Destino Casablanca: cultura, belleza y lujo en la ciudad más moderna de Marruecos
Perderse por su zoco, pasear por la Corniche, visitar la Mezquita, adentrarse en el barrio art decó y alojarse en el recién inaugurado Royal Mansour, son algunas de las muchas opciones que ofrece la ciudad costera de Casablanca. Un lugar poco turístico y muy interesante.
Casablanca, la vibrante ciudad costera de Marruecos es un destino que mezcla tradición y modernidad al mismo tiempo que ofrece una gran diversidad de experiencias. Rica historia, mezcla cultural y leyenda cinéfila (por la película que lleva su nombre), atraen a un público cosmopolita o de negocios. A diferencia de otras ciudades marroquíes más turísticas (como Rabat, Tánger o Marrakech), proporciona una inmersión en su cultura sin las multitudes que suelen abarrotar los destinos más conocidos.
Su impresionante Mezquita Hassan II, es una de las más grandes del mundo, se ganó terreno al mar para elevarla y es testimonio de la habilidad arquitectónica y artística marroquí. Se trata de la única mezquita que se puede visitar en Marruecos sin ser musulmán, tardó 7 años en construirse y su minarete es el más alto del mundo. Pasear por el barrio antiguo de la Medina -el Habous-, es como retroceder en el tiempo con sus estrechas calles, bazares y artesanos locales. Además, Casablanca es conocida por su impresionante arquitectura Art Déco, con edificios emblemáticos que reflejan la influencia europea y la evolución arquitectónica de principios del siglo XX cuando Casablanca era cruce de culturas obligado.
Es imprescindible pasear por el bulevar Mohamed V y alrededores, acercarse al cine Rialto y tomar un café en Le Petit Poucet, el bar que frecuentaba Antoine de Saint-Exupéry cuando vivió aquí.
Gastronomía, música y festivales
Al estar situada en la costa del Atlántico, Casablanca invita a degustar los pescados y mariscos más frescos en el restaurante Le Cabestan en la costa de La Corniche. Además, la pastelería familiar Bennis en la medina (fundada hace décadas), es una joya oculta famosa por sus tradicionales dulces marroquíes y, el mercado de aceitunas merece una visita por su gran variedad de olivas. Entre los lugares tradicionales, los chefs más modernos fusionan sabores locales e internacionales en lugares como La Sqala. Hacer una incursión en la vida nocturna es obligado en esta cosmopolita ciudad. Elegantes bares y clubes como Le Balcon -ícono de la ciudad desde los años 40- o, el Armstrong, bar que recuerda a los clubes underground de Brooklyn, son famosos por sus actuaciones en vivo y música de jazz. Los cinéfilos no deben perderse el legendario Rick’s Café, inspirado en la clásica película "Casablanca". Además, la ciudad acoge numerosos festivales y eventos culturales que celebran desde la música y el cine, hasta la moda y el arte contemporáneo. El Jazzablanca Festival, que reúne a músicos de jazz de renombre internacional, es uno de los más destacados. La ciudad también cuenta con el Festival de Casablanca, que celebra la música, el arte y la cultura con conciertos y exposiciones y, el Festival Internacional de Cine, que atrae a cineastas y aficionados de todo el mundo.
El hotel más chic
En cuanto a alojamientos y, aunque Casablanca tiene una amplia oferta hotelera, sin duda, el más chic y el más nuevo, es el recién inaugurado Royal Mansour que redefine el lujo en la ciudad. Este hotel de lujo está ubicado en un monumento emblemático de los años 50 y encarna un vibrante viaje a través de una época dorada atemporal. Diseñado por Emile Duhon, se convirtió en un refugio para huéspedes distinguidos. Allí, los recuerdos de Mohamed Ali, Charles Aznavour e incluso Johnny Hallyday aún perduran. Hoy, la restauración milimétrica que ha tardado siete años, lleva la impronta de los otros Royal Mansour de esta saga que pertenece a la familia real marroquí.
En el momento en que se abren sus enormes puertas que llegan hasta el techo, el tiempo se detiene. Salones repletos de flores naturales, columnas de mármol y majestuosidad en sus tapicerías para ofrecer al visitante una experiencia de alojamiento con elegantes habitaciones y suites, todas diseñadas con un estilo contemporáneo que rinde homenaje a la rica herencia marroquí con el añadido de toque retro. Este hotel combina a la perfección el patrimonio cultural de Casablanca con unos interiores vanguardistas en los que destacan el mármol, las incrustaciones de maderas provenientes de varios países, los tejidos opulentos y una notable colección de arte.
Los amantes del bienestar pueden dirigirse al tranquilo y gran Spa, que se extiende en dos niveles y ocupa 2.510 m2. Las instalaciones incluyen hammam típico marroquí rodeado de mármol rosa, ámplias cabinas de tratamiento donde las camillas son como camas mullidas con su propio edredón y las terapeutas realizan los últimos tratamientos y masajes con un estudiado protocolo y los mejores cosméticos, gimnasio abierto 24 horas, peluquería y piscina cubierta.
Su exquisita gastronomía se reparte en tres restaurantes con tres opciones de cocina: marroquí, francesa y japonesa donde se reúnen personas que vienen de todo el mundo para hablar de negocios o disfrutar de una agradable velada.