Ralph Fiennes habla para Gentleman: "El mundo del cine es demasiado horrendo"

Ralph Fiennes habla para Gentleman: «El mundo del cine es demasiado horrendo»

Ralph Fiennes acaba de subirse al escenario para interpretar a un hombre en la última etapa de su vida. Hasta el 19 de enero se adueña del National Theatre de Londres como Marco Antonio en ‘Antonio y Cleopatra’, de Shakespeare. “Es un personaje brillante, a una edad –afirma riendo rápidamente– en la que se da […]

Ralph Fiennes acaba de subirse al escenario para interpretar a un hombre en la última etapa de su vida. Hasta el 19 de enero se adueña del National Theatre de Londres como Marco Antonio en ‘Antonio y Cleopatra’, de Shakespeare. “Es un personaje brillante, a una edad –afirma riendo rápidamente– en la que se da cuenta de que los jóvenes se le van acercando por detrás y él está ya en una cuesta abajo irremediable en la que el cuerpo está cambiando y las cosas son diferentes. Antonio se siente retado por la juventud y le preocupa su propia potencia.”
Con 55 años, parece evidente que Fiennes se siente identificado con Marco Antonio, aunque su carrera avanza más deprisa que nunca, con una rica e impresionante variedad de registros en sus personajes: desde el nazi sádico de ‘La lista de Schindler’ (1993), de Steven Spielberg –de cuyo estreno se cumplen 25 años estos días– hasta el malhechor barriobajero y desquiciado de’ Escondidos en Brujas’ (2008), dirigida por Martin McDonagh, pasando por el remilgado conserje que interpreta en ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014), de Wes Anderson. Sin mencionar la encarnación del mal, Lord Voldemort, que interpreta en las películas de ‘Harry Potter’, o el profesor Moriarty, en su próximo estreno en España (4 de enero), ‘Holmes & Watson’.

“Ha sido un inmenso placer, una delicia y una enorme emoción comprobar que no me han encasillado en el mismo papel de intelectual inglés angustiado y retorcido –explica–. Siempre me han sorprendido gratamente con los papeles que me han ofrecido. Y yo los he ido eligiendo a base de corazonadas. Siempre que he elegido con la cabeza, pensando que el papel sería bueno para mi carrera, con decisiones tomadas analíticamente, al final nunca tengo la impresión de haber acertado. En cambio si siento algo en las tripas, que el papel es bueno, que es un gran director, que el guion me da buena sensación, da igual si han sido un éxito o no, nunca me he arrepentido de haberlos hecho. Porque he elegido hacerlos desde aquí (se señala el estómago) en lugar que desde aquí (y se toca suavemente la cabeza).
Ralph Fiennes ha llegado al National después de haber terminado de dirigir –e interpretar el papel de un profesor de danza– ‘The white crow’, sobre el bailarín Rudolf Nureyev, que se estrenará el año próximo. Habla con orgullo de la película, que fue idea suya, aunque aparece en pantalla en contra de su voluntad.
“Me hicieron ver que mi participación como actor ayudaría a la financiación. Fue todo un estrés. El mundo del cine es demasiado horrendo. La financiación, el dinero, todo el engranaje que hay que montar para que los distribuidores estén satisfechos. Yo he tenido suerte. He dirigido tres películas –además de ‘The white crow: Coriolanus’ (2011) y ‘La mujer invisible’ (2013)– creativamente y sin impedimentos, pero ha sido muy difícil y los niveles de estrés y ansiedad son duros”.
Sobre el escenario le dirige estos días Simon Godwin, después del éxito que ambos cosecharon con ‘Hombre y superhombre’, de George Bernard Shaw, en 2015. No les costó decidirse. Se sentaron a hablar de qué podrían hacer juntos y enseguida llegó ‘Marco Antonio’. Luego fueron los dos a ver a Sophie Okonedo en su impresionante interpretación en ‘La cabra o ¿quién es Silvia?’, de Edward Albee, e inmediatamente le propusieron el personaje de ‘Cleopatra’.

Nos encontramos justo antes del estreno, en el rato entre un ensayo y un pase de prensa. “Simon es muy tolerante –dice Fiennes–. Yo hago observaciones que la mayor parte de los actores no harían. Me meto en su territorio, pero es que no puedo evitar ver cosas. Es raro encontrar directores como Simon, tan receptivos a lo que aportamos. Los actores somos como los niños: queremos que nos dejen jugar, pero también que los padres nos pongan límites para darnos confianza. Es una dinámica curiosa.”
Está tan inmerso en Shakespeare y hace tan poco que ha salido del ensayo que es capaz de recitar enormes fragmentos de texto. Las palabras parecen envolverlo. Su retrato de Marco Antonio no es su primer héroe de Shakespeare: antes nos ha regalado ‘Hamlet’, ‘Ricardo II’, ‘Ricardo III’ y otros, todos llevados al escenario con rotundo éxito, también a ‘Coriolanus’ (2011).
“Las obras y las historias romanas están llenas de preguntas sobre el poder, qué significa detentar el poder y cómo es el carácter del individuo que detenta el poder. Esta obra es genial, sobre un hombre que ha tenido el poder y lo está perdiendo.” Se trata del equilibrio entre los mundos de ‘Marco Antonio y Cleopatra’; la presión que siente el primero entre las exigencias del deber y el poder, y la relajación del amor y el lujo, es lo que genera la tensión de la obra… y precipita la tragedia. “Se siente muy liberado al principio en el territorio erótico de Cleopatra y la relación con ella. Pero sabe que en lo que se refiere a su vida política, no es bueno –dice Fiennes–. En realidad, es un hombre con un gran dilema».

Fiennes disfruta de compartir escenario con Okonedo. “El papel de Marco Antonio no es tan grande como ‘Hamlet’, ‘Ricardo III’ o ‘Coriolanus’, ni por extensión del texto ni por presencia en el escenario, pero tiene un arco dramático tan grande como el de ellos y uno tiene la sensación de estar interpretando un gran papel. Pero ese arco dramático va en tándem con el de ‘Cleopatra’, se desarrolla conjuntamente, las dos almas se definen mutuamente todo el tiempo”.Algún día le gustaría dirigir también sobre el escenario. Mientras tanto, disfruta al máximo de la libertad de interpretar. Al final, su enfoque consiste en intentar ser lo más simple posible. “Hablaba con Ian McKellen la otra noche y él decía que Shakespeare no habría entendido el concepto de interpretar personajes. Si dices el texto de ‘Hamlet’ siendo tú, eres ‘Hamlet’. En esencia es muy sencillo. Solo tienes que estar en lo que estás diciendo, porque el lenguaje lleva mucho significado. Dices estos pensamientos como te estoy hablando a ti ahora, en el momento presente, intentando expresarte tan claramente como lo hago yo”. Sonríe, brevemente, otra vez. De repente, ha desaparecido, preparado para añadir otro héroe de Shakespeare al panteón de Fiennes.

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