Le Chalet: el alma alpina de Jaeger-LeCoultre revive en el Vallée de Joux.

Le Chalet: el alma alpina de Jaeger-LeCoultre revive en el Vallée de Joux

Un refugio restaurado con esmero invita a descubrir la tradición relojera de Jaeger-LeCoultre en simbiosis con la naturaleza. Le Chalet ofrece una experiencia exclusiva en el corazón de los Alpes suizos.

Jaeger-LeCoultre presenta Le Chalet, una granja alpina del siglo XIX minuciosamente restaurada que se erige como símbolo vivo del legado y la maestría artesanal del Vallée de Joux. Más que un proyecto arquitectónico, se trata de una inmersión profunda en las raíces de la Alta Relojería, donde tradición, naturaleza y savoir-faire conviven en armonía.

Le Chalet: el alma alpina de Jaeger-LeCoultre revive en el Vallée de Joux.
Le Chalet representa una escapada encantada a la serenidad del Vallée de Joux, donde los relojeros de Jaeger-LeCoultre han trabajado en armonía con la naturaleza durante casi dos siglos.

Situado a 1.360 metros de altitud, en el enclave mágico de Les Chaumilles, Le Chalet resurge como un microcosmos de vida alpina. Rodeado de bosques vírgenes y praderas salpicadas de formaciones calcáreas, el refugio mantiene intacta su autenticidad: establo, granero y quesería restaurados con materiales originales, y una cocina que celebra la gastronomía local bajo la batuta de un chef dedicado. En el centro, el thuyé —chimenea tradicional— evoca la historia de generaciones que transformaron la leche en queso con paciencia y fuego lento.

La restauración, realizada en colaboración con el municipio de Le Chenit, preserva técnicas centenarias como el tavaillon, teja de madera característica del Jura, cuidadosamente renovada por artesanos locales con madera del propio bosque. Esta atención al detalle no solo rinde homenaje al pasado, sino que asegura su transmisión futura.

Le Chalet: el alma alpina de Jaeger-LeCoultre revive en el Vallée de Joux.
Le Chalet representa un ritmo de vida completamente tradicional que apenas ha cambiado desde que los primeros granjeros llevaban sus rebaños por el valle.

Reservado exclusivamente para los invitados de La Grande Maison, Le Chalet representa una oportunidad única de reconectar con el espíritu del lugar donde Antoine LeCoultre fundó su taller hace casi dos siglos. Un remanso de paz donde el tiempo parece detenerse, y solo el murmullo del viento o el eco de unos cencerros recuerdan que la naturaleza, como la relojería, sigue su propio ritmo.

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