Hugo Silva: la calma deseada
Hugo Silva transmite tranquilidad. Lejos ya el boom que le convirtió en el chico de moda hace 20 años, disfruta ahora una nueva ¿juventud, madurez? en la que no para de trabajar. Nos lo cuenta vestido de DIOR. Estlismo: María Larrú.
No es, seguro, el actor más mediático del mundo. Pero lo cierto es que todos conocen a Hugo Silva (Madrid, 1977). Un par de generaciones al menos: la que se entregó masivamente a la serie Los hombres de Paco allá por los años 2005-2010, cuando las plataformas no habían multiplicado la oferta hasta convertirla en un producto de usar y tirar; y la que disfruta ahora de la madurez del actor que, sin parar de trabajar, demuestra su solidez interpretativa en películas como La buena suerte (2025) o sus dotes para la comedia en Buscando a Coque (2024) y Un funeral de locos (2025), por citar solo algunas entre las últimas. Ambas cualidades le acompañan también en Marbella, la serie de Movistar Plus + que en enero estrena su segunda parte, Marbella. Expediente judicial, a la que se incorpora la actriz Natalia Molina (Desmontando un elefante).
Un artículo se refería a usted, parafraseando la canción de Astrud, como “hay un actor en España que lo rueda todo”. Está en un momento dulce.
Sí, la verdad, me siento bastante afortunado, soy bastante consciente. También me ha tocado una época de mucha bonanza con las plataformas y encima tengo la suerte de que la gran mayoría de las cosas que me toca hacer me encantan.
¿Y tiene algo que ver esta etapa con la que inició, hace ya casi 20 años, con el éxito de Los hombres de Paco?
Los hombres de Paco es un punto de inflexión total en mi carrera a nivel mediático. Me ha influido mucho en el resto de la carrera.
Alguna vez ha dicho que entonces tenía ambición y que ahora tiene más fondo. ¿Qué significa eso?
Sí, antes, como que proyectaba mucho más, quizás, algo ideal. Me pasaba con la vida y me pasaba con la profesión. Y ahora como que soy más consciente de disfrutar y dosificar el presente.

Después de aquel boom –la serie llegó a alcanzar cotas de audiencia del 30%– le vino bien ese año que pasó en Colombia para apartarse de los focos.
Aquella época supuso un momento mediático súper bestia, de ponerme de moda de golpe. Eso es complicado. Y casualmente me tocó irme a Colombia con dos trabajos seguidos, prácticamente un año, un país donde no me conocía nadie, y fue como una limpieza muy interesante. Para la cabeza. Me ayudó a relativizar y también a verme a mí mismo a través de los ojos de gente que no me conocía de nada, que siempre es bueno, porque eso te refresca la identidad.
¿Y ahora por fin disfruta de la fama?
No, no disfruto. Digamos que ya la tengo muy aceptada, forma parte de mi vida. Y además no es lo mismo la fama del principio que la de ahora. Ahora soy como un viejo amigo o un familiar que te encuentras por la calle y antes era el chico de moda, y eso es una fama mucho más explosiva y mucho más difícil de llevar, muchísimo más.
Dice que tiene suerte de los proyectos que le llegan. ¿Qué le gustó de la serie Marbella?
Me parece una maravilla. Yo leí el artículo en el que está basado la primera temporada, recuerdo que iba en el AVE, y lo primero que pensé fue ‘vaya pedazo de serie que hay aquí’, antes de saber que se estaba haciendo. Porque yo tampoco era consciente de lo que estaba pasando en Marbella. Y luego fui a hacer el casting, sin relacionar en aquel instante una cosa con la otra. Pero lo que sí que sabía es que la dirección era de Dani de la Torre, y eso me motivó bastante. Y tuve la gran suerte de que Dani, Alberto (Marini, codirector), todo el equipo de guion, me llevaron un fin de semana a Marbella a rodearme de gente, a entrevistarme con un abogado en el que está inspirado mi personaje, a estar en los sitios donde este tipo de fauna convive, en restaurantes, en clubs. Fue muy claro y muy inspirador, no solo ver a la gente, también el ambiente, la atmósfera. Es algo que yo en mi vida… vamos que no tiene nada que ver con mi día a día. Pero precisamente por eso, por lo extraordinario que es, es oro cinematográfico.
