Las tripas de la ciudad: dónde comer bajo tierra en Madrid

Las tripas de la ciudad: dónde comer bajo tierra en Madrid

Estamos en noviembre y todo eso pasa a ser historia hasta dentro de un tiempo. Ahora lo que toca es esconderse del frío y refugiarse en casa. Pero ¿por qué en vez de refugiarnos en casa no nos refugiamos en el inframundo? Sí, sí, ¿por qué no bajar a los sótanos, cuevas y comedores que […]

Estamos en noviembre y todo eso pasa a ser historia hasta dentro de un tiempo. Ahora lo que toca es esconderse del frío y refugiarse en casa. Pero ¿por qué en vez de refugiarnos en casa no nos refugiamos en el inframundo? Sí, sí, ¿por qué no bajar a los sótanos, cuevas y comedores que se esconden bajo tierra? Es allí donde se esconde el romanticismo y glamour en época de frío y es allí también donde el buen comer ocurre. Desde cuevas y sótanos a 'parkings' debajo de una de las plazas más emblemáticas de la capital, los restaurantes bajo tierra no decepcionan. Suelen abundar las typical Spanish alrededor de la Plaza Mayor o expertas en sangrías y fiestas para Erasmus, pero hay otras imprescindibles para hacer una ruta underground por la ciudad. ¿Bajamos?

SOT La Vermutería de Sergi Arola

Dos estrellas Michelín. Una vermutería que imita a una bodega con paredes tapizadas con vinilos de viñas y barricas pero que se ameniza con música ochentera de fondo. Se puede bajar a tomar un cocktail al ‘Corner de Fran’ elaborado con alguno de los ocho vermuts que tienen o tomarlos ‘en las rocas’ a la hora del aperitivo. Para acompañarlos: unos ‘calamares haciéndole un bocata a un trozo de pan’ o unas alitas fritas de pollo ‘Kimchi’. Calle Zurbano, 31 Bajo.

Bodega de Los Secretos

Durante el siglo XVII los comerciantes que llevaban sus mercancías a Madrid evitaban el pago de impuestos haciendo uso de estos pasadizos clandestinos. Ahora es una bodega que esconde una cocina mediterránea, una apuesta segura para dejar que el romanticismo haga de las suyas. Calle San Blas, 4.

Zhou Yulong

Conocido como 'el chino de Plaza de España', este restaurante tiene el privilegio de ser uno de los primeros en los que para comer, hay que hacer cola. Su cocina la definen como 'cocina china casera' con platos como la sopa de tallarines o de wantun; tallarines fritos o de fécula de patata salteados o gambas y ternera salteadas con verduras. Su dudosa higiene ha creado varias leyendas urbanas pero se compensa con sus precios bajos. No se pueden tener dos glorias juntas.

Búnker Japonés

Un búnker japonés de la Segunda Guerra Mundial se esconde bajo un take away de cocina japonesa. Imprescindible ser socio -o tener intenciones de serlo- para poder reservar. No es nada barato pero tampoco es de extrañar al probar la calidad de todos los productos y pescados salvajes que ponen en la mesa. Calle Alcalá, 122.

Ojalá

La playa de Madrid ha estado desde siempre en el barrio de Malasaña. Su sótano de arena fue uno de las ofertas más innovadoras del grupo La Musa desde que abrió y se mantiene como el planazo perfecto para empezar la noche con amigos. Ahora ha cambiado imagen y va con aspecto y actitud surfera. La carta también ha cambiado con desayunos disponibles todo el día y por la noche: tacos, wraps, hamburguesas, bocadillos y sándwiches. Calle de San Andrés, 1.

L Artisan Furansu and Kitchen

El barrio de Las Letras tienen un rincón donde Japón se encuentra con Francia... y con Latinoamérica y el Mediterráneo: maki de atún, salmón, corvina y guacamole; ceviches de corvina con ají, cilantro y alga wakameme; risotto de raya, confit de pato casero o una Crème brûlée. La carta es extensa y se sirve tanto en la primera planta con vistas a la cocina, como en el comedor abovedado recubierto de ladrillo en la parte de abajo. Calle Ventura de la Vega, 5.

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