Del Connaught al Artesian Bar, el Londres más mixológico
Entre los millones de almas perdidas que dan con sus huesos en Londres, unas pocas esperamos con ansia que la vertiginosa actividad de la ciudad comience a declinar y la luz del día se apague, para asomarnos por fin a las barras más singulares que la capital esconde por doquier. No me refiero, por supuesto, […]
Entre los millones de almas perdidas que dan con sus huesos en Londres, unas pocas esperamos con ansia que la vertiginosa actividad de la ciudad comience a declinar y la luz del día se apague, para asomarnos por fin a las barras más singulares que la capital esconde por doquier. No me refiero, por supuesto, a los masificados pubs, en los que hacerse con una pinta exige el ímpetu de un esforzado rugbier. Las mejores barras de Londres son las de los bares que se han convertido en templos de la coctelería, donde ejercen los magos de la alquimia más reputados del ancho mundo. Más que bar tenders, son sumos sacerdotes, capaces de arreglarnos la vida con sólo agitar el shaker.
Algunas de las mejores coctelerías de Londres se esconden en hoteles centenarios. Dos de ellas, en el Connaught. Hay quien prefiere The Connaught Bar, un espacio confortable e íntimo, que el interiorista David Collins concibió inspirándose en el cubismo británico de los años ‘20: espejos biselados rematados con marcos plateados, confortables sillones de cuero: sin duda, un lugar perfecto para dejarse tentar por los cócteles que prepara el maestro Agostino Perrone. El otro es The Coburg, de estética menos clásica –aunque igualmente exquisita– firmada por la parisina India Mahdavi. La barra está comandada por Erick Lorincz, cuyo Bacchanology Menú resume de manera didáctica y hedonista 300 años de historia en el arte del beber.