Falsarius Chef: “En la cocina impostora hay dos normas: esconder las latas y morir negando”
¿Qué es más difícil, la vida real o la vida falsaria? Lo realmente difícil en realidad es vivir del cuento. Yo con el rollete este de la “vida falsaria” mal que bien lo voy consiguiendo. ¿Cómo se inicia uno en la cocina falsaria? Te podría decir que se me apareció una lata en mitad de […]
¿Qué es más difícil, la vida real o la vida falsaria?
Lo realmente difícil en realidad es vivir del cuento. Yo con el rollete este de la “vida falsaria” mal que bien lo voy consiguiendo.
¿Cómo se inicia uno en la cocina falsaria?
Te podría decir que se me apareció una lata en mitad de una zarza ardiendo y me dijo que me dedicara a esto, y quedaría chulo y podría montar una secta o algo así, pero la cruda realidad es más prosaica. Fue por una mezcla de hambre y prisas.
Sospecho que le habrán pillado alguna vez…
En la cocina impostora hay dos reglas básicas. La primera sería esconder bien las latas que has usado, incluso bajándolas al contenedor adecuado antes de que lleguen los invitados, que hay mucho cotilla que se fija hasta en lo que tienes en la basura. La segunda regla es morir negando.
¿Qué es más peligroso, la bolsa de la compra o el cubo de la basura?
La bolsa de la compra con la poca pasta que tenemos en el bolsillo y al precio que están las cosas, asusta, vive dios. Un cubo de basura lleno, si eres cocinero, también. Ver que la gente se ha dejado la comida en el plato es la prueba más palpable de tu fracaso.
¿En qué producto se puede ser más impostor? ¿Pescados, carnes o pastas?
En los platos de cuchara. Los guisotes hechos con legumbres (garbanzos, lentejas, alubias...) de las que vienen ya cocidas en botes de cristal son prácticamente indetectables. Cuelan siempre y lo digo por amplia experiencia.
¿El producto donde el consumidor es más engañado?
En muchos restaurantes montan platos con productos de quinta.
En muchos restaurantes que montan platos muy monos con productos de quinta gama, precocinados y congelados, y te lo venden como alta cocina hecha por ellos, cobrándote un pastón. Eso que lo haga un tipo como yo, que es un sinvergüenza pero no cobra a las visitas, está bien. Lo otro es un timo.
¿Dónde aparecen las ideas de tus recetas?
Muchas veces en el súper. Voy viendo cosas y se me ocurren combinaciones. Incluso a veces las latas me hablan y me dicen “llévame a casa, hazme con un sofrito y verás que rica estoy”. Aunque esto último cuando tomo la medicación que me manda el médico, me pasa menos.
¿Una receta para seducir?
El buen humor. Aunque hay que reconocer que el alcohol ha venido dando históricamente muy buenos resultados. Una botellita de un rico tinto de Cádiz (que son maravillosos) puede hacer milagros. Esta tartita fina y deliciosa de postre podría ayudar
¿Una receta para fomentar el pillaje?
Que sigan subiendo el paro y los impuestos. Pero vamos, esa receta ni me gusta, ni es mía. Si se trata de hacer revoluciones, tengo esta que no está nada mal.
¿Una receta para los golosos más pecaminosos?
El Donut borracho. Esta receta es una bomba hipercalórica pero está estupenda.
Me imagino que tiene su artilugio perfecto para la cocina… y no vale el abrelatas.
Como soy muy de platos de cuchara, una buena olla. Y mi cocina de gas. Me encanta cocinar con gas en lugar de con vitrocerámica.
¿Un reto personal?
Tal y como están las cosas, mi máxima vital ahora mismo es un lacónico “que me quede como estaba”.
Con quién... porque me supongo que admiras a algún cocinero
Admiro mucho a Ángel León, el chef del mar, del restaurante Aponiente de aquí de El Puerto de Santa María. No sólo es un genio, sino que además es un tío encantador. La cocina impostora la hago para mí, por el puro reto de inventar recetas divertidas, fáciles y ricas. Lo de compartirlas luego es sólo para chulearme, porque a mí lo que realmente me gusta es que cocinen para mí.