Los tesoros de jade de Cartier
En los siglos XIX y XX, y especialmente en el peri´odo Art De´co, los objetos exo´ticos procedentes de China y Japo´n, adornados con decoraciones y elaborados en jade y otros materiales, suscitaron un gran intere´s en Asia, lo que también influyo´ en las artes gra´ficas europeas. El Museo Nacional de Artes Asia´ticas – Guimet de […]
En los siglos XIX y XX, y especialmente en el peri´odo Art De´co, los objetos exo´ticos procedentes de China y Japo´n, adornados con decoraciones y elaborados en jade y otros materiales, suscitaron un gran intere´s en Asia, lo que también influyo´ en las artes gra´ficas europeas. El Museo Nacional de Artes Asia´ticas – Guimet de Pari´s, rinde hasta el 16 de enero homenaje a este tesoro -proveniente de dos minerales: la jadei´ta y la nefrita- en la exposición Jade, de los emperadores al Art De´co a través de una colección de Cartier, que hizo de este material uno de sus diamantes más preciados.
La firma parisina no fue ajena a esta fiebre, tal y como demuestra la evidencia archivi´stica. Fascinado por los materiales, motivos, animales y divinidades de la chinoiserie, Cartier opto´ por interpretar la belleza del jade y empleó con frecuencia el mineral en appre^ts, te´rmino que designa los componentes de las joyas o elementos antiguos adquiridos a marchantes orientales especializados.
Los disen~adores de Cartier se inspiraron para sus nuevas creaciones en tallas o esculturas de jade en forma de placas, hebillas de cinturones, frascos, pasadores para el cabello y figuras de animales. Estos fragmentos y piezas de diversos taman~os eran ti´picos de la cultura china.
Con la incorporación del jade a sus creaciones, Cartier se sumergio´ en una gran variedad de formas repletas de simbolismo chino, desde frascos diminutos decorados con sofisticados detalles e incluso un dragón plasmado por el joyero en un broche. La marca tambie´n incorporo´ las fantasi´as oni´ricas de China al arte de la relojeri´a que capturaron el espi´ritu de la e´poca en su debut en la Rue de la Paix en 1912.
Fue en los albores del siglo XX cuando el jade empujo´ a Cartier a explorar combinaciones croma´ticas deslumbrantes. Las llamativas asociaciones de colores aportaron una nota de elegancia similar a un reloj-broche con sello y a un par de pendientes con un cara´cter shou (que significa larga vida) simplificado en laca roja.