Primitivo Roig, el dentista 'slow'
La de dentista es solo una de las muchas facetas de Primitivo Roig. Formador de vocación, imparte clases en la Universidad de Harvard y ofrece conferencias no solo referidas a su sector, sino también a la gestión empresarial, el deporte, la belleza y hasta la gastronomía. Con un denominador común: el movimiento ‘slow’, ese que […]
La de dentista es solo una de las muchas facetas de Primitivo Roig. Formador de vocación, imparte clases en la Universidad de Harvard y ofrece conferencias no solo referidas a su sector, sino también a la gestión empresarial, el deporte, la belleza y hasta la gastronomía. Con un denominador común: el movimiento 'slow', ese que aboga por disfrutar el tiempo en lugar de someterse a su tiranía, por lo natural, por lo cercano frente a una globalización que castiga la diferencia o la autenticidad.
Con esa filosofía, Primitivo Roig ha creado las Clínicas W. Repartidas por toda España, entre sus señas de identidad figura, por un lado, su apariencia: más que clínicas, parecen boutiques de lujo diseñadas con el foco puesto en el paciente. Y eso implica, además, atención inmediata, sin esperas; diagnósticos ajustados, sin 'sobretratamientos', con respeto a la dentadura original, a la imagen natural. Todo es calma y personalización. Nos lo explica el propio Roig:
¿Qué pinta el movimiento 'slow' en la odontología?
Tanto como en la alimentación, la educación, la moda, el turismo o la vida misma. Vivimos en un mundo en el que las prisas y la cantidad están arrinconando a la calma y la calidad. En la odontología, como en tantas otras profesiones, hace falta poner el foco en la excelencia, en promover que no hay nada más barato que hacer las cosas bien, en respetar al paciente, en competir con valores, en cuidar hasta el último detalle y en recordar que la tecnología potencia, pero no sustituye al factor humano. La sanidad con prisas no beneficia a nada ni a nadie. La odontología es un servicio de persona a persona, que debe iniciarse desde la prevención, y el movimiento slow nos ayuda a recuperar esas bases y a aplicarlas con éxito en un mundo tan diferente como es el de hoy.
¿En qué lo va a notar un cliente, más allá del diseño de la oficina y las buenas palabras?
La experiencia es sencillamente otra. La arquitectura y el diseño de espacios ayudan, pero de nada sirven si no se acompaña de los elementos clave. La calma y los momentos para la comunicación y la escucha son la base de la relación y la confianza. Se trata de poner el acento en la persona antes que en el diente. La mayoría de estudios desvelan que lo que más valora el paciente de un profesional es su capacidad de escucha, de empatía y su calidad humana. Teniendo esto claro, no recortamos minutos en conseguir que cada paciente comprenda qué es lo mejor para él. Me resisto a aceptar tres clichés clásicos en nuestro oficio: que el dentista hace daño, que te hace esperar mucho y que es caro. En el método 'slow', incorporamos toda una serie de procedimientos precisamente para demostrar que no tiene por qué ser así. Es más, ponemos toda la pasión en hacer ver que hoy en día la odontología y un dentista pueden impactar muy positivamente en la vida de una persona a través del cuidado y mejora de su sonrisa.
¿Cuál es actualmente la situación de Clínicas W?
Actualmente hay 21 centros repartidos por toda la geografía española. Clínicas W se expande haciendo honor a sus valores, como son la confianza, la cercanía, la comunicación y la prioridad de primar la calidad por encima de la cantidad, asegurándonos que aportamos valor. Cada clínica tiene un dentista que la representa, que la humaniza con su nombre y apellido, dando mayor confianza al paciente que sabe que siempre le atenderá el mismo profesional.
Dientes blancos y perfectos. La tendencia ha calado y las nuevas generaciones, y no tan nuevas, hacen lo necesario para lograrlo. ¿No tienen ya cabida las dentaduras imperfectas?
Es cierto que cada vez hay más conciencia social acerca de la salud y estética dental, pero aún hay mucho que hacer al respecto. Todos los días en la calle, en los medios, en las redes… uno puede ver personas y profesionales con máximo cuidado en su pelo, su ropa, su imagen, su salud, pero que no ponen el mismo mimo en sus dientes o en su sonrisa. Los dentistas aún podemos hacer mucho para que la sociedad nos considere como una gran ayuda. Nos avala la ciencia: la gente más orgullosa de su sonrisa es la que más sonríe, y la gente que más sonríe es más feliz y progresa más. Tampoco un buen dentista homogeniza las sonrisas. Cada paciente tiene un tamaño de dientes, color, forma y posición que definen su sonrisa ideal y que encajan con su rostro e incluso con su estilo personal. En ocasiones incluso ciertas asimetrías e imperfecciones en la sonrisa son las que hacen que esta pueda brillar aún más. La imperfección tiene su arte y no tiene por qué desaparecer, forma parte de la esencia humana.
Su perfil transciende el de la odontología, e incluye el de formador, emprendedor y gurú del movimiento slow en general. ¿Qué tienen en común todas esas facetas, confluyen en una misma filosofía de la vida?
No es que me considere un gurú del movimiento slow en general, puesto que hay referentes en casi todas sus aplicaciones, pero sí me dedico de forma pionera a investigar y promover sus beneficios cuando lo aplicamos a la odontología. También lo aplico muchísimo al mundo de la empresa y de los emprendedores.Para mí, el business y la vida conviven en un mismo universo. Reconozco que cuesta ralentizar cuando lo que te rodea es la velocidad y cuando la enfermedad del tiempo es casi una pandemia. Pero procuro aplicar a todas las facetas la filosofía slow, principalmente porque me aporta bienestar, así como a las personas que me rodean.