¿Y ahora llega la segunda parte, Marbella. Expediente judicial, a la que se incorpora con un papel destacado la actriz Natalia Molina?
Sí, interpreta a la fiscal, que también está inspirada en un personaje real, y es una segunda parte muy interesante. Digamos que las presentaciones de todo lo que es el ecosistema ya están hechas, y ahora lo que vemos también son los entresijos y cómo legalmente se mueve todo, tanto la fiscalía, que ya te digo que tiene un trabajo salvaje, como los abogados.

¿Sabía aquel ‘guaperas’ que se iniciaba en televisión que tenía esta vis cómica?
Bueno, yo siempre he hecho comedia: Los hombres de Paco era comedia y antes había hecho Paco y Veva, que también. La comedia me resulta fácil, cómoda, y disfruto mucho haciendo comedia. Si por mí fuera, haría solo comedia. Me da mucha pena que sea un género que no se tome tan en serio, cuando es quizá lo más difícil de hacer, y también creo que lo más beneficioso y lo más sano para la sociedad. Incluso para el sentido crítico de las cosas, el humor es lo más lo más revulsivo.
Quizás sea uno de los secretos de Marbella, que junto a mafiosos que extorsionan y pegan tiros hay un punto de humor, caricaturesco en ocasiones.
Es que realmente si tú ves lo que pasa en Marbella, pero encima le pones un determinado punto de vista, es que es muy gracioso. Es lo que nos pasaba cuando estábamos allí. Nos moríamos de risa, porque era todo tan extravagante y tan bestia que en cuanto tuvieras un punto de vista de alguien con la cabeza un poco amueblada, todo te parecía fascinante, pero muy loco. Pasa en Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990): es todo terrible lo que estás viendo, pero hay veces que te da la risa, porque dices ‘es que es absurdo’. Pues eso es.
Se empeña en sus muchas de sus declaraciones en bajar a la tierra la profesión de actor.
Es que no es tan importante lo que hacemos. A mí me gusta hablar con la gente de tú a tú, de frente a frente. Entonces, creo que es un poco absurdo que a los actores se nos mire de una manera distinta. Y a mí es que no me parece tampoco tan complicado lo que hacemos. Hay que saber, es un oficio, como todo, pero no creo que sea una profesión dura, como oigo a veces. Hombre, a lo mejor si te afectan las críticas, bueno, es duro, pero será duro para tu ego. ¿Estás expuesto? Sí, eso a lo mejor es con lo que tienes que lidiar, pero ya está. El resto me parece una profesión maravillosa, es disfrutona, haces lo que te gusta, conoces gente maravillosa, te toca viajar mogollón y trabajar con gente de fuera… Me parece un planazo, vamos.
¿Cree que hay algún papel en el que no encajaría en absoluto?
Quizás personajes que haya hecho más joven, por una cuestión más vital. Creo que ya no me toca a mí hacer cierto tipo de galanes, digamos que por una cuestión sobre todo de edad, de pulso y de energía.

Yendo un poco más allá: dijo una vez el actor Eduard Fernández que no haría nunca de pedófilo, para no tener que ponerse, siquiera por un instante, en el papel de un personaje así. ¿Ha pensado algo parecido alguna vez?
