
Salvador Vázquez, un joven maestro hechizado por la lírica
Titular de la orquesta de Córdoba, ha desarrollado una carrera tan interesante como lo es su pasión por la música y en especial por la ópera. Su próximo compromiso, dirigir Carmen en el Teatro de la Maestranza.
Un día, al llegar a casa, los padres de Salvador Vázquez le encontraron sentado en el salón escuchando un disco de música clásica. Era todavía un niño que no había llegado a los ocho años. Algunos verán en ello un momento premonitorio, pero la verdad es que llevaba gestándose “desde que a los 4 años empecé a salir en la banda de mi pueblo, Rincón de la Victoria, con mi hermana y mi padre”. Hoy, Salvador es el director titular de la Orquesta de Córdoba, pero sobre todo puede presumir de un currículum extenso y brillante para alguien de su edad, 39 años. Aunque él tiene claro que “realmente uno no tiene nada seguro en una carrera tan compleja. Pero no queda otra que empezar a vivir el camino porque si no, tampoco disfrutas el proceso y puedes entrar en una especie de nostalgia que no te lleva a ninguna parte”.
Vázquez ha aprovechado su tiempo y esa pasión innata por la música que “siempre está en mi pensamiento, hasta el punto de que no era un buen estudiante porque lo único que me interesaba era la música”. Y también se siente un afortunado porque “a mi edad he trabajado con muchos maestros. Miguel Romea, Miquel Ortega… Además, sigo la trayectoria de directores como Thielemann o Petrenko, donde descubres que cada uno tiene algo de especial, pero sobre todo que vivimos en una época en la que afortunadamente hay muchas figuras de las que puedes aprender”.
Este continuo aprendizaje lo lleva al pie de la letra, porque “me paso todo el día leyendo o estudiando. Es mi parte de vida ‘normal’. Ahora por ejemplo voy a hacer de nuevo la Sinfonía no.4 de Tchaikovsky y he encontrado escritos y cosas nuevas que, sin desvirtuar la obra del creador, te permite incorporar detalles diferentes. Los intérpretes somos eso, y cada uno tenemos una manera de trabajar. Hay que aportar personalidad a la hora de comunicar porque es lo que somos, comunicadores de una partitura hacia el público”.
Salvador Vázquez considera que es un director fácil para trabajar y “se siente afortunado por ser titular de una orquesta a mi edad con todo el nivel que hay. Sueños, claro que se tienen, como algún día dirigir en alguna orquesta centroeuropea, pero yo he tenido la suerte de que gran parte de mi carrera la he hecho en España y allá donde he estado me han vuelto a invitar”.
Protagoniza junto a otros más el auge de España en la música clásica, “porque el nivel ha subido mucho y lo demuestra un dato, no sé si es el último, de que la Orquesta Joven de la Unión Europea (EUYO) tenía un 30% de sus componentes españoles. Somos un país que se ha quitado complejos y ahora lidera muchas instituciones y entidades”.
La pasión por la ópera le define, quizás porque en su casa se respiraba la lírica –“mis padres hicieron mucha zarzuela”– y su formación como pianista “me llevó a hacer mucho trabajo de repertorista… y si te infecta el virus de la lírica es muy difícil salir. Es un arte completo, en el escenario está todo: la música, el teatro, la pintura, el vestuario…”. Ahora, en mayo dirigirá Carmen en el Teatro de la Maestranza de Sevilla: “Estoy muy feliz porque es un teatro al que le tengo un cariño enorme y estoy muy contento de debutar en el foso con esta ópera tan maravillosa. Además, es una producción de Emilio Sagi, que es uno de los grandes de este país. Para mí es un privilegio y un honor”.