Óscar Higares: el extorero que cambió los ruedos por los rodajes
Extorero, ahora actor, Oscar Higares es un apasionado de la moda que reconfecciona prendas o acude a sastrerías con sus propios diseños. Esta sesión es un acercamiento a su muy particular estilo. Estilismo: África Colado.
Si en los ruedos se jugaba la vida, delante de las cámaras se deja el alma. Talento, esfuerzo y dedicación le han servido para estar en series como Entrevías y rodar junto a grandes como José Coronado, Luis Zahera o Maribel Verdú. Tras 30 años en los ruedos, Óscar Higares (Madrid, 1971) compagina ahora una ascendente carrera como actor con una actividad frenética que lo mismo le lleva a concursos de televisión que a diseñar joyas o prescribir estilo.
Dicen que un torero nunca se corta la coleta…
Esa es una idea poética, romántica, pero cuando uno termina una carrera y emprende otra, en ese momento pasa a ser ex de lo anterior y a formar parte de lo que está haciendo. Yo me retiré de la profesión que ha formado parte de mi vida durante 30 años y todo lo que soy y los valores que tengo me los ha dado el toro, pero ahora soy actor.
¿Qué es lo que le llevó al mundo de la actuación?
Tenía claro que quería dedicarme a otra cosa, tras muchos años en una profesión muy exigente con corridas muy duras, y había conseguido más de lo que había soñado. Empecé haciendo pasarela y algún concurso, pero no me lo había planteado como una profesión. La verdad es que ser actor no lo decides tú, lo deciden los demás: tú pones toda tu energía, pasión y alma, pero es la industria la que decide si sigues o no, porque por muy bueno que seas, si no cuentan contigo, no sirve de nada.
¿Qué papel considera su alternativa delante de las cámaras?
Creo que [Enrique] Urbizu fue el primero en no verme como torero. Aunque ya había hecho otras series, cuando rodé Gigantes con él decidí no torear más para evitar accidentes o tener que parar un rodaje por mi culpa. Me di cuenta de que meterte en la piel de otra persona para contar otras historias era magia pura y decidí reconducir mi vida. En esa serie tenía que rodar una escena muy bucólica y no sabía cómo hasta que Urbizu me dijo “esto es poesía”, y parece que lo entendí porque, al acabar, el director me dijo: “Ya eres actor”.
Los comienzos también serían duros…
Y lo sigue siendo porque, aunque hay muchas cosas que me salen solas, que están en mi ADN, llevo formándome desde que empecé. En esta vida el talento es una cosa que se tiene o no se tiene, pero sin trabajo no sirve para nada: hay que trabajarlo día a día. Yo sigo asistiendo a clases y cursos y no me canso de aprender.
Acaba de pasar por el programa Maestros de la Costura, pero no es la primera vez que se pone delante de una máquina de coser…
Siempre he sido muy particular a la hora de vestir y entender la moda. Es verdad que el torero siempre ha cuidado mucho su imagen, y a mí me gustaba arreglarme la ropa para que me quedara a mi gusto, y coqueteaba con la máquina de coser entallando las chaquetas o metiendo una pinza a un pantalón.
Pero los toreros son bastante clásicos a la hora de vestir…
El clasicismo más rancio yo lo he sabido llevar a otro plano remontando mi inspiración a los años 30 y 50, que es cuando mejor se han vestido los hombres. Yo voy a una sastrería y hago el diseño, tratando de llevarlo a esas épocas, y por eso mis trajes son diferentes. Lo que no hago es seguir a rajatabla las tendencias: solo me pongo lo que me gusta y me sienta bien y esto es lo que ha hecho que la gente me identifique por mi forma de vestir.
¿Cómo surge la idea de hacer una colección de joyas con la marca Hobe?
Yo siempre he llevado collares que me hacía yo; compraba una pulsera, la deshacía y me hacía un colgante, y al preguntarme la gente dónde podía comprarlo, me di cuenta de que mi manera de vestir y los complementos que usaba creaban estilo. Por eso me lancé a hacer esa colección.
¿Y piensa dar el salto y diseñar moda?
Sí, sí, me gustaría, al menos algo pequeño, tres o cuatro prendas que contengan mi esencia.
