Jean Leon, vino de cine

Jean Leon, vino de cine

Jean Leon era, en realidad, Ángel Ceferino Carrión, un santanderino (1928) inquieto y aventurero que, espoleado por los infortunios –el incendio de su casa familiar, la muerte de su padre y hermano mayor a bordo de un buque mercante–, decidió probar suerte en América. Tras pasar por Puerto Rico, donde consigue documentación a nombre de […]

Jean Leon era, en realidad, Ángel Ceferino Carrión, un santanderino (1928) inquieto y aventurero que, espoleado por los infortunios –el incendio de su casa familiar, la muerte de su padre y hermano mayor a bordo de un buque mercante–, decidió probar suerte en América. Tras pasar por Puerto Rico, donde consigue documentación a nombre de Juan Ramón León, se traslada a Hollywood (1950) con el propósito de ser actor. No lo conseguiría nunca, pero su nombre figura con grandes letras en la historia del cine, al lado de los más grandes de la época.

En sus primeros años en la meca del cine, compaginó su trabajo como conductor de taxi por las mañanas con otro de camarero por las noches en Villa Capri, un local propiedad de Frank Sinatra y Joe DiMaggio, entonces casado con Marilyn Monroe, en el que se daban cita cada noche las grandes estrellas de Hollywood y, en ocasiones, John Fitzgerald Kennedy. De carácter abierto, mitómano, quizás fantasioso, no tardó en intimar con algunos de los grandes del momento, hasta el punto de que se asoció con James Dean para imaginar –y hacer realidad tras la muerte de este– La Scala, un elegante local que, en pleno apogeo del american way of life, se convirtió en lugar de reunión de actores, directores, productores y políticos influyentes, el punto de referencia y escenario de glamour de la meca del cine.

Sueño conseguido. Pero Jean Leon quiso abrir entonces una segunda etapa en su vida como productor de vinos. Quizás con la excusa de que quería el mejor vino para su local, quizás solo por su espíritu inquieto, comenzó a viajar en busca del lugar adecuado, hasta que llegó al Penedès catalán, donde compró una finca en la que plantó cepas de cabernet sauvignon, merlot y chardonnay traídas de Burdeos.

La bodega comenzó a funcionar en 1963, aunque su primer vino vio la luz en 1969 (en la que fue la primera añada de cabernet elaborado y criado en España), y pronto comenzó a ser admirado en Estados Unidos, donde Jean Leon había centrado sus expectativas –el presidente Ronald Reagan eligió el Cabernet Sauvignon Gran Reserva para la fiesta de su investidura en 1981–. En 1994, dos años antes de morir, confió el pago a la familia Torres, con la condición de que continuase como enólogo Jaume Rovira, el joven que había acompañado a Jean Leon en su andadura vitivinícola y que se había convertido años después en uno de los mejores del país.

Miguel Ángel Rincón

Desde entonces, la bodega ha seguido produciendo vinos con algunos de los nombres que Joan Leon les adjudicó basándose en los hechos más relevantes de su vida; por ejemplo, 3055, en referencia al número de licencia del taxi que conducía, y que es ahora un chardonnay, rosé y merlot-petit merlot; o Vinya La Scala, en referencia al nombre de su restaurante. Vinos de leyenda.

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