Nombres del año VI – Diseño: Sam Baron y el diseño como acto cultural
Con estudio en Francia y Portugal, tiende un puente entre tradición y modernidad que se traduce en colecciones de muebles y objetos tan funcionales como poéticos.
El francés Sam Baron (1976) es uno de los diseñadores contemporáneos que mejor expresa una constante reflexión sobre el sentido de producir objetos en el mundo de hoy, cuestionando qué significa el diseño en una época saturada de producción y cómo puede seguir siendo un acto cultural significativo. Su proceso creativo no se limita al aspecto formal del proyecto, sino que investiga el patrimonio cultural, artesanal e histórico que son su fundamento. “Mi trabajo –explica– es una mezcla de tradición e innovación en relación a algo que, de alguna manera, conocemos o redescubrimos, reformulado con las técnicas o tecnológicas que tenemos hoy”.
A lo largo de su carrera —que incluye haber sido director creativo de Fabrica (el centro de investigación creativa de Benetton) y colaboraciones con importantes marcas como Vista Alegre, De la Espada, Bitossi, Bosa o Sèvres— ha desarrollado un lenguaje propio donde el diseño dialoga con lo artístico, entre el objeto doméstico y la escultura. Reinterpretar métodos tradicionales y redescubrir técnicas artesanales –especialmente de la cerámica y el vidrio–, para darles un lugar renovado en la cultura contemporánea, se ha convertido a lo largo de los años en el centro de su labor creativa. Sus piezas suelen nacer de la observación de formas históricas o arquetípicas, como las siluetas del mobiliario clásico francés o los moldes cerámicos tradicionales, pero son transformadas con una mirada actual que juega con la descontextualización y la creación de nuevas narrativas.
“La cerámica, para mí, es muy apreciada, ya que fue uno de los primeros materiales que usé para proyectos que me dieron gran visibilidad y que fueron mis primeros pasos en el mundo del diseño. Empecé en 2001 con una residencia llamada Villa Medicis hors les murs, impulsada por el Gobierno francés, cuyo objetivo era enviar artistas y diseñadores al extranjero para crear un proyecto específico con una técnica local. Propuse trabajar en Portugal y llegué a Vista Alegre, donde tuve la oportunidad de usar su increíble archivo y técnica para crear un proyecto bastante conceptual que mezclaba retazos de formas antiguas. Luego, con Bosa, en 2004 –continúa el Baron– hice un proyecto especial para la semana del diseño de Milán, una colección de platos design slices, que se agotó en dos días. En aquella época me llamaban muchas otras empresas de cerámica, pero quería usar también otras técnicas y materiales.”
En la última semana del diseño de Milán presentó para la casa Dior una colección llamada Ode à la Nature compuesta por jarrones monumentales en otro de sus materiales preferidos: el cristal soplado, en este caso con motivos botánicos de ramas, hojas y tallos que se inspiraban en el imaginario clásico de Dior. “La inspiración proviene de la pasión de Christian Dior por las flores y los jardines y los archivos de Dior. Además, crecí en el campo, por lo que la naturaleza siempre ha estado presente en mi vida –explica–. Y los archivos de Dior están llenos de referencias a detalles botánicos. Para mí, era obvio que debía usar la naturaleza”. Fue un ejercicio espectacular de destreza artesanal y gran impacto visual.
Recientemente, ha diseñado una obra para el pabellón francés en la Expo de Osaka en la Manufacture de Sèvres compuesta por piezas de distintos diseñadores, como una especie de patchwork de partes en distintas etapas de producción: cerámicas en bruto, piezas a medio acabar y productos terminados.
Su obra se sitúa así en un territorio híbrido entre arte, diseño y pensamiento crítico materializado en objetos que evocan el pasado, pero con una impronta distintiva y contemporánea.