Fabrizio Buonamassa, creatividad al servicio de la alta relojería
Disfruta de la libertad para crear que ha encontrado en Bvlgari, firma a la que Fabrizio Buonamassa llegó desde el mundo del automóvil, con la que se siente plenamente identificado y de la que habla con pasión. Uno de los elementos llamativos en el diseño Bvlgari tiene que ver con la oferta femenina; siempre destaca […]
Disfruta de la libertad para crear que ha encontrado en Bvlgari, firma a la que Fabrizio Buonamassa llegó desde el mundo del automóvil, con la que se siente plenamente identificado y de la que habla con pasión.
Uno de los elementos llamativos en el diseño Bvlgari tiene que ver con la oferta femenina; siempre destaca por su exquisitez. Es lo que demuestra la línea Allegra.
Cuando hablamos de mujeres, decimos que para Bvlgari es fácil, pero no lo es tanto. En esta colección hay joyería, diseño y preciosidad; por eso lo llamamos Allegra. Nos encanta combinar diferentes colores, cortes y formas. Estamos contentos porque el resultado es muy femenino, joven, alegre; honestamente, combinamos geometría y color con diferentes formas, y estamos trabajando mucho en este tipo de ejecuciones. Absolutamente, forma parte de nuestro ADN.
Cuando afronta un diseño, ¿qué parte es de Fabrizio Buonamassa y qué de Bvlgari?
Veinte años y todavía aquí, parece que mi gusto está en consonancia con el de la empresa. Cuando empezamos a imaginar un producto, es siempre Bvlgari, no de Fabrizio. Después de 20 años he puesto mi firma en un montón de productos, pero todos tienen un detalle en común: tengo que amarlos, porque de lo contrario no funcionan. Como diseñador, me encanta jugar con esta marca por su geometría, por la creatividad italiana… Estamos lo suficientemente locos como para hacer el calendario perpetuo más fino de titanio y al mismo tiempo el reloj Allegra. Tenemos suerte porque esta marca puede dar la oportunidad de hacer cosas diferentes.
¿Recuerda el primer Bvlgari en el que participó activamente?
Sí, era la esfera de un Diágono. Fue un boceto que hice a mano porque en aquella época –provenía de la industria del automóvil– solía hacer bocetos a mano. Al principio fue un poco extraño, porque el lenguaje que se tiene en la industria relojera y la joyería es totalmente diferente. No fue algo increíble, honestamente, pero fue mi primer trabajo para Bvlgari. Mi primer trabajo completó fue el Serpenti Tubogas. Fue en 2005; estábamos en una reunión y en cierto momento dije, ¿por qué no ponéis de nuevo en el mercado el reloj Serpenti? Francesco Trapani, entonces director general de la compañía, me dijo: “Prueba, porque la idea que tenemos ahora no funciona”. Así que empecé a hacer bocetos del Serpenti Tubogas que tenemos hoy en el mercado. Y todo fue por no poner límites a una idea. La forma italiana de crear es muy cercana al alma. Es parte de la cultura latina...
Muy abiertos de mente…
Sí, abiertos de mente, y es por eso que el Tubogas pudo llegar a ser un icono del lujo y por lo que tenemos la caja de titanio en el repetidor de minutos más fino del mundo. ¿Por qué no? Si me hubieran dicho “Fabricio, en la industria relojera no usamos el titanio para el repetición de minutos…”, pero dijeron “¿por qué no? Somos italianos, podemos hacerlo”. Así que en Bvlgari puedes hacer muchísimas cosas. Somos libres de proponer cosas que tienen sentido con la marca. Por eso somos el Finissimo; por eso somos los Serpenti Tubogas. Venimos de Italia, amamos la relojería suiza y amamos nuestra actitud como marca, con una herencia muy fuerte en términos de diseño italiano. El diseño italiano es una locura en la que se combinan arte e industria.
Para un diseñador, ¿es posible el reloj perfecto?
No, nunca. Hoy vemos novedades, pero para mí es ya pasado, así que siempre estamos proyectando en el futuro. A veces para mí es difícil contar la historia que hay detrás de un producto porque hacemos tantas cosas al mismo tiempo…, y mi mesa se llena de diferentes bocetos, y tengo que contarles la historia del Calendario Perpetuo y sí, es un producto fantástico, importante para Bvlgari, pero estamos pensando en el futuro de Finissimo. Y este es el problema, tenemos que dividirnos en dos: hablar del pasado mientras proyectamos el futuro.
¿Qué es lo que más aprecia de la relojería? Para un diseñador, ¿que emociones transmite respecto de otros campos del lujo?
La industria de la relojería es muy singular, porque hay que combinar la tecnología con el savoir faire artesanal. En el caso de los relojes de gran complicación, tardamos hasta seis meses en ensamblar una gran sonería. Me encanta este tipo de contraste. Desde el punto de vista de un diseñador, no es nada fácil trabajar en esta industria. Al comienzo de mi carrera en Suiza, los comentarios más comunes del desarrollo técnico fueron “esto es imposible de hacer”. Y esto es muy frustrante. Hoy ya no escuchamos este tipo de comentarios, porque el producto es el resultado de muchas personas diferentes, y así es como es posible crear un Calendario ultraplano. Como cliente, lo que más me llama la atención es la herencia de las marcas, cada una es diferente. Si la marca es coherente, y entra dentro de mis gustos y mi estilo de vida, empiezo a apreciar los productos; de lo contrario no hay historia. El Finissimo es el ejemplo perfecto; cambiamos completamente la percepción de los coleccionistas gracias a todo un elenco de opciones.