habitaciones de su hotel. 

ARIYA, SUV eléctrico de Nissan en una ruta por Girona.
El Nissan ARIYA dispone de tres modos de conducción: deportivo, estándar y eco. 

Abandonamos Santa Pau y conducimos de nuevo entre volcanes. El bajo centro de gravedad del ARIYA nos mantiene pegados al asfalto mientras sorteamos las curvas del camino que nos conduce a Castellfollit de la Roca, otra pequeña villa medieval de poco más de mil habitantes. Su edificación más relevante es Sant Salvador, la iglesia del siglo XIII ubicada en el centro, pero lo que hace único al pueblo no se ve desde su interior. Es al abandonarlo cuando contemplamos, desde la perspectiva que nos otorga la distancia, cómo el pueblo se encuentra construido sobre un acantilado de basalto cortado a cuchillo y cómo sus casas parecen colgar sobre el horizonte contra el cielo gris. 

La carretera continúa y vuelven las nubes. Los sistemas automáticos de luces y limpiaparabrisas se activan mientras tomamos el camino hacia Besalú, otro precioso enclave considerado conjunto histórico artístico. Su puente de siete ojos dominado por una torre señorial nos deja con la boca abierta. Desde aquí le decimos adiós a la Garrotxa para dirigirnos a Figueres, en la vecina comarca del l’Alt Empordà, y al museo Dalí, que acaba de celebrar su 50 aniversario. El ARIYA se muestra ágil, preciso y silencioso como un felino en el tráfico de la ciudad, pero es hora de dirigirnos ya hacia Mas Falgarona, el hotel boutique donde nos esperan para cenar. El lugar se abre desde sus suites a un prado infinito y cuenta con zona de carga para nuestro coche, que apenas ha consumido en el trayecto del día un tercio de la capacidad de carga de sus baterías. Un apunte gastronómico antes de cerrar los ojos: espectaculares los huevos con bechamel trufada y guisantes braseados. 

Al día siguiente, el ARIYA está al 100% de energía. Nuestra primera parada será en Cala Montjoi, donde nos esperan para visitar elBulli 1846. Las llantas del coche se aferran al asfalto de las innumerables curvas que descienden hacia el mar. La seguridad que transmiten todos y cada uno de los sistemas del coche es completa. 


 
En elBulli nos explican el nombre de este espacio museístico en el que se ha convertido el que fuera el restaurante creativo más importante del mundo: 1846 son los platos que se crearon mientras elBulli fue, bajo la égida de Ferran Adrià, la referencia de la creatividad culinaria mundial. Después, tras cerrarlo, Adrià se volcó en el conocimiento y en desarrollar su método de conocimiento Sapiens. Sobre ello y sobre la historia del lugar se habla en las diferentes instalaciones ubicadas frente al antiguo restaurante.  

Visión panorámica de la Cala Montjoi desde elBulli 1846.
Visión panorámica de la Cala Montjoi desde elBulli 1846. La creatividad de Ferran Adrià hizo de elBulli el referente de la vanguardia culinaria mundial.

Un par de horas después abandonamos elBulli para adentramos en la pista de tierra que nos lleva hacia la derecha. Nuestro destino es Cala Joncols. Abrimos las ventanillas: el silencio es parte del placer de la conducción y este es un buen momento para probar el e-Pedal, un sistema de control de tracción que al activarse transforma el acelerador en un pedal inteligente, capaz tanto de acelerar como de activar la frenada regenerativa del vehículo si lo soltamos.  

Tras unos 15 minutos de ascensos sobre la cornisa del mar y descensos hacia el valle flanqueado por bancales de piedra, llegamos al siguiente destino: Cala Joncols, un hotel en la costa virgen entre Roses y Cadaqués, entre el Cap de Creus y el Cap Norfeu, en plena playa salvaje y tan respetuoso con su entorno que ostenta el certificado Biosphere. El edificio se alza en blanco sobre la terraza que ocupa su restaurante. Al fondo hay viñedos que escalan el monte, cuya uva sirve para elaborar unos vinos propios que maduran bajo el agua del Mediterráneo. Las habitaciones están repletas de luz, la cocina es tradicional y el mar parece el jardín privado del hotel.  

Cala en el parque natural del Cap de Creus. Recorrido en ARIYA de Nissan.
Cala en el parque natural del Cap de Creus.

Mucho más que un castillo 

Es tiempo de dirigirnos hacia nuestro último destino del día, Perelada, la emblemática localidad situada en el Alt Empordà en cuyo castillo nos espera una cena con menú degustación. Se trata, sin duda, de uno de los escenarios gastronómicos más bellos de Catalunya, en el que se ofrece una cocina actualmente en plena renovación a cargo del joven chef Javi Martínez y donde continúa ejerciendo como maestro de ceremonias el incombustible jefe de sala Toni Gerez. Su mesa de quesos pone un colofón perfecto a nuestro día. Hoy dormimos en Mas Lazuli, un hotel ubicado en el que fuera un convento del siglo XIII que se abre como un escenario panorámico a los humedales de l’Empordà, una de las reservas ornitológicas más importantes de España. 

Al llegar el día, apenas nos queda un destino por visitar: si ayer cenamos en su castillo, hoy visitamos la nueva y deslumbrante bodega que el grupo Perelada inauguró el año pasado. El edificio, completamente integrado en su entorno, se ha convertido ya en una de las grandes referencias arquitectónicas del sector del vino en España y en Europa. Su diseño, a cargo del estudio de arquitectura RCR, establece un diálogo ecológico, cultural y paisajístico entre la tierra, la historia de la antigua granja familiar que reinterpreta y el vino. Es un lugar majestuoso en el que cargamos por última vez nuestro vehículo antes de tomar el camino de vuelta a casa. De nuevo llueve sobre el asfalto.

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