Pawel Pawlikowski, el cineasta que conquista a las minorías

Lo que ha logrado el director polaco fincado en el Reino Unido Pawel Pawlikowski está reservado a los grandes del cine de autor: alcanzar a las amplias minorías de medio mundo con dos películas en blanco y negro, filmadas en el antiguo formato 4:3, huyendo de la panorámica ancha del cine espectáculo, con áridas historias sobre su país natal, la barbarie nazi y el martillo del estalinismo. Alta cultura sin miedo a la emoción, belleza estética cargada de profundidad: 'Ida' (2013) y 'Cold War' (2018). Laureado como el mejor director en el Festival de Cannes por 'Cold War', gran favorito en los inminentes Premios del Cine Europeo y ahora nominado al Oscar a la mejor película extranjera en habla no inglesa, a la mejor fotografía y a mejor director, Pawlikowski (Varsovia, 1957) representa un tipo de cineasta en peligro de extinción: el del director elegante de vasta cultura que no tiene prisa. Hijo de médico militar y de bailarina, nieto de judíos exterminados en Auschwitz, afincado en Londres desde su adolescencia, graduado en Literatura Alemana y Filosofía y forjado como documentalista político de la BBC, el director de la historia más hermosa y conmovedora del año esperó hasta los 41 años para realizar su primer largometraje. Ahora, tras seis películas y asentado como uno de los grandes del cine, prepara la adaptación de una de las más prestigiosas novelas contemporáneas: 'Limónov', de Emmanuele Carrére, relato que no le pilla de lejos porque incluso él mismo tiene cierto protagonismo en varias páginas del libro. Allí tendrá que demostrar otra de sus grandes virtudes: el valor de las elipsis. En tiempos de metrajes desmesurados, Ida y Cold War duran menos de hora y media. Pawlikowski, artista ilustrado, cineasta de la concisión estremecida.