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París es una fiesta: los guiños de los Juegos Olímpicos a la cultura francesa

La inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha estado repleta de referencias a la cultura francesa.

La capital francesa se llenó ayer de colores, música, bailes, espectáculos, barcos, agua y muchos deportistas. La gala de inauguración, que comenzó puntual a las siete y media de la tarde, es una de las más impresionantes que la memoria puede alcanzar a recordar. El recorrido de la antorcha fue épico, así como también lo fue la llegada de los comités olímpicos recorriendo el Sena.

La cultura francesa fue la protagonista de la tarde en un 'multiespectáculo' que se repartió por todo París para mostrar también todos los grandes monumentos, incluida la catedral de Notre Damme -o más bien sus andamios-. La primera figura que apareció ante aplausos generalizados fue Zinedine Zidane, a quien entregó la histórica antorcha el cómico francés Jamel Debbouze.

Guiños a la música y al cine

Todo un homenaje se articuló en torno al desfile de los deportistas, que quedó casi en un segundo plano ante la gran puesta en escena de los artistas que participaron. Lady Gaga inauguró los espectáculos musicales, interpretando su propia versión de Mon truc en plumes de Zizi Jeanmaire, acompañada de un arsenal de bailarines cubiertos de plumas rosas, recordando así el mágico cabaret.

La increíble actuación de Lady Gaga ha sido una de las más bonitas de la noche

Los guiños a la cultura popular tampoco faltaron, y el musical Los Miserables -basado en la novela homónima de Victor Hugo- también hizo su aparición en el gran teatro parisino. Se hizo lo propio con Moulin Rouge y el icónico Can-Can, uno de los bailes más representativos del país hacia el siglo XIX. Todos los bailarines vestían trajes rosas diseñados exclusivamente para la inauguración.

La vie en rose y La habanera de Carmen de Bizet también resonaron por las calles de París, dando paso a Aya Nakamura que cantó Pookie y Djadja. A continuación, el homenaje al museo del Louvre. Los personajes se habían escapado de los cuadros para aparecer en el Sena acompañando a los barcos. El misterioso portador de la antorcha descubre entonces que la Mona Lisa de Leonardo da Vinci ha desaparecido.

Uno de los espectáculos de la inauguración de los Juegos de París

Aun así, continúa con su cometido a través de la historia más primigenia del cine. Se persona en la famosa escena única de La entrada del tren a la estación de los hermanos Lumière para acceder al escenario de Viaje a la Luna de Georges Méliès. Poco después los Minions hacen una aparición estelar en un submarino bajo el Sena y, tras crear un caos absoluto en la nave, se descubre que son ellos los que se han hecho con la Mona Lisa, que finalmente sale a flote.

París, capital de la moda

Las medallas diseñadas por la casa francesa Louis Vuitton se han presentado con los alardes que merecen, pues incluyen un extracto original de la Torre Eiffel. La entonación del himno nacional, La Marseillesa, a cargo de la cantante de ópera Axelle Saint-Cirel, ha ido dando paso a la aparición de diez figuras femeninas que han sido importantes para la historia de Francia y del mundo, como Simone de Beauvoir o Alice Milliat.

Los homenajes continúan, y los barcos se transforman en unos jardines flotantes mientras los espectáculos de música y danza continúan en el entorno del Sena. Los jóvenes diseñadores de moda franceses han tenido un hueco, pudiendo desfilar con sus creaciones y mostrando la diversidad que reina en la ciudad. Está claro que París continúa siendo la capital de la moda mundial.

La lluvia aumenta su fuerza, pero no detiene la ceremonia de inauguración. Los españoles llegan a mitad de la tarde, con la alegría y la fuerza que tanto les caracteriza. Zidane recuperó la antorcha para pasársela al mítico tenista español Rafa Nadal, que montó en una lancha con otros mitos del deporte como Carl Lewis, Serena Williams o Nadia Comanneci.

El comité olímpico español a su llegada por el Sena

Finalmente, la atleta Marie-Jose Perec y el judoca Thedy Rinner encendieron un pebetero que comenzó a elevarse en la noche parisina en un globo aerostático que quedó iluminado por el fuego de Olimpia. La clausura ha sido una de las grandes sorpresas de la noche, de la mano de la cantante Céline Dion, que se vio obligada a dejar su carrera a un lado a causa de una enfermedad que afecta a su voz.

Los Juegos Olímpicos hacen que todo sea posible, incluso que Céline recupere momentáneamente su voz. Que, durante poco más de un mes, las diferencias se olviden para que el espíritu de unión en el deporte se convierta en lo más importante a lo largo y ancho del mundo. La cita más esperada del deporte mundial ya ha dado el pistoletazo de salida.

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