Bodegas Torralbenc: vinos con identidad menorquina y raíz en el marés
Entre mar y piedra, una bodega singular que transforma la herencia agrícola de Menorca en vinos con sello propio. Una finca del siglo XIX convertida en bodega de referencia.
Enclavada en el corazón de Menorca, entre suaves colinas y el resplandor del Mediterráneo, Bodegas Torralbenc emerge como un testimonio vivo de dedicación y respeto por la herencia agrícola de la isla. Torralbenc se ha consolidado como un referente de viticultura de precisión y profundo respeto por el paisaje. Más que una bodega, es un homenaje a la tierra menorquina, donde cada botella cuenta la historia de años de esfuerzo y de la recuperación de un terreno completamente olvidado.
Tras más de 30 años sin cultivarse, las tierras de Torralbenc y sus edificaciones, algunas incluso en ruinas- mostraban un profundo abandono. En 2005, la familia Urtasun -también responsable de la prestigiosa bodega Remírez de Ganuza en Samaniego, Álava- se embarcó en la tarea monumental de recuperar esta finca del siglo XIX, situada en Alaior, a solo dos kilómetros del mar y a diez de Mahón. El proyecto arrancó con fuerza ese mismo año con las obras de rehabilitación, culminadas en 2013 . Desde entonces, no solo se han restaurado las estructuras originales, sino también el espíritu de una agricultura tradicional que define la identidad de Menorca.

El alma de Torralbenc reside en su suelo, el marés: roca caliza formada por antiguos arrecifes marinos. Plantar allí las viñas supuso un gran desafio técnico, resuelto con maquinaria de puntas de tungsteno que abrió paso a las raíces. El viento de tramontana y la influencia marina aportan frescura, sanidad y matices salinos. El resultado son vinos de marcada personalidad mineral, austera y autentica, que narran la historia de la isla y reflejan el equilibrio entre tradición y modernidad. El proyecto conjuga arquitectura menorquina, respeto por el paisaje y una decidida apuesta por la calidad enológica. Rodeada por 70 hectáreas de olivos, almendros y bosque mediterráneo, la finca cuenta hoy con 17 hectáreas de viñedo que dan vida a vinos frescos, complejos y profundamente ligados a la tierra.
Los vinos se elaboran a partir de una cuidada selección de uvas tradicionales mediterráneas como la malvasía, y la autóctona manto negro, junto a variedades internacionales adaptadas con éxito al clima menorquín. “Nos preocupamos por preservar la frescura de nuestros vinos y darles recorrido, con el trabajo de lías, como en el caso del rosado. Son vinos muy actuales, pero con un punto de complejidad”, explica César Palomino, director técnico de Torralbenc.

Vinos de finca de la bodega: Torralbenc Rosado, fresco, floral y con una acidez viva, es el embajador del verano menorquín, ideal para pescados, arroces o simplemente para disfrutar junto al mar. Torralbenc Blanco, elaborado con una mezcla de uvas sauvignon blanc, parellada, chardonnay y viognier, procedentes de las parcelas más antiguas de la propiedad, recogidas y seleccionadas a mano, es un vino elegante con notas florales y recuerdos de brioche, hinojo y fruta cítrica, perfecto para realzar la cocina isleña. Torralbenc Tinto, un coupage de merlot y syrah, ofrece notas de fruta roja y negra, hierbas secas y toques especiados.
Monovarietales: Torralbenc Chardonnay, y según la añada y el rendimiento de los viñedos, también elaboran: Torralbenc Monastrell Rosado, Torralbenc Pinot Noir Tinto y Torralbenc Pinot Noir Rosado. La bodega ofrece también una gama más inmediata con vinos como Albenc Blanco y Albenc Rosado, destacados por su frescura y facilidad en el trago, ideales para iniciarse en los vinos de Menorca.
Además de sus vinos de finca, elaborados únicamente en cosechas excepcionales, la bodega produce ediciones muy limitadas de una sola variedad de uva, como su Blanco Chardonnay criado en barrica. Este vino revela aromas de mantequilla y brioche entrelazados con notas de fruta blanca como pera de agua y fruta de hueso como melocotón. Con una buena acidez y volumen, es el compañero perfecto para los guisos típicos de pescado de roca de la isla.

Más allá de las vides, se encuentra el hotel boutique Torralbenc, un agroturismo de cinco estrellas con 27 habitaciones, spa y un restaurante asesorado por el chef con estrella Michelin Gorka Txapartegi, y Gerardo Espinoza como jefe de cocina. Ubicado en las edificaciones tradicionales de la finca, es un refugio donde el tiempo se detiene y cada detalle ha sido concebido para rendir tributo a la historia agrícola de Menorca.
La bodega representa una historia de éxito enológico y un firme compromiso con la sostenibilidad, la autenticidad y el paisaje. Cada sorbo de sus vinos es un viaje sensorial por los campos, la roca y la brisa marina de la isla, perpetuando con elegancia su rica herencia vitivinícola.