La soprano Serena Sáenz en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Serena Sáenz, la soprano que surca los cielos en su primer disco

Con solo 31 años, la cantante lírica es una habitual en las mejores óperas y teatros de todo el mundo. Ahora, demuestra la versatilidad de su voz en el álbum Birds mientras interpreta zarzuela en Madrid.

Serena Sáenz (Barcelona, 31 años) es soprano lírica de coloratura, es decir, es la voz femenina más aguda del canto con la capacidad, además, de ejecutar ornamentos melódicos complejos y rápidos. Como los de un pájaro, por ejemplo. De ahí que su primer disco se llame, precisamente, Birds (Pájaros en inglés), una recopilación de 14 temas que remiten, con gran virtuosismo en algunos casos, al canto de las aves. Arias de ópera del siglo XIX conviven con canciones contemporáneas, incluso alguna rescatada de una banda sonora, al igual que se suceden autores como Enrique Granados, Jacques Offenbach, Camille Saint-Saëns o Nikolai Rimsky-Korsakov. “Confío en que, al escuchar estas piezas –explica Sáenz en el libreto que acompaña el disco–, puedan viajar por los cielos, descubriendo nuevos paisajes sonoros y experimentar la sensación de ligereza y libertad que proporciona la belleza de la música”.

Serena Sáenz atraviesa un momento dulce, con todo lo que ello implica: incluso que casi dude al ser preguntada dónde vive y confiese que tiene la agenda llena para los próximos tres años. Aunque ahora, lo que no siempre es muy normal en su caso, lo más inmediato está en España: la entrevista transcurre en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid, donde participará en La tabernera del puerto en varias funciones hasta el próximo 21 de junio, tras haber comenzado el mes cantando a Malher en el Auditorio Nacional, y antes de acudir, a principios de julio, al Palau de la Música y al Gran Teatre del Liceu de Barcelona para seguir engrandeciendo un currículum que apabulla a su edad.

Que acabaría dedicándose a cantar estaba claro desde que comenzó a hacerlo, con 12 años, en la Escola Coral del Orfeó Catalá del Palau de la Música: nada más escucharla, le dieron un papel protagonista en una ópera juvenil. Cuando ella, que soñaba con los musicales, había empezado a dar clases de danza, el director del coro la convenció de su potencial para empezar una carrera lírica que completó con estudios en Alemania. Cuenta que, como en las películas de sueños cumplidos, a veces una inesperada sustitución abre las puertas de la fama. Y que a ella le sucedió en 2019: aunque debía interpretar el personaje de Papagena en una representación de La flauta mágica en Berlín dirigida por Alondra de la Parra, acabó haciendo al papel de Pamina por una indisposición de la titular a dos días del estreno y sin apenas ensayo. El éxito obtenido, con 24 años, ha convertido aquel 17 de febrero en un hito en su trayectoria.

Serena Sáenz no es una soprano al uso, o no al menos al estilo de los divos estereotipados que han llegado a nuestro días. “A diferencia de otros tiempos, no tan lejanos –afirma–, los teatros piden artistas con características casi atléticas, políglotas, activos en las redes sociales… Eso ha acercado nuestro oficio al público; somos mucho más accesibles y menos divos, en el sentido convencional de la palabra”. Así que ella, además de lucir una reluciente juventud, habla seis idiomas y acumula casi 19.000 seguidores en Instagram a los que no solo anuncia actuaciones o muestra ensayos, sino con los que comparte algunas de sus rutinas de ejercicio físico –“siempre subestimo la exigencia corporal que supone ensayar y hacer una función”– o incluso algunas de sus escapadas de ocio. Pero sobre todo, lo que convierte a Serena Sáenz en única es que realmente canta como un ruiseñor.

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