Un museo para Chaplin: entramos en la casa del genio del cine mudo

Un museo para Chaplin: entramos en la casa del genio del cine mudo

El 20 de octubre de 1953, Charles Chaplin escribió una carta a sus hermanos en la que les instaba a enviar a Europa todo su archivo fílmico, fotografías y cartas personales que pudieran encontrar en su casa de Beverly Hills. Hacía un año, el Comité de Actividades Antiestadounidenses había revocado su permiso de residencia en […]

El 20 de octubre de 1953, Charles Chaplin escribió una carta a sus hermanos en la que les instaba a enviar a Europa todo su archivo fílmico, fotografías y cartas personales que pudieran encontrar en su casa de Beverly Hills. Hacía un año, el Comité de Actividades Antiestadounidenses había revocado su permiso de residencia en los EE UU. La caza de brujas había convertido a Chaplin en el indocumentado más famoso y rico del mundo.
Las películas se enviaron a Londres, pero las miles de fotografías, cartas, recortes y demás documentos personales acabaron en Corsier-sur-Vevey, Suiza, donde la familia había fijado su nueva residencia. El valiosísimo material permaneció a salvo en las bóvedas de Manoir de Ban, su mansión situada en un colina con vistas al lago Leman, hasta la muerte de Oona O’Neil, última esposa y madre de 8 de los 11 hijos que tuvo el multidisciplinar artista.

Esos mismos muros que durante décadas guardaron sus secretos más íntimos son derribados en Chaplin’s World, un innovador concepto que aúna en un solo recinto un museo, un centro de interpretación dedicado al autor y su obra y un parque temático. La coherencia de este proyecto, fruto de 15 años de negociaciones, se logra a través del hilo conductor que facilitan los materiales históricos originales e inéditos y la tecnología punta que se ha usado para trasladar a los visitantes a cada momento de su vida.
Las 14 hectáreas de la fantástica y arbolada finca, situada a tiro de piedra del Patrimonio de la Humanidad de los viñedos de Lavaux, están a disposición del público, que puede sentir la omnipresencia de Chaplin y de Oona, la compañera con la que el cómico británico encontró la verdadera felicidad.

La restauración de la mansión recupera la atmósfera hogareña del periodo suizo de su existencia, pero también nos lleva hasta East Lane, la calle del Londres victoriano en la que transcurrió su difícil infancia.
Hoy, más de un siglo después, un Charles Chaplin virtual guía a los visitantes del museo suizo a través de inéditos materiales audiovisuales rodados en 3D y HD, sonido ambiofónico y THX; iluminación integral, decoración animada y efectos técnicos especiales propios del Hollywood del presente con los que se logra que la audiencia se meta dentro de un set de rodaje de principios del siglo XX.

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