El banquete global: ¿Cómo es la cena de Navidad en otros países del mundo?
La mesa de Navidad ha evolucionado a través de los siglos, y tiene componentes distintos en aquellos países donde esta fiesta se celebra tenedor en mano. De Estados Unidos a Rusia, pasando por Suecia o Finlandia, un recorrido por las costumbres que caracterizan esta especial noche. Suecia En esta nación escandinava, la tradición gastronómica impone […]
La mesa de Navidad ha evolucionado a través de los siglos, y tiene componentes distintos en aquellos países donde esta fiesta se celebra tenedor en mano. De Estados Unidos a Rusia, pasando por Suecia o Finlandia, un recorrido por las costumbres que caracterizan esta especial noche.
Suecia
En esta nación escandinava, la tradición gastronómica impone para la comida del 25 de diciembre el julbord, versión navideña del clásico smögasbord- que significa 'pan con mantequilla', pero supone un largo bufé con muchas otras cosas: quesos variados, albóndigas de carne, arenques, huevas de distintos pescados en salazón, salmón, salchichas, patés, amén del infaltable knäckerbröd (pan de centeno)-, al que se añaden julsinka (jamón de Navidad) y lutfisk, abadejo conservado en sal, que se guisa y se sirve con patatas. Para terminar, pepparkakor (galletas de jengibre y julgröt (postre de arroz). Y para beber, cerveza, akvavit y glögg (vino caliente especiado).
Polonia
Por su enraizada tradición católica, en Polonia la Navidad tiene gran relevancia. Y se celebra con un soberbio banquete, surtido de arenques en diferentes preparaciones, ñoquis de amapola, sopa de remolacha (barszcz) y el plato nacional, bigos, elaborado a base de col agria, varios tipos de carne, setas y ciruelas secas. Otros clásicos navideños polacos son la kutia –pastel especiado, también habitual en la gastronomía de Ucrania–, los pierogi –pasta rellena, similar a los raviolis o las empanadillas– y, a la hora de los postres, los melosos pierniki. En la Nochevieja, es costumbre en este país componer un menú con 12 platos y dejar un sitio libre en la mesa, en recuerdo de los apóstoles.
Francia
Los franceses suelen optar en estas fechas por la ingestión de nobles volátiles (faisán, pato, pavo...), preparados acorde al recetario clásico de la grandeur gastronómica gala. En la mesa navideña de ese país, no suelen ausentarse las mejores ostras y el globalizado foie gras, que solo aquí luce condición de delicatessen autóctona. Por lo demás, Francia cuenta para estas fechas con algunas especialidades específicas, como el boudin blanc (salchicha blanca) y la bûche de Nöel, el popular tronco de Navidad, que llega a la mesa recubierto de chocolate y relleno de crema o trufa. Para beber, el celebérrimo vino burbujeante es lo más indicado. ¿O es que existe alguna bebida más navideña que el champagne?
Reino Unido
Más allá del capítulo dulce, los ingleses no se complican la vida en los fogones, ni siquiera en los días de Navidad, cuando recurren al consabido pavo –u oca, en su defecto– relleno de nueces troceadas, carne de res, bacon y otros ingredientes. Una vez horneado, el ave en cuestión se suele presentar a la mesa dignamente acompañado por patatas y manzanas asadas. A la hora de los postres, el recetario tradicional que esgrimen los británicos es mucho más amplio, con presentaciones tan golosas como el Christmas pudding, el Christmas cake, el Yule Log (símil del ubicuo “tronco de Navidad”) o los Christmas muffins, etéreos, adictivos y más o menos especiados, dependiendo de la sensibilidad y el capricho del repostero.
Rusia
La Rusia post-soviética ha abrazado la Navidad con frenesí, aunque celebrándola 13 días más tarde, acorde al desfase que existe entre el calendario juliano (que también siguen Georgia y Serbia) y el gregoriano, que rige en el resto de Europa. Allí, para concluir la abstinencia de Adviento –que aún ordena la iglesia ortodoxa a sus fieles–, cuando asoma la primera estrella de la Nochebuena se come sochivo, gachas de trigo con semillas de amapola, miel y nueces.La tradición rusa impone para la cena del día 25 un menú con 12 alimentos, que varía según la región, pero donde no faltan la ensalada Olivier –rebautizada como “ensaladilla rusa” en España– los arenques “bajo abrigo de piel” (seliodka pod shuboy), el borsch, los blinis con caviar... y el vodka, por supuesto.
