La tienda fetiche de grandes artistas, desde Dalí hasta Wes Anderson
Entrar en Deyrolle es acceder a un universo poblado de objetos y artefactos fantásticos, especialmente animales, pájaros e insectos preservados a través de la taxidermia, reunidos por la casa desde su apertura en 1831. Deyrolle es al tiempo ‘boutique’ e institución educativa. “Es como ir a un museo”, explica el príncipe Louis Albert de Broglie, […]
Entrar en Deyrolle es acceder a un universo poblado de objetos y artefactos fantásticos, especialmente animales, pájaros e insectos preservados a través de la taxidermia, reunidos por la casa desde su apertura en 1831. Deyrolle es al tiempo 'boutique' e institución educativa. “Es como ir a un museo”, explica el príncipe Louis Albert de Broglie, propietario de Deyrolle desde 2001.
Famoso por los especímenes de su gabinete de curiosidades, y por su inversión en la historia natural y la biodiversidad de Francia y otros países, la naturaleza, el arte y la educación son el núcleo de esta institución parisina. La educación ha jugado siempre un papel clave, pues allí se desarrolló hace tiempo un programa nacional de ciencias, que recientemente ha sido reactivado. La preservación y observación de la naturaleza y el medio ambiente son otras misiones del gabinete, donde artistas y creativos han encontrado siempre inspiración. Dalí y Breton eran fanáticos del lugar, que era una fuente de inspiración para sus obras.
Tras el incendio de 2008, numerosos artistas se unieron para ayudar a restaurarlo, desde Nan Goldin a Bettina Rheims. Como dice De Broglie, “no hay otra institución que reúna a tantas generaciones unidas por una misma fascinación, sean viejos o jóvenes”.
'Deyrolle, a Parisian Cabinet of Curiosities', es el título del último volumen dedicado a este fascinante establecimiento parisino, y publicado ahora por la editorial Flammarion. El libro –que se suma a la considerable bibliografía que Deyrolle ha generado– cuenta con las extraordinarias fotografías de Francis Hammond, que reflejan el clima del local, y los objetos que ocupan las vitrinas y estanterías de un paraíso que frecuentan para nutrir su imaginación, cada vez que visitan París, artistas como Damien Hirst o Wes Anderson.