Cómo crear un reloj Dior a medida

Cómo crear un reloj Dior a medida

En el ideario del modisto Christian Dior, la creatividad se sustentaba en su capacidad para captar y avanzar sobre presupuestos estéticos que, entonces, podrían ser considerados pura vanguardia. Pero no lo hacía de espaldas a la realidad de una época, sino apoyada en ella, y también en un sentido donde lo festivo tenía una enorme […]

En el ideario del modisto Christian Dior, la creatividad se sustentaba en su capacidad para captar y avanzar sobre presupuestos estéticos que, entonces, podrían ser considerados pura vanguardia. Pero no lo hacía de espaldas a la realidad de una época, sino apoyada en ella, y también en un sentido donde lo festivo tenía una enorme importancia. Y de forma especial las grandes fiestas de salón, el universo del baile que inspiró una parte de esas creaciones con vestidos donde el espectáculo llegaba a límites hasta entonces no experimentados.

Esa parte de la historia de la marca es la que se trasladó en Dior Horlogerie al Grand Bal, el reloj que transformaba literalmente la idea de una esfera. Inspirado en el remolino generado por el vestido durante el baile, su arranque en 2011 era solo el preámbulo de una creatividad que ha ido en ascenso y que ahora, en 2019, da un paso más con la implantación de un servicio a medida en el que cada cliente puede crear su propio estilo. Ha nacido el Dior Grand Bal Couture.

Pero volvamos al origen. Los grandes bailes fueron una de las grandes pasiones de Christian Dior. Después de crecer en Granville, Normandía, una ciudad con una fuerte tradición carnavalesca, Christian Dior llegó a París, donde frecuentaba las vanguardias artísticas de la época. La excitante atmósfera que reinaba en las fiestas temáticas más exclusivas de la capital francesa, alimentaron su creatividad.
Como él mismo contaba en sus memorias “Las fiestas son verdaderas obras de arte (…) reviven el gusto y el sentido de disfrute auténtico”. Él mismo protagonizaba algunas transformaciones en su vestuario. Sin duda, una de las más recordadas es la de 1951, en el baile impulsado por Charles de Beistegui en el Palazzo Labia de Venecia. Conocido como “El baile del Siglo” –Dior llegó a decir que fue “La fiesta más hermosa que he visto o veré en mi vida”–, en aquella ocasión el modisto creó, junto a Salvador Dalí y su esposa Gala, el vestuario de varios personajes de “Entrada de Gigantes”. Pero no solo; el propio diseñador apareció vestido como el fantasma de Venecia.

Y esa pasión de creador fue la inspiradora de la aparición en escena de la colección de relojes Dior Grand Bal. Para lograr el efecto del movimiento de los trajes de baile, se acudió a la realización de un calibre específico, el Dior Inversé, cuya masa oscilante se muestra en la esfera. Y sobre ella es donde se concentra el espectáculo; desde los metales preciosos a las piedras preciosas, pasando por las plumas y otras ornamentaciones, han desfilado por ese pequeño ‘escenario’ trabajado como si se tratara de un vestido de alta costura. Ahora, con el nuevo servicio de “diseño a medida” se abre otra puerta más en este desfile de singular belleza.
Todos los componentes de la personalización se atesoran en una caja de discreto color negro –para hacer más cómodo el proceso de presentación–, que no deja intuir la belleza del contenido interior. Porque el cliente puede elegir si la caja es de oro o acero, si lleva el bisel engastado con diamantes talla brillante o baguette. Cuando se llega a la esfera, se puede optar por un color lacado o que ésta sea de nácar e incluso con piedras preciosas de varios colores como el ópalo, la turquesa veteada o la malaquita, entre otras.

La pieza central del Dior Grand Bal Couture, la masa oscilante, puede ser personalizada en sus más mínimos detalles. Tanto si se busca que el motivo esté finamente enrejado, emplumado, plisado…; es el cliente el que concibe y desarrolla su idea, atendiendo además a un color que puede seleccionar en una generosa paleta de tonalidades. La parte posterior de la caja también puede ser personalizada, bien con un mensaje grabado o con una constelación de signos solares.
Una personalización que añade también las manecillas del reloj y el brazalete; todo ello, convierte al Dior Grand Bal Couture en una apuesta totalmente personal y con numerosas combinaciones posibles. En la tarea de creación, un comercial y un diseñador del estudio creativo Dior facilitan la tarea. Cinco meses después, los relojeros habrán dado vida a su Grand Bal.

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