Patek Philippe, legado para el futuro
La filosofía creativa de Patek Philippe nunca ha atendido a los criterios impuestos por el mercado, sino que ha seguido permanentemente su propio camino. Esa particularidad es una de las que mejor definen el trabajo de la manufactura radicada en Ginebra, y se extrapola a cada una de sus actuaciones. 1996 fue un año productivo […]
La filosofía creativa de Patek Philippe nunca ha atendido a los criterios impuestos por el mercado, sino que ha seguido permanentemente su propio camino. Esa particularidad es una de las que mejor definen el trabajo de la manufactura radicada en Ginebra, y se extrapola a cada una de sus actuaciones. 1996 fue un año productivo para la firma; primero inauguraba sus instalaciones de Plan-Les-Ouates, donde unió bajo un mismo techo todos los trabajos relojeros. Fue también el ejercicio en el que llegaba al mercado su primer calendario anual, convertido más de veinte años después en uno de los referentes relojeros en los que no solo ha crecido Patek Philippe, sino que se ha ampliado a otras muchas marcas.
Ese mismo año, la casa ponía en marcha dos iniciativas vinculadas a la comunicación de esa creatividad de excepción y que hoy mantienen toda su frescura e intención. Nos referimos a la campaña publicitaria Generaciones y a la revista Patek Philippe que reciben sus clientes dos veces al año. La primera quería poner el acento de su mensaje en la relación de los propietarios de un Patek y sus relojes. En ese vínculo con una creación excepcional que estará ‘vivo’ durante muchas generaciones.
La campaña fue creada en Londres, por la agencia Leagas Delaney y puso el énfasis sobre el cliente y no sobre el producto. Pero además no se parece a ninguna otra campaña de relojes de la época; en primer lugar porque no se refiere en ningún momento a la situación económica o laboral del cliente al que se dirige sino a la parte emocional que une a las familias.
En segundo lugar, su visión está en el futuro en lugar de aclamar el pasado. De ahí el eslogan ‘Inicia tu propia tradición’. Todo ello se trasladó a imágenes –fotografías en blanco y negro– donde se expresan las relaciones entre madres e hijas y padres e hijos que aparecen unidos por actividades comunes y que siempre iban acompañadas de un título que ha quedado como el verdadero claim de la veterana pero significativa campaña: “Nunca un Patek Philippe es del todo suyo, suyo es el placer de custodiarlo hasta la siguiente generación”.