México
El pavo que en tantos países occidentales se ha instituido como principal manjar navideño tiene su origen en este país, donde la festiva ave recibe el nombre de guajolote. Introducido en Europa a partir de 1511, las viandas de este plumífero fueron parte del menú que se sirvió para celebrar la coronación de Carlos V como emperador de Bolonia. Aunque para la plebe del Viejo Continente resultó un bicho exótico e inaccesible hasta hace relativamente poco. En su patria original, esta especie también ha devenido plato de Nochebuena, precedido de una festiva ensalada que incorpora manzana, nuez y apio con crema y alternado con romeritos –guiso compuesto por mole, patatas, nopales y camarones secos– y bacalao.
Filipinas
Coherente con su condición de país poblado por una mayoría de habitantes adeptos a la fe católica, Filipinas celebra la Navidad por todo lo alto. Desde la perspectiva gastronómica, la impronta colonial española se hace evidente en la pervivencia de ciertos dulces, como la ensaimada o el roscón de Reyes, que se toma –como en España– el 6 de enero. En la comida del 25 de diciembre, el influjo se revela, suculento, en forma de jamón y cerdo asado, las dos alternativas más recurridas por los habitantes del archipiélago. El postre más típico es el kalamay, generalmente preparado con arroz, mantequilla de cacahuete, azúcar moreno y leche de coco (aunque la receta varía de acuerdo a las distintas provincias y regiones).
Argentina
Asentados en el extremo del hemisferio sur, los argentinos viven la Nochebuena enfrentándose a una disyuntiva: preservar las tradiciones europeas de sus ancestros inmigrantes –atizándose turrones y pannetones con 40ºC–, o adaptarse al termómetro con una cena más fresca y frugal, que pude incluir huevos rellenos o vitel toné (adaptación afrancesada del vitello tonnato italiano). Claro que en el país más carnívoro del mundo cualquier celebración es buena para recurrir al ritual del pantagruélico asado: mollejas, riñones de res, chinchulines y demás achuras, chorizo, morcilla y los cortes clásicos de carne –tira, bife, lomo, vacío, entraña...– pacientemente perfilados en la parrilla, siempre con una botella de malbec a mano.
Estados Unidos
En este país, el 24 de diciembre se cena habitualmente cerdo asado con patatas, col morada y salsa gravy. En las últimas décadas, el pato se ha convertido en una alternativa cada vez más recurrida por los daneses para la Nochebuena. El postre típico es el risalamande, suerte de flan de arroz, crema de vainilla y almendras, que se sirve con guindas maceradas o bayas del bosque, cuyo nombre denota la influencia francesa en la culinaria del país escandinavo (es una adaptación bizarra de riz à l’amande). En la mesa navideña de Dinamarca tampoco suelen faltar aebleskiver, pastelitos de fruta ligeros y esponjosos, de característica forma esférica. Para beber, julebryg, la “cerveza de Navidad”, que se presenta puntualmente en estas fechas y los daneses aguardan con gran expectación.
Dinamarca
El contraste cultural de una población con orígenes tan diversos sin duda determina en los Estados Unidos todo lo que tiene que ver con la Navidad. Y la gastronomía no es excepción. Aunque en una buena parte de los hogares del gran país de Norteamérica el menú de la noche del 24 de diciembre es similar al de la cena de Acción de Gracias, que tiene lugar un mes antes, en noviembre, y donde el pavo asado es poco menos que obligado. La comida del día 25, que se suele compartir entre amigos –que aportan diversidad al banquete con platillos variopintos– concluye generalmente con un Mince pie, hojaldre relleno con frutos secos, que allí se tiene como el postre favorito del mismísimo Papá Noel.