Las piedras tienen ojos (y boca)

Las piedras tienen ojos (y boca)

La grandeza de la naturaleza traspasa fronteras inesperadas, tanto que ella misma es la diseñadora de la curiosa exposición del museo Chinsekikan. El lugar está ubicado en Chichibu, al noroeste de Japón, y reune alrededor de 1.700 rocas con formas verdaderamente asombrosas. Chinsekikan, que literalmente significa «sala de piedras curiosas», nació fruto del interés que […]

La grandeza de la naturaleza traspasa fronteras inesperadas, tanto que ella misma es la diseñadora de la curiosa exposición del museo Chinsekikan. El lugar está ubicado en Chichibu, al noroeste de Japón, y reune alrededor de 1.700 rocas con formas verdaderamente asombrosas. Chinsekikan, que literalmente significa "sala de piedras curiosas", nació fruto del interés que Shozo Hamaya dedicó durante más de 50 años a recolectar estas 'rocas humanas'. Siete años después de su fallecimiento, su esposa Yoshiko Hayama es ahora quien da a conocer una obra que es cien por cien fruto de la naturaleza. Muchas de ellas van más allá de una simple boca u ojos, ya que pueden llegar a expresar miradas, gestos e incluso estados de ánimo. ¿Fruto de la imaginación? Definitivamente, no. El propio museo destaca algunas de sus insólitas obras como una especie de segunda vida para muchas personas o incluso la reencarnación de personajes de ficción. De ahí que encontrarse con Elvis Presley, Doney Kong o el mismísimo ET -su casa esta vez es este museo- no requiera un esfuerzo imaginativo demasiado grande por parte del visitante. En la actualidad, dada la enorme cantidad de rocas expuestas muchas de ellas aún no contienen descripción, por lo que la propietaria, en un gesto de hacer del museo una aventura interactiva, invita a los visitantes a que les pongan nombre. Como no podía ser de otra forma, no se trata de un museo al uso y abierto al público con unos horarios concretos. De hecho, se recomienda informarse o llamar con antelación antes de visitarlo por si está cerrado en día laborable. Chinsekikan está a 10 minutos andando de la estación de Kagemori. Como asegura Yoshiko Hayama, "ninguna de las piedras expuestas están retocadas, todo es fruto de la naturaleza". No es la primera vez que un museo expone parecidos razonables entre objetos y personajes famosos -el caso de una antigua escultura egipcia relacionada con Michael Jackson es uno de los ejemplos más recientes-, sin embargo nunca nadie había congregado en algo tan cotidiano -incluso simple, sin acritud- como una roca tantos rostros vinculados al ser humano. Visítenlo. Puede que sus caras también estén allí.

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