No lo sé…, es complicado. Creo que es muy sano para los actores entrar y salir todo el rato de lo que estamos haciendo. Yo investigo, y buceo mucho, y me pongo en la piel de por qué sienten mis personajes como sienten y por qué actúan como actúan, pero no me lo llevo a casa. Eso lo he aprendido con el tiempo y estoy muy orgulloso. Pero es que incluso en los rodajes soy capaz de desconectar, puedo estar leyendo una novela. Eso sí, desde que dicen ‘motor’ hasta que dicen ‘acción’ es un momento sagrado. Pero el resto del tiempo… De hecho, intento cada vez estar un poco más lejos, estar tranquilo, pero no estar ahí todo el rato, porque eso es agotador.
A usted, que vivió esa época de series con esos picos de audiencia, ¿no le da vértigo este nueva forma de creación y consumo inmediato que imprimen las plataformas?
No. Lo que me daría pena sería que se perdiera la creatividad o se convirtiera en algo homogéneo y fácil de consumir. Creo que el éxito de las plataformas ha sido todo lo contrario: ser valientes para dar un producto distinto por el que la gente está dispuesta a pagar. Lo que me daría pena sería esta tendencia, que veo en internet y en las redes sociales, por la que todo se está convirtiendo en lo mismo. No digo que esté pasando, pero me daría muchísima pena que pasara en la ficción.
¿Se puede identificar el éxito de un actor con dejar de hacer castings? ¿Usted ha dejado de hacerlos?
No, no. No se deja de hacer castings. Creo yo. Hay muchos trabajos que hago que tengo la suerte de que me llaman directamente y otros he ido a hacer pruebas y voy encantado. No tengo ningún problema.
¿Marca ser del barrio de San Blas?
Los que nos hemos criado en el extrarradio de Madrid tenemos esa experiencia vital un poco distinta, creo yo, al resto.

¿Y tuvo algún momento concreto de decisión determinante para su futuro?
Desde pequeño lo he tenido muy claro, y he tenido mucho apoyo de mi madre, sobre todo, y de mi padre. Yo no me dedico a esto por casualidad. Lo he buscado Y he tenido mucha suerte también. A mí, ese discurso de ‘si quieres y luchas, puedes’, no siempre es así. Yo lo he buscado, pero también he tenido mi potra.
¿Qué tal se ha encontrado en esta sesión y con este estilismo de Dior?
Me he sentido muy bien. Cuando te pones ropa con una calidad tan bestia, es alucinante y, la verdad, da gusto.
¿No cree que últimamente le pedimos demasiado a los famosos: les juzgamos por su profesión y también por lo que opinan o hacen?
Ahora lo que pasa no es que todo el mundo opine, sino que todas las opiniones se publican. Yo hace ya mucho que soy bastante aséptico, he salido de Twitter ya hace un año. Y hay temas que no tengo claro. Y, además, que tampoco me apetece estar tan al tanto de la actualidad, Prefiero leerme un libro, es que me gusta más la ficción que la realidad, sinceramente. Hubo un momento en que dije ‘pero yo por qué tengo que tener esta responsabilidad’, ya no como persona pública, digo como ser humano. Yo alucino con que la gente sepa y tenga tan clara la opinión de lo que pasa en el mismo momento de qué sucede. Yo no, yo no. Y además me niego.
¿Sigue disfrutando de sus estudios de canto y guitarra?
Sí, ayer estuve un buen rato tocando una guitarra acústica que me regaló mi amigo Asier Etxeandia por mi cumpleaños. Estoy cada dos por tres, la saco, la afino, la limpio, busco en YouTube unos tutoriales de cualquier tema, de repente, del que me acuerde. Es alucinante, si yo hubiera pillado de chaval lo que hay en YouTube lo hubiera disfrutado tanto….
Producción: Montse Curiel para Cuarto Oscuro Producciones.
Asistente de fotografía: David Santa Cruz.
Retoque digital: Sergio Martín.
Maquillaje y peluquería: María Salud para Salón Moncho Moreno.
La sesión ha sido realizada en el Wellington Hotel & Spa Madrid.
C/ Velázquez, 8. Madrid.
Tfno.: (+34) 915 754 400.
hotel-wellington.com