Edición especial del Monopoly en caja de nogal, de HEILOOM (695 €). Arriba, Charles Darrow, inventor de este juego, fotografiado en 1950.

El juego de mesa, esa vieja costumbre que nunca envejece

Aprovechamos el 90 aniversario del popular Monopoly para recopilar entretenimientos de mesa vestidos en esta ocasión de gala.

Hay pocas cosas en la vida tan capaces de evocar una sensación de calidez, competencia amistosa y convivencia como un juego de mesa. Abrir una caja, ordenar las piezas o barajar las cartas son rituales que se han repetido durante generaciones, transformando cualquier entorno en un escenario de estrategias, risas y alguna que otra discusión acalorada. Al fin y al cabo, ¿quién no ha experimentado alguna vez la emoción de un adelantamiento repentino en el Juego de la Oca o ha discutido por una regla poco clara en el Monopoly? Precisamente, el Monopoly, quizás el rey de los juegos de mesa, celebra este año su 90 aniversario, confirmándose una vez más como un icono del entretenimiento para todas las edades; al fin y al cabo, una guerra psicológica disfrazada de entretenimiento.

Hay algo extraordinariamente democrático en los juegos de mesa: no importa de dónde venga cada participante, qué edad o cuánta experiencia tenga: la belleza de estos desafíos reside precisamente en su capacidad para nivelar el campo de juego. Y si el Monopoly, con sus posibilidades para acumular e hipotecar, despierta al hombre de negocios que llevamos dentro, el Juego de la Oca es pura suerte, un viaje a través de acontecimientos y giros inesperados que nos recuerda lo impredecible que es la vida. En el ajedrez, sin embargo, nada se deja al azar: cada movimiento es una declaración de intenciones.

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