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Las mansiones modernas quieren pasar desapercibidas entre la naturaleza

La tendencia en la arquitectura de las mansiones ya no es la que era

Cuando se habla de mansiones de lujo, el imaginario colectivo se llena de las típicas imágenes de enormes edificios que llegan a asemejarse a antiguos palacios, los más tradicionales. O bien, formas geométricas que parecen formar un puzle. Y siempre en colores neutros, blancos o negros, con muchas luces, piscinas infinitas y, a ser posible, palmeras.

El principio de "menos es más" que defendía Van der Rohe fue olvidado a la hora de crear mansiones de este tipo, donde cuanta más ostentosidad, más lujo se presuponía. Sin embargo, los tiempos cambian y también los estilos. Ya lo adelantaba Frank Lloyd Wright con sus casas integradas en la naturaleza, que la sostenibilidad y el respeto al entorno serían una norma a seguir en el futuro.

La famosa casa de la cascada de Frank Lloyd Wright

Y así ha sido. El lujo de tener una mansión a día de hoy pasa por pasar desapercibido, valga la redundancia. Un buen ejemplo de ello es el nuevo proyecto Villa Noon, del estudio de arquitectura Fran Silvestre Arquitectos y Cork Oak Mansion. En una parcela de más de 4.000 metros cuadrados, plantea una edificación de 2.041 que se fundirá completamente con el paisaje de la costa gaditana de Sotogrande.

Las nuevas mansiones

El conjunto de edificios de planta circular y semisoterrados se adapta al desnivel del terreno en lugar de hacer que la naturaleza se modifique en pos de la arquitectura para reducir el impacto visual y medioambiental. Observándolo desde arriba tampoco se aprecia que allí exista una vivienda, puesto que los tejados están cubiertos de vegetación que además regulan la temperatura en el interior.

También recolecta el agua de lluvia para generar un impacto hídrico mínimo, generando agua potable a partir de la humedad. Así, pese a tener un precio muy elevado (9'8 millones de euros), la casa en sí misma hace ahorrar al dueño a largo plazo, ya que a todo esto se añade la generación de energía para el autoconsumo. Además, por supuesto, de un sistema inteligente que ya no falta en ninguna casa de lujo actual.

Ahora el lujo ya no es tener la mansión más fastuosa, con más joyas, elementos antiguos o piscinas gigantes que gastan litros y litros de agua al mes. La sostenibilidad reina, así como la inadvertencia y la adaptación al entorno. La naturaleza ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin, un lugar en el que vivir pero también donde convivir con respeto y aprovechando lo que ella misma dispone, aceptando que es el ser humano el que debe amoldarse a ella. 

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