Patek Philippe, la perfección claro que existe
Le avala una trayectoria exquisita en el universo de los cronógrafos, pero hasta ahora no había abordado este aspecto de los tiempos intermedios. Porque es la primera vez que Patek Phillippe crea un cronógrafo de pulsera con medición de la décima de segundo, la Ref. 5470P-001. Un cronógrafo monopulsante que atesora nada menos que 31 […]
Le avala una trayectoria exquisita en el universo de los cronógrafos, pero hasta ahora no había abordado este aspecto de los tiempos intermedios. Porque es la primera vez que Patek Phillippe crea un cronógrafo de pulsera con medición de la décima de segundo, la Ref. 5470P-001. Un cronógrafo monopulsante que atesora nada menos que 31 distintas patentes, de las cuales siete son de nuevo cuño (sistema de indicación concéntrica; muesca en el árbol del barrilete; rueda arrastradora de 1/10 con recuperación del juego; gancho antichoque del cronógrafo; sistema de péndulo antichoque; tratamiento de superficie de la aguja de silicio; y procedimiento del ensamblado de componentes relojeros). Lo hace con un calibre de cuerda manual con dos mecanismos de cronógrafo independientes y una alta frecuencia (5 Hz).
Se puede afirmar que estamos ante el cronógrafo perfecto y por muchas razones. Para empezar por su precisión, pues es capaz de indicar la décima de segundo; se basa en el calibre CH 29-535 PS lanzado en 2009, que a su arquitectura tradicional (armado manual, rueda de pilares, embrague horizontal con ruedas dentadas) suma seis innovaciones patentadas, así como en su versión con ratrapante, dotada de dos agujas de cronógrafo en el centro (CHR 29-535 PS).
Lo primero que había que hacer era incrementar su frecuencia de 4 Hz (28.800 alt/h), porque solamente podía medir el octavo de segundo. El nuevo calibre CH 29-535 PS 1/10 late a 36.000 alternancias por hora (5Hz), algo que también es toda una novedad. Otro inconveniente que había que resolver era la lectura de la décima de segundo. Para ello, el calibre CH 29-535 PS 1/10 cuenta con dos mecanismos de cronógrafo independientes, uno para los segundos y el contador de 30 minutos instantáneo; el otro exclusivamente dedicado a la medida y a la indicación de las décimas de segundo.
La prioridad es ofrecer una buena legibilidad y es donde entra en escena la indicación del segundo y de la fracción de segundo concéntricos. El reloj va dotado de dos agujas centrales. Una de ellas (que completa una vuelta en un minuto) permite leer el segundo de forma tradicional. La otra efectúa una vuelta de esfera en 12 segundos, es decir cinco veces más deprisa que una aguja trotadora común.
Pero no solo debía medir e indicar la décima de segundo con precisión, sino mantenerla durante los 30 minutos de activación del cronógrafo. Asimismo, había que conservar unas dimensiones lo más compactas posibles, manteniendo el diámetro del calibre de base (29,6 mm) y ofrecer una altura ligeramente superior (6,96 mm en lugar de 5,35 mm), otra proeza si se tiene en cuenta que estamos hablando de dos mecanismos de cronógrafo y un total de 396 componentes.
Otro detalle importante de esta creación es que es la primera vez que Patek Philippe introduce el Oscillomax® en la colección permanente, algo fundamental para entender las prestaciones que ofrece este nuevo calibre y que entre otras cosas le permite cumplir con la exigencia de precisión del Sello Patek Philippe, es decir ofrece una diferencia de marcha máxima de -3+2 segundos al día.
A pesar de su alta velocidad, la aguja de la décima de segundo debe desplazarse sin sacudidas ni vibraciones. La solución aportada es que capta su energía en la rueda de segundero del movimiento de base por medio de una rueda de arrastre. Patek Philippe ha construido una estructura de doble capa, con una rueda superior dotada de brazos flexibles y una rueda inferior de brazos rígidos. Gracias a este principio de compensación de tolerancias patentado y de bajo consumo energético, se suprime cualquier vibración de la aguja.
Con un sistema antichoque también doble que permite la resistencia ante impactos y sobre todo la estabilidad del movimiento, una de las sorpresas más interesantes de esta referencia que formará parte de la colección regular, se concentra en la esfera: la indicación de la décima de segundo es una aguja trotadora realizada en Silinvar®. Nunca utilizado hasta ahora mejora el rendimiento energético y también absorbe mejor el impacto de la parada del cronógrafo. Lacada en rojo, ofrece además una segunda patente, la que permite fijar el cañón en la aguja de Silinvar®.